sábado, 23 noviembre 2024 - 10:53

La Matanza. La rebelión de los choferes

Hace dos semanas, un nuevo asesinato de un chofer de colectivos en La Matanza provocó una irrupción decidida de los choferes de las principales líneas de colectivos de toda la zona Oeste del Conurbano. Daniel Barrientos, con 65 años, al que le faltaba un mes para jubilarse fue la nueva víctima. En este artículo, presentamos los hechos, pero también los distintos ángulos de un debate que abarca el despilfarro empresarial de los subsidios estatales sin control, el rol de la conducción de la UTA y el abandono del Conurbano profundo por el poder político. Una mirada desde la izquierda y los trabajadores.

Como todos sabemos, este lunes 3 por la madrugada, lamentablemente, Daniel Barrientos, compañero de la 620 fue asesinado en el Barrio Vernazza, en Virrey del Pino en el marco de un robo a mano armada arriba del colectivo a poco tiempo de jubilarse. En medio de la bronca y la impotencia, pararon todas las líneas del distrito (y algunas de otros distritos) y hubo un importante corte en Ruta 3 y Gral. Paz reclamando justicia y soluciones. En ese corte, se hizo presente Berni, en una actitud prepotente con el objetivo de levantar el corte y sin soluciones bajo el brazo y resultó agredido. Ese día, en los barrios, en las escuelas, en los lugares de trabajo, todos estuvimos del lado de los choferes, menos los responsables políticos de esta situación, quienes lanzaron una campaña de denuncias y acusaciones contra los choferes, poniendo incluso en duda las circunstancias en que fue asesinado el compañero Daniel. Detuvieron con un exagerado operativo a dos choferes, cual delincuentes y los liberaron por el paro y la presión popular. Los asesinos de Daniel siguen libres, ya que solo detuvieron a dos, uno que podría haber estado implicado y a otro, que los propios choferes denuncian que es un perejil. Hubo razzias y un show montado para mostrar que están haciendo algo, quisieron instalar que “les tiraron un muerto” para no hablar del problema de fondo. Por eso, Berni debería renunciar. Mientras tanto, por aquí, por el conurbano, las cosas no cambiaron.

Lo que no se hizo

Hace 5 años, asesinaron en la misma zona y circunstancias parecidas a Leandro Alcaraz, también de la 620, cuando el PRO gobernaba en nación y provincia; y en 2020, asesinaron a Pablo Flores. En 2018, Vidal impulsó una Ley para obligar a las empresas a instalar cámaras en los colectivos, que tardó 2 años en reglamentarse. Junto con el ministro Ritondo, reunidos con la UTA y las empresas del transporte, se ofrecieron créditos que los empresarios rechazaron, y el Estado les terminó girando más subsidios: De 150 A 190 millones por mes. Esto es un acumulado de 2500 millones, ya que el peronismo le dio continuidad a esa medida. Pero, ¿cumplieron? En dichos del propio Kicillof, hay solo un 20% de coches con cámaras (20.000 unidades), de las cuales sólo 60 transmiten al centro de operaciones ya que el resto no tiene tecnología 4G. Por esa razón, recién en enero de 2023, se intimó a las empresas a que cumplan, aunque no se les retiraron los subsidios. Por eso, no nos dejemos engañar, ni el peronismo ni el macrismo se la jugaron por los choferes ni por los usuarios.

Además, esas empresas que tienden a ser monopólicas, que son millonarias y reciben subsidios del Estado no solo por las cámaras sino también por las tarifas y por otras vías, no cumplieron con otros reclamos como la instalación de cabinas blindadas. El Estado no ilumina zonas oscuras, no desmaleza, en el caso de La Matanza y otros distritos del conurbano, hay zonas donde ni siquiera se cuenta con asfalto. Dejan a choferes y usuarios expuestos. Y, por si fuera poco, acaban de definir que el aumento en el boleto del transporte será mensual e indexado a la inflación. Ojalá fuera el salario de los choferes aumentado mensualmente según la inflación, y el de todos los usuarios, laburantes que viajan de una punta a la otra del AMBA para intentar llevar el pan a la mesa. Es decir: las empresas se enriquecen, el Estado las subsidia, los choferes tienen malas condiciones de trabajo y los usuarios tienen un transporte caro y que día a día se degrada porque no hay inversión. Algo no cierra.

Hoy el transporte está al servicio de la ganancia empresaria. Pero al ser un servicio esencial, no debería tener un objetivo de lucro sino estar al servicio de las necesidades de quienes lo necesitan para transportarse día a día, protegiendo a los choferes y a usuarios. Pero para eso, debería ser público y con control de los propios trabajadores y usuarios, que somos quienes estamos interesados realmente por un mejor servicio y conocemos cuales son los problemas. Quienes hoy tienen en sus manos las decisiones, jamás se suben a un colectivo ni viven en nuestros barrios.

¿Cómo se resuelve la inseguridad?

Nadie puede negar que la inseguridad es un tema que nos interpela y nos preocupa cotidianamente, y que creció y endureció sus modalidades en los últimos años. No está en discusión que existe. El gran debate es cómo la resolvemos.

Kicillof y Berni, por ejemplo, salen a pedir gendarmería, elogiando el operativo centinela de 2014 que llenó de gendarmería los barrios del conurbano, y están poniendo destacamentos policiales en las entradas a los barrios del tercer y segundo cordón. Sabemos que hay compañeros que creen que más presencia de las fuerzas soluciona el problema. Pero hay que ser honestos, la verdad es que esos operativos ya se han hecho y no solucionaron, sino que agravaron el problema, porque en vez de desarmar los bunkers del narcotráfico, la trata, los desarmaderos, el gatillo fácil y la venta ilegal de armas, coexistieron con esos negocios y hasta se benefician económicamente de ellos. La policía es parte del problema. Liberan zonas, arman causas, hacen la vista gorda. Como institución del Estado, son parte del delito organizado. Por eso, más policía no es la solución.

La inseguridad crece a la par del desempleo, de la pobreza estructural, de la falta de oportunidades para los jóvenes y adultos. Hace algunas generaciones, quien era cabeza de hogar, trabajaba toda su vida en una fabrica en blanco, accedía a comprar una casa, un auto, mandar a los chicos a la escuela y a la universidad. Con título secundario se podía acceder a un trabajo digno y en blanco. Todo eso cambió desde la dictadura y los 90 con el menemismo para acá. Se destruyó el desarrollo industrial del país. Creció la brecha entre los que mas tienen y los que menos tenemos. Se puso en jaque el proyecto de vida de las nuevas generaciones. En las escuelas, se pelea por que los chicos no dejen la escuela, sobre todo en la secundaria. Y tenemos que pensar ¿Por qué sucede eso? Probablemente, porque, aunque tengas título secundario, el trabajo que se consigue es precario y temporal, porque la casa propia es una utopía, porque el acceso, permanencia y egreso de la universidad es dificultoso para los pobres. Lo que tenemos para ofrecer a los jóvenes es frustrante. En ese marco, hay un sector, que viene de generaciones y generaciones de desempleo y vulneración de derechos, que termina de soldaditos de narcos, trabajando en los negociados ilegales y protagonizando hechos como el asesinato a Daniel. Quienes lo mataron deben ir presos. Pero tenemos que saber que ningún pibe nace chorro, el sistema influye para que terminen así. Por eso, además de exigir justicia, medidas de protección y un mejor transporte, para que no pase más, también tenemos que exigir medidas de fondo. Industrialización del país para generar trabajo digno, mayor presupuesto para educación, salud, vivienda son algunas de ellas. En vez de tomar medidas de fondo, tanto el peronismo, el macrismo y Milei que son los principales candidatos para las elecciones, están de acuerdo en seguir dándole nuestros recursos al FMI en vez de destinarlos a los problemas de los trabajadores.

¿La UTA para quién juega?

En medio de este nivel de conflictividad, donde los trabajadores estamos expuestos a la inseguridad, que se nos licua el salario con la inflación y que nuestras condiciones laborales empeoran, también es importante ver qué pasa con quienes deberían defendernos. La conducción actual del sindicato, de Fernández, demostró en reiteradas oportunidades que no están con los reclamos de los trabajadores. El reclamo de las cabinas, por ejemplo, hace mucho tiempo que lo abandonaron. Tampoco convocan a asambleas en los lugares de trabajo para escuchar los reclamos y actuar en consecuencia, sino que se sientan a negociar en mesa chica con los gobiernos, cosas que por lo general ni consultan ni informan a los trabajadores. Siempre intentan que los reclamos no sean públicos, o contenerlos puertas adentro. Por ejemplo, cuando mataron a Daniel solo convocaron a un paro en la zona oeste, cuando sabemos que esta problemática es de toda la provincia y a nivel nacional. Muchos de ellos, los dirigentes de la UTA hace mucho tiempo no se suben a un colectivo si es que alguna vez lo hicieron, y tienen privilegios.
Mucho se habló de la interna de la UTA, pero es una interna ajena a los intereses de los trabajadores porque el sector de Bustunduy es aliado a los empresarios de DOTA. Ninguna confianza podemos tener en quienes pretenden estar de ambos lados del mostrador. Por eso, es importante valorar el esfuerzo de todos los compañeros que se movilizaron en estos días, que expresaron su bronca y sus reclamos. El próximo paso, para lograr imponer cambios y soluciones reales, será la postulación de delegados independientes y combativos en las líneas y pelear por una UTA democrática y para luchar que represente a los trabajadores y no al gobierno ni a los empresarios. En ese camino, es fundamental poner en pie una agrupación obrera que pelee por estos objetivos en el sector.

¿Cómo pelear por soluciones?

Para muchos compañeros, el sindicato o la política son malas palabras. No los juzgamos, porque sabemos que la burocracia sindical es justamente odiada y los gobiernos de diferentes colores no solucionan los problemas de los trabajadores. Pero es importante entrar en este debate, ya que los sindicatos son una conquista obrera que hay que defender y recuperar, sacando a la burocracia sindical que está atornillada al sillón. La política es una herramienta de transformación siempre y cuando la hagamos los trabajadores en defensa de nuestros propios intereses y los de nuestra clase. Eso creemos desde la izquierda del MST en el Frente de Izquierda Unidad. Somos trabajadores ocupados y desocupados, jóvenes, vecinos que hacemos política de manera independiente a los gobiernos de turno y luchamos para que las decisiones e incluso el gobierno este en manos de los trabajadores.

Por eso, a diferencia del peronismo, el macrismo y Milei que son empresarios, nosotros somos trabajadores, en vez de enriquecernos, nos autofinanciamos y nuestros objetivos no son individuales sino colectivos y nos organizamos democráticamente. Acompañamos el reclamo de los choferes por justicia y por mejores condiciones laborales. Y los invitamos a organizarse sindicalmente, en la línea junto a nuestros compañeros por una gran campaña por las cabinas, por delegados independientes y construir una nueva agrupación combativa en el transporte; y también a organizarse políticamente con trabajadores de otros sectores, para que no sean los mismos de siempre los que tomen las decisiones por nosotros. Por justicia para Daniel Barrientos. Para que se vayan Berni y los empresarios parásitos, que viven del Estado. Por medidas de seguridad, salario y mejores condiciones laborales. Para lucha por políticas públicas a favor del trabajo, la salud, educación y vivienda. Para terminar con la complicidad policial y estatal con los narcos. Por Cuerpos de Delegados y una UTA al servicio de los trabajadores.

Voces de los trabajadores

La mejor forma de conocer la realidad de los choferes de La Matanza es contada por sus propios protagonistas. A continuación algunos testimonios de choferes sobre lo sucedido.

Mati, Línea 96 – Ideal San Justo

“Trabajo en la empresa 96 de La Matanza hace 11 años. Lo que venimos reclamando ya hace varios años es el tema de independizar el manejo de los pasajeros, instalando cabinas blindadas y modernizando los coches.

Los choferes salimos expuestos desde las 00hs a las 00hs nuevamente, desprotegidos. Somos uno solo manejando a la deriva de cualquiera que se suba, te apunte con un arma y se adueñe de tu vida. Es lamentable lo que viene pasando en La Matanza y cada vez se agrava más porque cada vez nos tienen menos en cuenta a los trabajadores y a los estudiantes. Estamos solos, abandonados, olvidados. Trabajar como chofer, ver como se agrava la situación cada vez más, como crece la inseguridad, la verdad es que te da miedo. Se trabaja con miedo. Eso te genera enfermedades, te genera estrés, te genera daños psicológicos, te daña la salud mental y física. Es lamentable.

En hora pico se viaja muy, muy mal. Trabajar así y que la gente viaje así es feo. El recibo de sueldo nos lo tocan, pero un buen servicio te dicen que no se puede. Al trabajador siempre se le está metiendo la mano en el bolsillo y no se lo compensa por ningún lado.
No hay iluminación en los barrios, y así pasan las cosas que pasan. En la misma ruta 3 con la neblina en invierno no se ve nada, se producen accidentes.
Yo vivo cerca del km. 29 y a la noche es una boca de lobo. No la arreglan porque se tiran responsabilidades unos a otros y la plata se va para otro lado. La cosa cada vez se agrava más, la gente se está cansando… o ya está cansada”.

José, chofer de La Almafuerte

“Soy José, tengo 41 años, trabajo en la empresa Almafuerte hace 17. Cuando murió el compañero Daniel yo me encontraba trabajando yendo hacia Liniers cuando empezaron a caer todos los mensajes. Me cayó como un balde de agua fría. Sentí mucho miedo en ese momento. Incertidumbre de que salís sin saber si vas a volver. Fue todo muy rápido, se decidió parar la línea hasta que UTA decreto el paro de zona oeste cuando tendría que haber sido un paro nacional. Los compañeros de Almafuerte se plantaron contra los delegados, contra el gremio, contra todo. Estamos cansados de vivir así, con miedo. Salimos y no sabemos si volvemos. El gremio es un desastre. No tenemos representante gremial porque es un empresario mas, tiene pensamiento de empresario. Piensa en el bolsillo de el y el bolsillo de los que lo rodean. No actuó de ninguna manera, se mantuvo distante del problema… y tirando comunicados no hacemos nada”.

Gerardo, Línea 96, Ideal San Justo

“Tengo 53 años, soy chofer de la 96 y hace 25 años que estoy trabajando en la línea. La verdad que en 25 años no se vieron grandes cambios, solamente parches cuando hubo inseguridad, un trabajador que le cortan los dedos o lo matan. Yo pienso que lo que tiene que haber son cambios grandes. Las cabinas serían lo fundamental. A mi me ha pasado varias veces que me han pegado, me han sacudido, me han tirado cachetadas, me han escupido, me han revoleado con vaso. Las cámaras de seguridad también serían un factor fundamental no sólo para el chófer sino para el pasajero también (…) Con respecto de los dirigentes de la UTA, nunca dijeron nada. Yo hable con mis delegados, le hemos dicho que queremos las cabinas, que por qué no luchan por las cabinas y no te contestan, no saben qué decirte porque es obvio que nuestro gremio no quiere que las cabinas se instalen. Cuando yo recién entré, no estaban las puertas automáticas. Fueron un gran cambio positivo, salvan vidas. Pero en realidad a las puertas automáticas las pusieron los empresarios, invirtieron, por los juicios que le hacían los pasajeros. Fue un gran logro pero ¿por qué?, porque le tocaba los intereses al empresario del transporte, al seguro y tenían que poner de su bolsillo. Entonces, ¿Cuándo les tocan los intereses a ellos sí y cuando nos lastiman a nosotros no?

Esa es la bronca que nos da a los trabajadores, que no invierten en nosotros ni en el servicio hacia el pasajero, sino que siempre piensan en ellos. Yo creo que el gobierno tiene que mirar ese foco e intervenir.

Perdimos muchos compañeros, muchos. Yo perdí tres compañeros de mi línea. [Hugo Encina] era compañero nuestro, de la línea 96. En González Catán lo apuñaló un pasajero. Imagínate si estuvieran las cabinas…se salvaba”.

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