El 31 de Enero del 2009 la Policía Bonaerense detenía, desaparecía y luego mataba a Luciano Arruga. Un pibe de 16 años, de Lomas del Mirador en La Matanza, que se negó a robar para esa maldita fuerza de seguridad.
Un caso testigo que mostró las prácticas que siguen vivas de la dictadura en el aparato policial para desaparecer a personas por negarse a entrar en sus negociados mafiosos.
Lo mató la policía, lo desapareció el Estado
Así dice una de las banderas principales que está en cada actividad convocada por familiares y amigos de Luciano Arruga y es que la causa desde el inicio estuvo orientada a profundizar la impunidad de la policía bonaerense, ya que se le dejo a esta misma fuerza la investigación y se le dio tiempo a eliminar pruebas fundamentales del caso.
Por esto mismo, la causa a catorce años sigue en etapa de instrucción y el pedido de juicio político a las fiscales Castelli y Cejas y al juez Banco está estancado.
La lucha incansable de la familia, amigos y las organizaciones sociales y políticas que acompañamos y que no frenó en estos 14 años, logró en 2014 recuperar el cuerpo de Luciano que había sido enterrado como NN en 2009, y en 2015 también logró condenar al ex policía bonaerense Julio Torales a diez años de prisión por una tortura que había sufrido en septiembre de 2008 Luciano, en la comisaria de Lomas del Mirador.
El caso de Arruga forma parte del entramado de violencia institucional que desde hace décadas sostiene el accionar represivo por parte de la Policía. Desde la vuelta a la democracia en 1983 hasta la actualidad, se contabilizan más de 200 personas desaparecidas por las fuerzas de seguridad.
Esta situación hace imprescindible que mientras junto a los familiares y amigos gritamos verdad y justicia para Luciano, basta de criminalización de la pobreza y tenemos que ir por la disolución de la maldita policía bonaerense, centro de muchos de los casos emblemáticos de ataque a los derechos humanos desde 1983.
¡Luciano Arruga, presente!
Pedro Pallero