La fórmula de la miseria. Alberto Fernández finaliza su primer año de gobierno igual que lo empezó: atacando a los jubilados. En diciembre de 2019, apenas asumió, suspendió la movilidad jubilatoria de 2017 cuando según la inflación del año anterior les correspondía una recomposición del 42%. En cambio, mientras se discutía una nueva fórmula de actualización, otorgó aumentos por decreto que llevaron a perder entre 10 y 15 puntos de los haberes. Luego, la noche previa a que llegaran los enviados del FMI, el gobierno presentó su nueva fórmula de actualización eliminando la inflación como variable de cálculo. El repudio fue tanto que intentaron calmar las aguas anunciando una suba de 5% a fin de año, mostrándolo casi como una medida salvadora.
Pantalla de humo efímera. A los pocos días se conoció el proyecto oficial, que descontaba ese 5% del aumento correspondiente a marzo próximo, aparte de pasar de cuatro aumentos trimestrales de la fórmula anterior a dos semestrales. Fue tanta la bronca, que hasta dentro del propio bloque oficialista hubo reclamos y advertencias de que el proyecto así no pasaba. Al final eliminaron esa cláusula y volvieron a los aumentos trimestrales. Pero mientras cristinistas y albertistas pelean por quién se adjudica semejante “triunfo político”, más allá de que tuvieron que recular en la peor parte, el proyecto oficial sigue siendo un ataque al bolsillo de uno de los sectores más postergados. El 5% no alcanza a tapar el ajuste brutal. Para más de 4 millones de jubiladxs que cobran la mínima, ese 5% son $ 900, de modo que ni siquiera así llegan a la mitad de la canasta básica de jubilados, unos $ 49 mil. Pretender mostrar esta medida como un “triunfo político” no es otra cosa que cinismo.
Alberto al gobierno, el FMI al poder. Los escribas a sueldo del gobierno hacen malabares para demostrar que la nueva fórmula es más beneficiosa que la anterior. Tarea difícil ya que elimina la inflación, que para 2021 se estima en 50%, y la remplaza por un índice compuesto por la variación de los salarios y la recaudación de la ANSES, cuando las paritarias oficiales son a la baja y las perspectivas de crecimiento, como mínimo, son muy modestas. Además, si se diese un ciclo de reactivación como el que plantea el gobierno, lo que es poco probable, el proyecto pone un techo según el cual las jubilaciones no podrán subir por encima del 3% de la recaudación de la ANSES.
Qué hay detrás de las fórmulas. Lo real es que sigue la misma política que por décadas desfinanció el sistema jubilatorio y llevó a nuestrxs jubiladxs a la lona. Si no se recomponen los haberes para cubrir el costo de vida, no hay fórmula que disimule este robo. El gobierno, al legitimar la deuda que contrajo Macri y renegociar con el FMI, incluso pidiendo las “facilidades extendidas”, cede a las exigencias de ese organismo para bajar el déficit fiscal y hacer las reformas estructurales que pide, entre ellas la jubilatoria. El FMI impulsa a nivel mundial la liquidación de los sistemas jubilatorios. Así lo vemos en Francia, Brasil, Grecia y otros países. Quiere reemplazarlos por algún subsidio mínimo a la vejez. Su excusa es que al subir la expectativa de vida los actuales sistemas son insostenibles. Su plan es ajustar con tal de mantener la ganancia capitalista.
Las recetas del Fondo. Impulsan aumentar la edad jubilatoria, modificar la base de cálculo de los haberes, eliminar los regímenes que mantienen el 82%móvil y otras medidas que atacan derechos adquiridos en décadas de lucha. El gobierno y toda la burguesía argentina siguen esa hoja de ruta. Así lo aclaró el propio presidente hace unos meses cuando dijo que (el aumento de la expectativa de vida) “tiene consecuencias económicas tremendas, porque hace 30 años atrás teníamos que mantener a una persona casi hasta los 70 años y ahora lo tengo que mantener hasta los 85 y trabaja menos gente”. Ya ante su ministro Moroni había afirmado que “no es un disparate que una mujer se jubile a los 65 años”, como si no trabajaran en el hogar.
Movilizar contra el ajuste. Lo que no dicen Fernández, ni el FMI ni la oposición es que durante décadas vaciaron el sistema previsional al rebajar aportes patronales, precarizar el empleo y utilizar el Fondo de Garantía Sustentable de la ANSES para pagar deuda externa y subsidiar empresas. Tampoco dicen que el impuesto que más aporta al sistema jubilatorio es el IVA, el más regresivo. O sea, los trabajadores y sectores más pobres sostienen el sistema mientras que la renta (minera, petrolera, financiera, etc.) no aporta un peso. Nosotres reafirmamos que la jubilación es un derecho a garantizar. Para eso, más que fórmulas que siguen condenando a lxs jubiladxs a la miseria, hay que debatir cómo recuperar el 82% móvil.
Medidas de fondo. Por eso proponemos: 1) reestablecer las contribuciones patronales a los niveles previos a 1994; 2) terminar con toda forma de precarización laboral, que es la que favorece la evasión; 3) control de la ANSES por parte de jubilados y trabajadores; 4) devolución inmediata de lo sustraído al Fondo de Garantía de Sustentabilidad; 5) reforma impositiva progresiva destinando una parte al sistema previsional; 6) suspender los pagos de la deuda externa. En lo inmediato, desde el FIT Unidad y el Plenario del Sindicalismo Combativo proponemos movilizar contra el proyecto del gobierno y el FMI.
Paro nacional y plan de lucha. Así lo propone la declaración: “El Frente de Izquierda Unidad plantea que todos los sindicatos y la CGT tienen la obligación de rechazar este engendro reaccionario pactado con el FMI y convocar un paro nacional y el inicio de un plan de lucha para que no se apruebe la reforma previsional y por todos los reclamos de los trabajadores, como ser las paritarias que como mínimo compensen la inflación, contra los despidos, el impuesto al salario y contra todo tipo de reforma laboral, sea en el Congreso o mediante la flexibilización de los convenios colectivos de trabajo. El FIT Unidad convoca a todas las organizaciones populares a realizar una gran movilización frente al Congreso para defender a los jubilados y rechazar la reforma previsional del FMI”.