Septiembre tuvo una inflación del 12,7%, así lo informó el Indec en su publicación sobre el “Índice de Precios al Consumidor (IPC)”[i], en medio de una semana que estuvo atravesada por los vaivenes en el precio del dólar. En los primeros 9 meses del año se lleva acumulado un 103,2%. En cuanto a la variación interanual se llegó al 138,3%.
Las divisiones que más aumentaron en agosto según lo publicado por el INDEC fueron: “La división de mayor aumento en el mes fue Prendas de vestir y calzado (15,7%), impulsada por el cambio de temporada. Le siguieron Recreación y cultura (15,1%) –principalmente por la suba en los servicios de televisión por cable– y Alimentos y bebidas no alcohólicas (14,3%)”.
La división con mayor incidencia en todas las regiones fue Alimentos y bebidas no alcohólicas (14,3%). Según el informe: “Al interior de la división impactó la suba de Carnes y derivados, Pan y cereales y Frutas.”
El IPC Núcleo, que no tiene en cuenta ni los precios regulados ni a los factores estacionales, marcó en septiembre un aumento del 13,4%. Por un lado, los productos estacionales mostraron un incremento del 14,7%; por otro, los productos regulados aumentaron un 8,3%.
Luego del cimbronazo que dejó la escalada inflacionaria publicada en agosto (12,4%, la más alta desde 1.991), en el mes de septiembre no se mostró cambio alguno. Estos últimos números publicados muestran un arrastre de la devaluación del 22%, ejecutada por Sergio Massa después de las PASO, y por primera vez desde el fin de la hiperinflación en 1.990, se da que, por dos meses consecutivos la variación inflacionaria se instale por encima del 10%.
La publicación de este último informe del Indec se da en el marco de una semana marcada por el alza que tuvieron los dólares paralelos, haciendo que el dólar blue supere la barrera de los $1.000 y que los dólares financieros se acerquen a este monto. Por el ejemplo el Contado Con Liquidación (CCL), moneda que utilizan las empresas para sacar sus activos al exterior, llegó a cotizar $968.
Por el lado del gobierno, con el ministro candidato a la cabeza, se lo trata de dejar a Milei como el único responsable de esta última corrida cambiaria. El candidato a presidente por la Libertad Avanza, días atrás dejó en claro que este tipo de devaluación hace el trabajo sucio para que su plan de dolarización sea más fácil de aplicar una vez que encabece el gobierno. Y luego, unos días después, se vuelve a pronunciar sobre el poco valor que tiene la moneda nacional, declaraciones que agitaron la corrida y que están enmarcadas en el programa de un candidato que juega para el poder económico más concentrado.
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Pero si llegamos a estar en una senda que tiene como salida una posible hiperinflación es gracias a la inacción del gobierno actual. Ya que por parte del gobierno lo único que hubo fueron declaraciones por el lado de Massa, donde dice haber evitado lo peor por solo detener un par de arbolitos en la city porteña. El gobierno ha carecido de definición política para revertir esta situación. Pero también hay que recordar que esta inacción va en sentido a la hoja de ruta dictada por el FMI, que exigía una devaluación del 100% de nuestra moneda.
Mientras que las corridas en el valor del dólar se vuelven un escenario común cuando se transitan los últimos días de campaña, la pulverización del bolsillo de las mayorías trabajadoras parecería no tener limite alguno. Es por eso que decimos desde el MST en el FIT-Unidad, que necesitamos un plan de emergencia para enfrentar esta crisis. Por ejemplo, para atacar el problema de la inflación es necesario un aumento general en salarios, jubilaciones y planes sociales, los cuales se anexen al valor de la canasta alimentaria. Además de esto, la eliminación del IVA a los productos de consumo masivo y la aplicación real de la Ley de Abastecimiento, donde exista un efectivo control de los precios por parte de los consumidores y los trabajadores, algo que evitaría la remarcación en los precios, y en caso que esto suceda hay que aplicar multas y sanciones disciplinarias para estos formadores de precios.
Mientras no se aplique un programa que vaya en sentido opuesto a las necesidades de los banqueros, los empresarios y el FMI, los caminos conducen a una profundización de la crisis económica. Donde el único que sufre las consecuencias de estas aceleraciones inflacionarias es el pueblo trabajador.