Una investigación realizada por el Instituto de Salud Socioambiental de la Universidad de Rosario (Inssa-UNR), publicada en la prestigiosa revista científica Clinical Epidemiology and Global Health[1], afirma que vivir en localidades expuestas a las fumigaciones de agroquímicos multiplica las posibilidades de tener cáncer.
El análisis se realizó sobre ocho pueblos fumigados de Santa Fe, se analizaron alrededor de 27 mil personas, que representan el 68% de la población total de Acebal, Arteaga, Chabás, Luis Palacios, San Genaro, Sastre, Timbúes y Villa Eloísa, todos pueblos rodeados por grandes extensiones de cultivos que en su mayoría utilizan agrotóxicos.
El estudio titulado “Cancer incidence and death rates in Argentine rural towns surrounded by pesticide-treated agricultural land”, realizado por los cientificos Damián Verzeñassi, Alejandro Vallini, Facundo Fernández, Lisandro Ferrazini, Marianela Lasagna, Anahí J. Sosa y Guillermo E. Hough, afirma que las poblaciones jóvenes de las localidades analizadas tienen 2,5 veces más probabilidades de morir de cáncer que quienes viven a mayor distancia de lugares en los que los usos de agroquímicos es cotidiano y existe un nulo control.
Además, la muerte por cáncer en los pueblos fumigados es superior al resto de las localidades. En las mujeres de quince a cuarenta y cinco años representa el 49% de las muertes en los pueblos fumigados, mientras que en el resto del país es del 25,1%. En varones, los datos expuestos afirman que las muertes por cáncer son del 20% en dichas localidades y 9,1% es la media nacional.
De este modo, queda comprobado la estrecha relación entre el actual modelo productivo del agronegocio, dependiente de los agrotóxicos, y el cáncer. Una verdad que desde hace tiempo es denunciada por familiares y organizaciones socioambientales, pero que desde el poder político nacional se ha intentado desprestigiar tal como sucedió con las investigaciones del médico Andrés Carrasco.
La situación en la región centro-norte del país se vuelve más compleja si se asocian estos nuevos datos con los provistos por el equipo del Rafael Lajmanovich (UNL-CONICET) que dieron a conocer que los peces del río salado tienen altos niveles de insecticidas, herbicidas, glifosato y fungicidas de uso masivo en cultivos transgénicos de la región y los mismos se vuelven un potencial peligro para la vida humana al ser injeridos como alimentos.
En ese sentido, ambas investigaciones abren nuevamente un viejo interrogante en la región y el país ¿El poder político y los viejos partidos van a actuar alguna vez a favor de los pueblos o seguirán negando la realidad?, todo hace suponer que seguirán priorizando los negociados relacionados a la producción de cultivos transgénicos en el país. La designación del ex -ceo de Syngenta, Antonio Aracre, evidencia una mayor alianza con los lobbies del agronegocio por parte de la clase dirigente pro capitalista del país con la única intención de juntar los dólares para pagar la deuda externa fraudulenta con el FMI y una negación de los efectos mortales que implica la extensión de los cultivos transgénicos en el país.
Desde el MST en el Frente de Izquierda y la Red Ecosocialistas celebramos que haya científicos en las universidades públicas comprometidos con una ciencia orientada al servicio de las mayorías y no a las grandes corporaciones que lo destruyen todo.
La generación de alimento y trabajo genuino requiere de una trasformación total de los modos de producción actuales y de toma de decisiones a favor del 99%. Frenar desmontes y quemas; impulsar una transición productiva camino a la prohibición de los agrotóxicos y transgénicos. Es vital avanzar en la democratización de los modos y lugares de producción, impulsando una reforma agraria agroecológica en todo el territorio nacional. Somos las poblaciones quienes tenemos que decidir qué y cómo producir. Es necesario para esto desconocer la deuda externa, por su carácter usurero y ser una verdadera estafa, redireccionando los dólares a saldar la deuda interna con las poblaciones pobres, la educación, la generación de trabajo genuino, entre otras medidas. Y es urgente arrebatar las decisiones sobre la producción a los pooles de siembra, bancos y empresarios. La defensa de nuestros bienes comunes no puede ser negociada ni debatida entre cuatro paredes.
[1] https://cegh.net/action/showPdf?pii=S2213-3984%2823%2900026-X