Hoy, miércoles 9, el plenario de las cuatro comisiones de Diputados que trataron los proyectos de aborto legal finalmente emitió su dictamen para llevar mañana jueves 10 al debate y votación en el recinto. El dictamen de mayoría es un verdadero retroceso, porque empeoró el proyecto ya malo de Alberto Fernández. Y decimos malo porque incluía la objeción de conciencia individual, la penalización después de la semana 14 y otras limitaciones como concesión a la Iglesia y demás sectores antiderechos.
Lamentablemente, hoy ocurrió lo que veníamos alertando desde hace bastante tiempo y que las comisiones de articulación y cabildeo de la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto no sólo se negaron a escuchar, sino que burocráticamente quisieron silenciarnos. Quedaron en falsas escuadra. Es importante para todo el activismo verde sacar las conclusiones políticas del debate porque si la Campaña hubiera peleado sin ceder podríamos haber tenido una ley mucho mejor que la que saldrá votada, que será un avance pero muy parcial y muy relativo, con sabor amargo.
La Campaña, en vez de ser consecuente y defender a rajatabla el proyecto colectivo, que obviamente no incluía ninguna objeción ni penalización, entró de lleno al terreno del proyecto presidencial buscando “corregirlo”. Si bien una sola vez, en un solo comunicado de prensa, dijeron con acierto que la objeción personal era “la puerta de entrada” a la objeción institucional, en todos estos meses desmovilizaron y no convocaron ni a una sola acción para enfrentar clara y abiertamente la objeción: sólo se limitaron a confiar en el gobierno y la negociación por arriba. Grave error. Entonces pasó lo que siempre termina pasando con el posibilismo: el gobierno de nuevo corrió el arco y en vez de prohibir la objeción institucional, como al menos era la media sanción de 2018… ¡la agregó!
La trampa del artículo 11
Por cierto, el gobierno no dice “agrego la objeción institucional”. Pero el artículo 11 de su dictamen dispone: “Objeción de conciencia. Obligaciones de los establecimientos de salud. Aquellos efectores de salud del Subsector Privado o de la Seguridad Social que no cuenten con profesionales para realizar la interrupción del embarazo a causa del ejercicio del derecho de objeción de conciencia de conformidad con el artículo anterior, deberán prever y disponer la derivación a un efector que realice efectivamente la prestación y que sea de similares características al que la persona solicitante de la prestación consultó”.
Es decir, el artículo ya supone de antemano que en las clínicas privadas de las prepagas o las obras sociales la totalidad de sus profesionales se van a declarar objetores y, por lo tanto, su única obligación será derivar a otro efector de salud a la persona que quiere abortar. Punto. Esta barbaridad de aceptar que los sectores privados incumplan con un derecho garantizado por una ley nacional es como aceptar que una directora de escuela le niegue la matrícula a una niña por ser extranjera o judía, o que un empleado del Registro Civil se niegue a casar a dos lesbianas en nombre de su “conciencia”.
Desde ya, rechazamos la infantil excusa posibilista de que incluyeron esta restricción para “asegurar” más votos en el Senado. El gobierno tiene mayoría propia en el Senado y tomó la decisión política de retroceder, tal como lo hizo antes con la expropiación de Vicentín, el impuesto a los ricos y las exigencias del FMI.
En concreto, esta limitación antidemocrática de la objeción institucional que impusieron el gobierno de Alberto Fernández y el Frente de Todos traerá mayores dificultades en aquellas provincias o municipios con mayor peso de la Iglesia Católica, los evangélicos u otros sectores retrógrados. Habrá que dar pelea en cada uno de los casos para que se lleve adelante el aborto en tiempo y forma. Y queda pendiente la tarea de reformar esta ley para sacar los obstáculos y asegurar realmente nuestro derecho a decidir.
Seguiremos movilizadas el 10 y 11 a Plaza Congreso, porque no descartamos nuevas maniobras y vamos a dar batalla hasta el último día. Pero invitamos a todes les activistas feministas y disidentes a reflexionar sobre las dos estrategias que estuvieron púbicamente en juego y sus resultados. Con la línea de la Campaña, era previsible terminar en este retroceso. Nuestra línea no se aplicó, pero la vida ya demostró de sobra acá y en todo el mundo que la única lucha que se pierde es la que se abandona. Te invitamos a organizarte con nosotres para seguirla por el aborto legal sin limitaciones, por separar de una vez Iglesia y Estado, y por tirar abajo este sistema capitalista y patriarcal, padre de la explotación de clase y la opresión de género.
Juntas y a la Izquierda-MST