Compartimos este artículo de nuestros compañeros de Marea Socialista de Venezuela, sobre las elecciones del pasado domingo. El artículo fue publicado en el sitio de Liga Internacional Socialista (LIS)
Impulsemos la unidad de acción para la lucha
Los resultados de las elecciones se dieron sin sorpresas. Con un índice de abstención que ronda casi el 69%, lo que quiere decir que de cada 10 venezolanos votantes, 7 decidieron abstenerse.
Así las cosas de ese 31% que salió a ejercer el derecho al voto, el 67,6 % lo hizo por la opción de gobierno, mientras que el 29% se diseminó entre los votos de la oposición de Derecha. De este porcentaje el 22,1% fue alcanzado por dos de las opciones de la oposición: Alianza Democrática y PV. Los “otros” partidos minoritarios de la oposición de Derecha obtuvieron un porcentaje de 6,9 %. Es decir que la opción que aglutina los votos de Derecha en su conjunto sumaría un 29%
La opción de rompimiento por izquierda que se expresaba en la tarjeta del PCV alcanzó el porcentaje de 2,6%.
Ahora bien; si vemos al conjunto de la población electoral y no solamente a los votantes efectivos, el 67,6 % del PSUV-GPP obtenido del 31 % de los que votaron, se convierte en aproximadamente un 17 % del total, que sería el peso político real del PSUV y sus aliados en términos de votos. Lo que nos permite observar que esa minoría consiguió, en las actuales condiciones electorales y con el actual sistema, hacerse con el dominio de las dos terceras partes de la Asamblea Nacional. Luego; el 17 % manejará el 67,6 % del Poder Legislativo.
De la misma manera, la oposición de Derecha representaría tan sólo al 5 % del pueblo elector, aunque en las elecciones haya obtenido de conjunto cerca de un 29 % de los votos para la AN.
La abstención
Más allá de la carrera en el G4 para capitalizar la abstención como un eventual triunfo por otras vías, la realidad es que exactamente lo previsible, de lo que la mayoría de la población estaba segura, es que la abstención sería la reina de la fiesta. Autoproclamarse dueños de la abstención es algo más uqe ridículo. Es innegable que a pesar del desgaste de Guaidó y compañía, hay un sector cada vez menor que los sogue y que pudieron haber acatado la orientación de abstenerse, pero de ninguna forma representa el abstencionismo en su conjunto.
Pero no solo es el liderazgo de la oposición de derecha, el intervencionismo y el injerencismo el que se desgasta, el que decanta. La abstención también da cuenta del desgaste de la maquinaria del PSUV, quienes de manera estructurada lograron que muchos electores se sintieron forzados, de alguna manera, a ir a votar, aunque no desearan hacerlo, por el temor a perder sus empleos (a pesar de los miserables salarios), o algunos otros pocos beneficios que aún se conservan, así como para no a dejar de percibir pequeños complementos sociales (bonos, cajas CLAP) para resistir la crisis. Ni hablar de las triquiñuelas y del ventajismo progubernamental.
El descontento de las bases del chavismo no se expresó en la opción de la Alternativa Popular Revolucionaria (APR) con la tarjeta del Partido Comunista de Venezuela (PCV). Lo que prevaleció en la base descontenta del chavismo fue la desmovilización. Las estructuras de control y chantaje en la base ya no bastan para mover a la gente a votar como en otrora.
La abstención tiene un lado en el que se expresa la desesperanza, el quiebre y el hartazgo, pero sobre todas las cosas la ausencia de alternativa a la podredumbre política que se presenta como gobierno y de la oposición de Derecha tradicional. Es como si existiera un grito reprimido de ¡Váyanse Todos! que encontró expresión en la desmovilizadora abstención, pero no como arma de expresión de la política de la derecha del G4 que hoy queriendo abrogarse el alto índice de abstención nos promete más promoción de las sanciones, más miseria y todo en nombre de la “democracia” y la “libertad”.
El voto por la APR-PCV
Junto con una parte de la abstención, el voto por el PCV-APR, en cierto modo refleja a la única franja de votantes efectivos que se opuso al gobierno desde la izquierda, y en ese sentido se le puede atribuir cierto carácter progresivo, pero mucha gente descontenta con el gobierno, que no reniega de lo que fue en otros tiempos el “proceso revolucionario”, tendió a verles casi como “más de los mismo”, por su muy tardía diferenciación y falta de resistencia previa frente al gobierno de Nicolás Maduro-Militares-PSUV.
Eso después de tantos años de gestión en los que se destruyó, ante la mirada impávida de los aliados progubernamentales, la totalidad de las conquistas del proceso, tanto sociales como económicas y políticas, como en materia de soberanía, a pesar de sus roces con los Estados Unidos. Y quizás por esa razón, entre otras, la tarjeta del PCV-APR no convenció, aunque a última hora hiciese campaña con las consignas del salario o contra la mal llamada Ley Antibloqueo. Tuvo que cargar con las consecuencias de su deslinde tardío e incompleto, de corte principalmente electoral más que en el verdadero terreno de las luchas de la clase trabajadora y el pueblo.
La baja votación por esta opción es la expresión de la ausencia de alternativas por izquierda que dé cuenta de un verdadero rompimiento con el gobierno, lo que no sucedió con el PCV como voz cantante de un bloque en el que participaban otros factores minoritarios y que más allá de las denuncias, de los repudiables ataques que recibieron como retaliación por presentar candidaturas aparte del GPP llevan a cuestas haber sido parte de la ANC y de haber apoyado políticas que desde el gobierno han dejado a un sector importante de la población sufriendo las consecuencias de la miseria, el hambre y la represión.
Los votos de la opción de oposición de Derecha
La mayoría de esta población votante de Derecha, se expresó por el sector que se deslindó de Juan Guaidó, conformado por quienes ocuparon las direcciones de los partidos vía TSJ. Funcional con el gobierno no solo en relación al programa económico por la vía de la Ley Antibloqueo, sino en el talante antidemocrático. Esta alianza fue encabezada por los evangélicos teniendo a Bertucci como vocero, cosa que tiene un elemento de voto cautivo a través de los feligreses de la iglesia evangélica. Este sector ahora se proyecta como la “segunda” fuerza política del país.
Seguido por la coalición Venezuela Unida donde se expresaron los partidos homónimos de Primero Justicia y una fracción de Voluntad y otros partidos en lo que se presentó la oposición de centro con una política de “diálogo y entendimiento” como una opción de centro en la que se anotaron Henry Falcón, Claudio Fermín, Juan Barreto, el MAS.
Ese 5% del universo de votantes en Venezuela o el 29% de los que salieron a votar, da cuenta de una oposición que no logró colocarse como alternativa. No motivó al voto. No logró construir un espacio político en el seno de la base de oposición de derecha, en parte y entre otras cosas, precisamente por haber tenido una política que le hacía sentir a la población que juegan al mismo equipo que el gobierno.
Los votos por el PSUV y el GPP
El gobierno celebra frenéticamente la victoria construida con una arquitectura con bases profundamente antidemocráticas. El gobierno obtuvo 3.558.320 votos, un 67.6% de los votos válidos, lo que realmente representa el 17 % del Registro Electoral Permanente. Tal es el resultado que obtuvo después de prohibir sistemáticamente la legalización de partidos, ilegalizar a otros, asaltarle directivas vía TSJ para asignar tarjetas a una oposición que se mostró con más coincidencia que diferencias con el gobierno. También fundamentó su victoria a la utilización de todo el aparato de Estado al servicio del Partido Socialista Unido de Venezuela, usando recursos de todo tipo y el control y chantaje a través de la burocracia gobernante y de las estructuras de base que distribuyen los alimentos y controlan la entrega de bonos en una Venezuela sin salario y con uno de los índices de pobreza más altos del continente.
La “victoria” tiene que ver con la posibilidad de la continuidad de una política de entrega de la soberanía, de un plan mega privatizador y del blindaje jurídico y legal para que las privatizaciones sean un hecho consumado en el menor tiempo posible. También representa la continuidad del ajuste que contra la clase trabajadora ha ejecutado el gobierno. La “nueva” Asamblea Nacional significa que el gobierno controle el único Poder Legislativo.
Hemos dicho que esta nueva Asamblea Nacional nace “afeitada”, al haberle quitado el Ejecutivo muchas de sus principales atribuciones, sobre todo en materia económica, mediante la llamada Ley Antibloqueo, al servicio de la cual estará gran parte de la agenda legislativa, a fin de consumar las privatizaciones y la entrega a los capitales y potencias extranjeras (China, Rusia, sin descartar a los europeos y a los EE.UU), así como el aprovechamiento de la flexibilización y precarización laboral extrema ya impuesta al pueblo para garantizarle a los negociantes un costo laboral casi cero.
La AN promete ser la réplica al carbón de la ANC sin debates ni discusiones. El lugar donde se ejecuta el más duro golpe a la población venezolana, pero sobre todo en el que se blindarán los negocios que se desprenderán de la Ley Antibloqueo y que es la forma que la burocracia se consolide como nueva casta de la burguesía.
El Voto Nulo
La política del Voto Nulo fue promovida por Marea Socialista como una forma de vernos en una acción en común en un escenario electoral en el que no solo no se nos ha negado la participación de manera sistemática a través de la negativa, vía TSJ, de la legalización de nuestra organización política, sino que no teníamos alternativas con la que nos sintiéramos identificados.
Pero el Voto Nulo es el gran ausente de las elecciones parlamentarias 2020. Toda vez que el nuevo sistema electoral eliminó las acciones que podían ejecutarse como voto nulo. A pesar de eso, quienes conseguimos manifestarnos buscando los mecanismos o simplemente dejando que pasara el tiempo para que se anulara el voto, no podemos saber cuál es el porcentaje ya que el CNE no emite los resultados del Voto Nulo. Solo sacando las cuentas presentadas por el Primer Boletín del CNE da cuenta del 0,5% que pudo ejecutar esta acción.
La conclusión es que el gobierno no puede presentar el voto nulo ni sus resultados porque simplemente expresarían el descontento, una protesta a toda voz ante un gobierno autoritario, antiobrero y que ha significado un retroceso a las conquistas que obtuvimos en el marco del proceso revolucionario. Es el golpe continuado al proceso cuando una y otra vez fueron cediéndole espacio a las políticas que se implementan para a favor de la burguesía tradicional y de la burocracia que ascendía como nuevo componente de la misma.
Construir un Partido de las y los Trabajadores
Es urgente y necesario construir y reconstruir la fuerza política de las y los trabajadores, de los sectores populares, de las mujeres, de la juventud desde una perspectiva anticapitalista, ecologista, feminista y socialista.
La construcción de esta fuerza pasa por actuar de manera organizada en contra del avance del gobierno en el golpe que le asesta a la clase obrera a través de la eliminación del salario y de todos los beneficios laborales, contra la política que arrebata las tierras a campesinos y campesinas organizados para entregárselas a militares y terratenientes, contra la Ley Antibloqueo que no es más que despojo y entrega de soberanía , contra la represión y violación de Derechos Humanos elementales, contra el autoritarismo y el recorte de las libertades democráticas. Pero también significa confrontar con la misma fuerza a la política proinjerencista e intervencionista de la derecha tradicional, además de enfrentar con fuerza el robo de nuestros recursos a través de la política de imponer una figura presidencial que no fue elegida por el pueblo como lo es Guaidó, o a quienes promueven la intervención militar como María Corina o Ledezma. También oponernos con furia a las sanciones que se suman al calvario que sufrimos día a día y por la reconstrucción de los organismos de la clase trabajadora con independencia respecto a la burocracia corrupta y a los partidos patronales, contra el pago de la deuda corrupta que sacrifica a la población, contra la depredación del Arco Minero del Orinoco.
A esa construcción, a este desafío te invitamos. Queremos que te hagas parte de esta fuerza que emerge más allá de las cúpulas de corruptos y entreguistas, desfalcadores de la nación que están en el gobierno y en su oposición a medida.
No es tiempo de cederle a la derrota. Es tiempo que las y los trabajadores nos organicemos y luchemos. Que construyamos una fuerza propia independiente de las cúpulas del gobierno y de toda su oposición de derecha funcional y que sobre todas las cosas nos convirtamos en una verdadera opción de Poder.