El dia jueves 7 de Diciembre se estrenó, en CABA, “El castillo” película documental dirigida por Martín Benchimol, producida por Mayra Bottero y Gema Films y la fotografía de Nico Miranda, luego de un amplio y exitoso camino que incluyó el estreno mundial en la sección Panorama de la Berlinale y varios premios y presentaciones en distintos festivales (Guadalajara, Hong Kong, San Sebastián y Mar del Plata).
La historia del largometraje gira en torno a una madre y una hija que viven en un Castillo en las cercanías de Lobos. Este edificio gigante de 12 habitaciones y 6 baños con 63 hectáreas de terreno alrededor fue heredado por la madre, Justina, luego de trabajar desde los 5 años limpiando la casa y cuidando a la familia. La relación madre e hija, Alexia, conflictiva producto del deseo de crecer y buscar sus sueños de Alexia y el deseo de Justina de mantenerla junto a ella, es uno de los ejes que permite moverse a la película.
El largometraje es de una calidad técnica increíble con imágenes y sonido que nos permiten apreciar lo imponente y gigante que es el castillo y a la vez nos invitan a vivir en la sencillez de la vida de estas dos mujeres, es que la intimidad es el centro de esta película, planos cortos y detalle que nos hacen apreciar su amor, compañerismo pero también sus peleas y como una vida en un lugar asi te aísla producto de la distancia física con el resto.
Un film que nos hace preguntarnos ¿Cómo creamos nuestros sueños? porque en el castillo hay dos sueños claros: Justina quiere cumplir con el mandato, casi última orden de su jefa/dueña, heredado con la casa, cuidarla sostenerla y no venderla, y, por otro lado, el de Alexia, fanática de su camioneta, que quiere ir a capital para entrenarse y convertirse en piloto de fórmula 4.
Por otro lado, nos muestra como la relación con los ambientes y los lugares esta directamente relacionado con nuestra clase social de nacimiento, con Justina y Alexia, el castillo esta lleno de animales domésticos y de granja, viven junto a ellas, duermen con ellas en la casa son su familia, no viven como podría marcar la propiedad de esa mansión. Es que cuando nos olvidamos de las dimensiones de la casa, y la película ayuda a que eso pase mostrandonos los ambientes como pequeños, pareciera un rancho cualquiera de una familia que vive al dia con sus animales. Y es que Justina después de heredar la casa es rica, sobre todo si quisiera venderla, sin embargo su promesa la ata y su forma de relacionarse con la familia de la ex dueña marca que no se siente propietaria de ese lugar.
Hay dos relaciones mas que impactan en la película y en el desarrollo del personaje de Justina, su novio al cual nunca vemos y genera algunos de los momentos más irrisorios y de enojo, producto de la transparencia de las emociones que se ven en el diálogo por teléfono, y la que tiene con la familia de su ex patrona, los cuales por momentos parecen los dueños de la casa y nos muestra la incomodidad para ponerse firme de Justina con ellos, esto va cambiando a lo largo del largo.
El castillo es una pelicula que nos invita a pensar que las relaciones humanas y materiales nacen mucho mas puras y solidarias cuando nacen desde la experiencia del no tener. Hoy en tiempos de crisis, pensarnos como Justina y Alexia, soñadoras, deseantes y serenas para enfrentar el mundo que nos toca, decidiendo plantarnos y decir que no a lo que modifica nuestro modo de vida o busca destruirlo es una idea a abrazar y poner en práctica.
Pedro Pallero