lunes, 25 noviembre 2024 - 04:51

Judíos antisionistas. Solidaridad con Alejandro Bodart

Compartimos la declaración en apoyo a Alejandro Bodart ante la denuncia que le realizó la DAIA, publicada originalmente en el sitio web de la Liga Internacional Socialista (LIS).

Antisionismo no es antisemitismo. Y judaísmo no es sionismo. En Israel y en todo el mundo hay personas de religión u origen judío que son antisionistas, rechazan los crímenes del Estado israelí y acompañan la causa palestina. Algunas están organizadas. Aquí reproducimos dos pronunciamientos recientes de colectivos judíos antisionistas en solidaridad con nuestro dirigente Alejandro Bodart ante la querella de la sionista DAIA. Un texto es de la UFJP (Unión Judía Francesa por la Paz) y el otro de la rama argentina de la IJAN (Red Internacional Judía Antisionista), a quienes agradecemos.

París, 23/1/23

Sr. Juez Pablo Casas

Juzgado Penal Contravencional y Faltas N° 10

Buenos Aires, ARGENTINA

Señor Juez,

La Unión Judía Francesa por la Paz (UFJP) es miembro del Colectivo Judío Internacional por la Justicia en Palestina, al que está afiliada la sección argentina de la Red Judía Internacional Antisionista (IJAN). Nuestra asociación, como todas las estructuras mencionadas, trabaja por una paz justa entre israelíes y palestinos.

Le escribo en relación con el proceso al Sr. Alejandro Bodart, dirigente del MST (Movimiento Socialista de los Trabajadores) y comprometido con la causa palestina. El Sr. Bodart ha sido demandado por la DAIA (Delegación de Asociaciones Israelitas Argentinas), que le acusa de «discriminación» en base a la pretensión que el antisionismo sería sinónimo de antisemitismo. Este no es el caso.

Por el contrario, la historia judía nos enseña que el sionismo -así como el antisionismo- son dos ideologías políticas objeto de un antiguo debate entre miembros de la comunidad judía. Este debate está centrado en la conveniencia de crear (antes de 1948) y apoyar (desde entonces) un Estado judío en Palestina. Destacados intelectuales judíos, un número significativo de fieles judíos (religiosos), así como activistas judíos (laicos) han discutido y lo siguen haciendo sobre estas dos opciones políticas, tanto en Israel como en todo el mundo. Se trata de la impugnada legitimidad del Estado de Israel sobre la tierra donde finalmente se asentó esa nación (Palestina). Ni los sionistas ni sus adversarios antisionistas son antisemitas. Son judíos.

A lo largo de los años, varios no judíos, partidarios o adversarios del sionismo, se han sumado a estos dos grupos. Ni los primeros ni los segundos son antisemitas. Son intelectuales, activistas, simples ciudadanos o fieles de otras religiones que se interesan por el tema sin ser miembros de la comunidad afectada. Tampoco son antisemitas.

Los peronistas, ¿son racistas? La pregunta es absurda. Simplemente, son partidarios de un proyecto político. Y los antiperonistas, ¿son racistas? La pregunta también es absurda. Al igual que sus oponentes, plantean un proyecto de sociedad diferente.

En general son los individuos quienes, por su comportamiento, se pueden calificar de racistas (ya sean antisemitas, islamófobos, negrofóbicos o racistas de cualquier otra especie). No son las ideologías políticas, filosóficas o religiosas las que se pueden calificar de racistas. Las excepciones son las ideologías u organizaciones que muestran claramente el racismo como parte de su programa, como los nazis de Hitler antes de la caída del Tercer Reich en Alemania o el Partido Nacional de De Clerk antes de la caída del régimen del apartheid en Sudáfrica. En efecto, el racismo fue fundamental para la existencia y la acción de estos partidos. He allí algunas excepciones, pero como sabemos, la excepción confirma la regla.

También existe racismo de Estado en otros países. Pero no es de eso de lo que estamos hablando, porque es al Sr. Bodart a quien se persigue por «discriminación», una acusación sin fundamento. Si el racismo de Estado debe evocarse en este juicio, será el de Israel, cuya discriminación y represión hacia los árabes palestinos están bien establecidas. Ha sido documentado recientemente por ONG internacionales como Amnistía Internacional y Human Rights Watch, así como por ONG israelíes como Betselem y Yesh Din.

En cuanto al sionismo, al antisionismo y sus respectivas estructuras (partidos políticos, escuelas, asociaciones, etc.) son judíos y, por definición, ajenos al antisemitismo. Lo mismo se aplica a sus partidarios y oponentes no judíos que se pronuncian sobre la cuestión israelo-palestina. El hecho de no ser miembros de la comunidad judía no los convierte en antisemitas ni en filosemitas. En relación con el Cercano Oriente, son simplemente ciudadanos que muestran su preferencia por una u otra opción política. Esto no se trata de racismo.

La DAIA -cuya representatividad está cuestionada en el seno de la comunidad judía argentina- acusa al Sr. Bodart de «discriminación» (contra los judíos). Esto es difamación pura y dura. Como muchos argentinos, Alejandro Bodart es simplemente un adversario del sionismo (apoyado por la DAIA) y un partidario del antisionismo (apoyado por la IJAN). Por cierto, sepa Ud. que el antisionismo también cuenta con el apoyo de una quincena de asociaciones judías en los cinco continentes, en una decena de países (incluido Israel), todas integrantes del Colectivo Judío Internacional por la Justicia en Palestina.

La DAIA cita dos incidentes para acusar a Bodart de «discriminación»: cuando mostró una foto de la periodista palestina asesinada Shireen Abu Akleh con la leyenda «sionistas = nazis» y cuando calificó a Israel como un Estado racista y genocida en relación con la Nakba (la expulsión de 750.000 palestinos de sus hogares). No se resuelven los debates políticos con acusaciones infundadas ni se obstruyen los tribunales con juicios injustificados so pretexto de que se tienen cuentas pendientes con los adversarios.

La UJFP no dice que los sionistas sean el equivalente de los nazis porque el nazismo es difícilmente comparable con otra cosa. Evitamos trivializarlo. Pero otras personas han hecho esta comparación. La figura más emblemática de la comunidad judía que habló de «judeo-nazis» para denunciar la represión contra los palestinos fue el famoso filósofo israelí Yeshayahu Leibovitz, galardonado con el Premio de Israel por toda su obra intelectual. El difunto Yeshayahu Leibovitz no era antisemita, como tampoco Alejandro Bodart.

En cuanto al uso del adjetivo «genocida» para hablar del Estado de Israel, una vez más, la UJFP no lo utiliza porque no pensamos que hay un genocidio en curso contra los palestinos, aunque haya una represión masiva contra ellos que denunciamos. No importa. El Sr. Bodart utilizó este término y no es el único. Eso no le convierte en antisemita.

Estamos hartos del abuso sistemático del término «antisemita» utilizado por parte de la DAIA de forma venenosa contra sus oponentes políticos. No sólo porque difama al Sr. Bodart, no sólo porque obstruye la justicia al atascar los tribunales argentinos con litigios innecesarios, sino también porque banaliza el antisemitismo. De este modo, la propia DAIA socava la necesaria lucha contra el antisemitismo, un flagelo que no ha desaparecido.

Con todas estas consideraciones, le pedimos que libere a Alejandro Bodart y replantee a la DAIA. Si hay motivos para procesar a la DAIA por entablar una demanda abusiva, le animamos a que tome medidas enérgicas contra esta organización para hacerle comprender que no es así como debe encarar un debate político, por apasionado que sea. Pues sus dudosas actuaciones judiciales se hacen a costa de la justicia argentina y a costa de los judíos argentinos, que demasiado a menudo son víctimas del antisemitismo. No pueden permitirse este tipo de fraude hecho en su nombre.

Respetuosamente,

Sr. Richard Wagman

Presidente honorario,

Unión Judía Francesa por la Paz (UJFP)

UJFP, 21 ter rue Voltaire, 75011 Paris, FRANCE

Téléphone : (+33) 7 81 89 95 25  Fax : (+33) 1 42 02 59 77

contact@ujfp.org www.ujfp.org


Declaración de IJAN Argentina ante ataque de la DAIA a Alejandro Bodart

En Mayo del año pasado, la DAIA (Delegación de Asociaciones Israelitas Argentinas) ha vuelto a incurrir en sus amenazas a dirigentes argentinos solidarios con la lucha del pueblo palestino por su liberación. En este caso, sus ataques se dirigieron contra Alejandro Bodart, secretario general y dirigente nacional del MST en el Frente de Izquierda y los Trabajadores Unidad (FIT-U) y coordinador de la Liga Internacional Socialista (LIS).

Para quienes conocemos el accionar de la DAIA, convertida desde hace largos años en una mera sucursal de la embajada del Estado de apartheid israelí en Argentina y, por lo tanto, cómplice del sistema de apartheid y de las masacres, destrucciones de casas, encarcelamientos masivos y otros incontables crímenes perpetrados por el estado terrorista de Israel, nada de esto nos sorprende.

Pues es obvio que la DAIA actúa en reacción a la condena que el apartheid, impuesto por el sionismo en Palestina a través de este enclave político militar colonialista llamado “Israel” y que se escuda detrás del apodo “estado judío”, viene recibiendo por parte de la Sociedad Civil.

Su estrategia para intentar silenciar dicha condena social (la cual, dicho sea de paso, se viene fortaleciendo ante los contundentes informes recientemente publicados por reconocidas organizaciones defensoras de los derechos humanos, como Human Rights Watch, Amnistía Internacional, B’Tselem y la Comisión de Derechos Humanos de la ONU documentando detalladamente los crímenes de lesa humanidad de dicho apartheid) es la de fomentar el fraude de igualar antisionismo con antisemitismo. Esta mentira se apoya en una nueva definición de antisemitismo, llamada “definición de antisemitismo de la IHRA”, que ha sido manipulada especialmente para dicho fin. Tal manipulación ha sido duramente criticada incluso por uno de sus autores, no sólo por el intento de confundir antisionismo con antijudaísmo criminalizando la solidaridad con el Pueblo Palestino, sino por perjudicar la auténtica lucha contra el antijudaísmo/antisemitismo.

La Red Internacional Judía Antisionista (IJAN, por sus siglas en Inglés) ha explicado en varios documentos que, de la misma manera que Judaísmo y sionismo no son equivalentes sino más bien antagónicos, el antijudaísmo o judeofobia –el odio a las personas y organizaciones judías por ser judías–  es una forma de discriminación de índole racista que debe ser combatida así como se combate a cualquier forma de racismo, mientras que el antisionismo es la lucha política contra el colonialismo de asentamiento sionista y su accionar racista y genocida en Palestina, el cual perdura ya impunemente durante aproximadamente un siglo.

Ante este nuevo intento de la DAIA de confundir a la sociedad y de intimidar a dirigentes y personas solidarias con la lucha del pueblo palestino por su liberación, la representación de IJAN en Argentina manifiesta su enérgico repudio, así como su total solidaridad con el Sr. Alejandro Bodart, víctima de turno de estos viciosos ataques, aplaudiendo su lucha antisionista así como la de toda persona defensora de los derechos del Pueblo Palestino.

¡Basta de manipulaciones y operaciones de falsa bandera de la DAIA! ¡Por el fin de la impunidad del Estado de Israel! ¡Boicot y Sanciones ya! ¡Por la liberación del Pueblo Palestino!

IJAN Argentina, 31 de Enero de 2023.

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