La semana pasada asistimos con consternación a la explosión y posterior incendio en una plataforma de producción de gas en el Golfo de México, perteneciente a la empresa estatal Petróleos Mexicanos (Pemex), que hasta el momento deja dos muertos, un desaparecido y siete heridos.
Las impactantes imágenes difundidas tras el incidente muestran el riesgo al que están expuestos los trabajadores de estas plataformas. Unido a esto, debemos recordar que este tipo de ocurrencia, incendios y explosiones en instalaciones utilizadas para la extracción de combustibles fósiles no son raros, y sus resultados son graves tanto para la vida de sus trabajadores como para el medio ambiente.
Riesgos para la vida de los trabajadores
Mientras los trabajadores se recuperan del siniestro y las familias lloran a sus fallecidos, el director general de Pemex, Octavio Romero Oropeza, hace declaraciones sobre la producción de combustibles y, en consecuencia, sobre la rentabilidad de la empresa: “El incidente afectará en varios miles de barriles de petróleo crudo equivalente, es decir, petróleo y gas”. Además de prometer “regresar rápidamente a la producción”.
Sin embargo, hasta el momento no se han determinado las causas del incidente y todavía hay un trabajador desaparecido. Es otro ejemplo más de cómo las ganancias corporativas se anteponen a las vidas humanas.
Riesgos ambientales
Además de vidas humanas, la extracción de combustibles fósiles, así como los accidentes comunes que se producen como consecuencia cobran un alto costo ambiental. Hay incendios, derrames y contaminación, además de los estragos “necesarios” para construir las instalaciones de estas empresas.
Pero al igual que con la vida y la salud de los trabajadores, la devastación ambiental se considera solo un efecto secundario de la extracción de petróleo y gas, un precio a pagar en nombre del progreso.
Perspectivas para nuestro país
Si las cosas continúan como están, sin un cambio político radical, nuestra costa tendrá cada vez más plataformas de extracción de petróleo, y serán frecuentes incidentes como el ocurrido en México.
Eso es exactamente lo que quiere hacer el gobierno de Unión por la Patria (UP) en todo el litoral marítimo argentino: instalar plataformas, fomentar el extractivismo y arrasar cada vez más con nuestro país.
Si miramos lo que sucede en todo el mundo, este tipo de incidentes no son la excepción, sino la norma. Y poco se hace para prevenirlos. Esto se debe a que la vida de los trabajadores se considera descartable, del mismo modo que la devastación ambiental se considera un mal necesario. Todo en nombre del lucro y del falso progreso, que solo beneficia a un pequeño grupo de empresarios y políticos.
Mirá la intervención de Alejandro Bodart en la Audiencia pública por la exploración sísmica en Mar del Plata:
Necesidad de abandonar los combustibles fósiles
Los frecuentes accidentes, destrucciones y derrames de petróleo reportados en los medios nos muestran los daños a corto plazo que resultan de la exploración de gas y petróleo. Pero siempre debemos ser conscientes de los impactos que este modelo trae para nuestro futuro.
Esto significa tener en cuenta que empeora la crisis climática en la que nos encontramos y el hecho de que, si no hay un cambio radical en nuestro sistema, pronto llegaremos al punto de no retorno. E incluso si logramos abandonar la petrodependencia de una vez por todas, aún tendremos que luchar contra las consecuencias de toda la destrucción que se ha hecho hasta ahora.
“Hay que prohibir estas técnicas en todo el país y avanzar hacia energías limpias, no contaminantes, en base a una transición energética con reconversión de los puestos de trabajo”, expresó Jere Zalazar, diputado nacional por el Frente de Izquierda Unidad. Por eso, necesitamos una izquierda fuerte, que luche contra este sistema de destrucción y muerte y, al mismo tiempo, proponga alternativas reales para salir de esta situación actual.
Marcela Gottschald