Esta mañana el ministro de economía, Sergio Massa, anunció la recompra de bonos de la deuda argentina por U$S 1.000 millones. Se trata de los bonos en moneda extranjera Global 29 y 30. Con la excusa de aprovechar la baja de 1.000 puntos en el riesgo país y así levantar el perfil de la deuda externa del país con el objetivo estratégico de volver al mercado de capitales internacional. Mientras los economistas de JxC critican la medida argumentando que no hay dólares para la producción y Massa los remata comprando bonos que vencen en 9 años, otros señalan que lo tuvo que hacer – y además subir las tasas de interés – para frenar la disparada del dólar que llegó a tocar los $ 378 este martes. Además, apuntará a buscar mecanismos para descomprimir la bola de nieve que constituyen los vencimientos de la deuda en pesos.
De acuerdo a la información periodística en el día de hoy se comprarán bonos Globales por U$S 300 millones. Los bonos autorizados a comprar, si bien la mayoría de los informes los sitúan entre los que tienen cortos vencimientos, en 2029 y 2030, tienen también otros vencimientos más largos, hasta el 2046 en algunos casos. El anuncio del ministro tuvo como primera reacción de los mercados subas del 11% al 13% en el valor de los bonos a recomprar y el riesgo país bajaba otros 180 puntos. Tras los anuncios, pasado el mediodía, los dólares financieros (CCL y MEP) bajaban un 13% su cotización en pesos en la plaza local. Massa necesita bajar el volumen de la brecha cambiaria que en estos días supero el 100% de diferencia.
La operación financiera, con plata del Tesoro y realizada a través del Banco Central, en realidad tiene un precedente en las reestructuraciones que el ministro viene realizando del perfil de la deuda externa argentina. En las últimas semanas se utilizó el Fondo de Garantía de Sustentabilidad del ANSES – la plata para pagarle a los jubilados- para intervenir en el mercado de bonos y levantar su cotización, lo que los llevó subir de cotizaciones que rondaban el 23% al 30% actual que se cotizaban el Global 29 y G30, antes de este anuncio.
El FMI no habría puesto ninguna objeción a esta operación destinada a la recompra de deuda externa del país, ya que uno de los objetivos explícitos del acuerdo con la Argentina, para el pago de los fraudulentos U$S 45.000 millones del crédito Stand By que contrajo Macri, es mejorar el perfil de la deuda del país, para volver en algún momento al mercado de capitales internacional.
Mientras que algunos economistas-especialmente los enrolados en la oposición de derecha de JxC- critican la medida y la tildan de innecesaria, otros economistas liberales la justifican. Si bien se gastan dólares de las escasas reservas, estas operatorias le permiten al gobierno recomprar deuda externa en el mercado secundario de Nueva York, a un valor inferior a su cotización nominal –pero siempre a más valor del que se pacta entre privados- y luego transferirlos al Tesoro, el que vuelve a emitir títulos públicos para captar más dólares de nuevos inversores.
Esta operatoria descomprimiría además la emisión monetaria, que fue récord en el 2022, con el objetivo de cubrir entre otros vencimientos, los pagos de las cancelaciones de los bonos en pesos, una deuda que ha crecido como una bola de nieve, que ha tenido varias reestructuraciones, pero que necesita cirugía mayor ya que excede los 10 billones de pesos. La emisión monetaria del años pasado rondó los 600.000 millones de pesos mensuales, lo que impacta directamente sobre la tasa de inflación, que Massa prometió bajar.
Deuda y más deuda
El volumen de la operación anunciada -U$S 1.000 millones- para mejorar el perfil de una deuda fraudulenta, de un sistema “odioso” que está provocando la mayor de las miserias para el pueblo argentino, equivale al valor de 25.000 viviendas populares y la creación de 125.000 puestos de trabajo.
Se utiliza ese dinero con el afán de frenar la especulación financiera, evitar una nueva corrida cambiaria, mientras por el otro lado se sigue fomentando la usura de un sistema de deuda fraudulenta, que ahora ha generado una -cada vez menos manejable- importante deuda en pesos, a altas tasas de interés -107% de TEA en las Leliqs- y cortísimos plazos de vencimiento, que ahora para ponerle otro freno al dólar volverán a subir.
Todas estas maniobras, realizadas a costa del sacrificio de los trabajadores del país y el remate de sus recursos naturales, tienen como objetivo cumplir las leoninas metas que nos impone el Fondo, para volver en el futuro a endeudarnos en dólares en el mercado internacional. Una calesita de usura infernal. De yapa, como especulan algunos opositores, algún funcionario o empresario amigo avisado con tiempo puedo hacerse una linda diferencia, como la que, utilizando otro mecanismo especulativo se habría hecho el gobernador Rodríguez Saa en estos días y que se investiga si no detonó la corrida de la divisa.
No hay salida para el castigado pueblo trabajador y la economía del país, respetando la lógica de endeudamiento perpetuo que nos impone el Fondo y que Massa implementa con la complicidad de la oposición de derecha que avaló el actual acuerdo de Facilidades Extendidas. Es necesario romper de una vez por todas con el FMI, los organismos multinacionales de crédito, desconocer la deuda con los buitres privados y utilizar esos dineros obtenidos con el esfuerzo del trabajo argentino a mejorar los salarios e ingresos populares, las prestaciones del Estado y desarrollar la obra pública, como parte de un programa anti capitalista que priorice la respuesta a las necesidades de la población y la soberanía del país.