Este lunes 13 de enero en La Nación¸ se publicó un reportaje que el medio realizó al nuevo jefe de asesores presidenciales, Antonio Aracre. Este, que desde que llegó al gobierno mostró su faceta más pro empresarial, reclamando principalmente por una reforma laboral que extermine derechos conquistados por los trabajadores, ahora busca darse un ropaje progresista.
En la entrevista, ante la pregunta sobre qué modelos se encuentran en juego en este año electoral, el ex CEO de Syngenta respondió: “Si vos pensás que hay un derecho que es inapelable, que lo tenés que dar, porque no le podés negar la salud o la jubilación a un determinado grupo de personas, entonces la discusión no es si la puedo pagar o no, sino cómo financio ese derecho. Y a veces no queda otra que hacerlo a través de un impuesto”. Parece que Aracre se dio el gusto de desembarcar en un gobierno que desconoce o, lo más seguro, niega por completo su comportamiento. Habla sobre la necesidad de financiar derechos, algunos que parece mencionar como inalienables, entre ellos la salud y las jubilaciones, pero omite el ajuste que está llevando a cabo el Frente de Todos.
Cumpliendo con toda la letra del programa del FMI, el oficialismo está descargando un ajuste que en 2022 significó una reducción de los gastos primarios de 7,4, según un informe de la Oficina de Presupuesto del Congreso. En concreto, el recorte impactó de la siguiente forma: reducción en las jubilaciones y pensiones de la ANSES (-5,6 %), Asignaciones familiares (-2,4%), Programas sociales (-0,6%), Políticas alimentarias (-6,5%) y Subsidios económicos (-11,3%).
Por lo tanto, lo dicho por Aracre no demuestra más que la marca de un progresismo reaccionario. Uno que se arropa de “preocupado” por las necesidades y los derechos de las mayorías, pero los ataca sin cesar para cumplir con el pago de la deuda del Fondo, como así también realizar transferencias de recursos a los sectores más concentrados.
El militante de la reforma laboral y el extractivismo depredador solo instala un debate que seguro será parte de la letra que el Frente de Todos apunta de cara a las elecciones de este año. Del otro lado de la falsa “grieta”, acompañado por los liberfachos, la palabra impuesto hizo que se crisparan. Otros que actúan mostrándose “preocupados” por la situación de las mayorías, cuando lo único que hacen es lobby para que no se afecten las ganancias del sector empresarial.
La discusión sobre impuestos sí o impuestos no, no conduce hacia ningún lugar si se lo hace desde la mera abstracción. Es obvio que hay que cambiar la estructura impositiva del país, invirtiendo las cargas, para que quienes más paguen sean los súper ricos y no que la mayor parte de la recaudación salga del 40% más pobre. Como sucede con el IVA.
Aracre tiene razón, hay modelos en juego. El del Fondo, es uno. Defendido por el régimen en su conjunto. Del otro lado, el que proponemos desde el MST en el FIT-Unidad, un modelo a favor de las necesidades de las mayorías trabajadoras.