Entre el 12 y 14 de octubre se reunió en Mar del Plata el 58º Coloquio de IDEA, bajo el lema “Ceder para Crecer”. Representantes de las 500 mayores empresas del país, junto a burócratas de la CGT, Massa, Alberto, Milei, Patricia Bullrich, Manes y gobernadores del PJ y Juntos debatieron sobre empleo, educación, reglas de juego y la plata del Estado. No resulta difícil imaginar quienes deberían “ceder” para que estos pocos vivos puedan “crecer”. ¿Cuáles son las demandas de la “crema” empresarial y las medidas que planteamos desde la izquierda?
En las lujosas instalaciones del hotel Sheraton, más de 1.000 personas participaron en esos 3 días del mayor evento empresarial del año. Eran dueños, CEO’s y directivos de esas más de 500 empresas, junto a consultores, sindicalistas, políticos y periodistas, para ser parte de “esta experiencia única”, la matrícula era de $ 145.000 para socios y de $ 245.000 para los que no.
Esa cuota incluía ir a las reuniones, a los coffee breaks y cenas, más una relajante y variada actividad de networking. Aunque no el alojamiento ni los traslados. En un hotel top, con habitaciones que cuestan entre 45 mil y 140 mil pesos la noche. Con amplios jardines y tres piscinas: climatizada, cubierta y también interior. Además de spa, jacuzzi, salón de belleza, sauna, gimnasio, salones de juego, acceso al club de golf y estar a minutos de la playa.
Lo de ceder te la debo
En esa paquetería, era difícil de creer que estos garcas iban a pensar en cómo ceder. Ese slogan fue parte de la hipocresía de la burguesía explotadora argentina ligada a distintas multinacionales. Así lo reconoce la revista Forbes: “no se mostraron convencidos con la idea de ceder”. Incluso una productora de alimentos se quejó: “no hay más espacio para ceder”.
El secretario de Industria, De Mendiguren, al exponer pareció responderle. Pero el hombre de Massa solo desnudó la complicidad del gobierno, al limitarse a la queja estéril: “las empresas metieron sobreprecios o retuvieron productos esperando la gran devaluación. Pero nada de eso se dio y los precios no volvieron al valor original”.
Por eso los balances de las principales empresas alimenticias reflejan subas en las ganancias en comparación con el año anterior. Arcor pasó de $ 14.438 millones a 19.935 millones. Molinos Río de la Plata, de 1637 millones a 5.195 millones. Ledesma ganó $ 5.712 millones y Molinos Semino ganó 69 millones (Página 12, 8/10).
El anuncio sobre este Coloquio era hacerlo distinto, donde el empresariado dejaría su perfil reclamador para presentar propuestas. Pero más allá de eso y del eslogan convocante, la cúpula empresarial tenía otras “ideas” en mente.
Se quejaron por la falta de previsibilidad y de reglas de juego claras para que el capital pueda realizarse y asegurar su tasa de ganancia, sin los sobresaltos de la lucha de clases. Para eso insisten con reclamar acuerdos básicos entre gobierno y oposición para poder pensar a largo plazo. Es decir, saber que si invierten, les va a rendir a futuro.
En ese sentido, una Directora de Mercado Libre exigió instituciones sólidas y calidad institucional. Pero se lo pide a un gobierno en crisis y a una oposición cruzada por peleas internas para definir el liderazgo más a derecha. Por eso y como contrapunto, se escuchó casi a los gritos a un directivo de una automotriz: “Son un desastre. Están todos peleados con todos y no tienen un plan”.
Milei con IDEA fija: hacha y defensa empresaria
Al Sheraton llegó el diputado liberfacho, Javier Milei con su hermana Karina. Fue bien recibido por los popes corporativos y devolvió gentilezas al aclarar que los empresarios no son “casta”, cuando en realidad son la peor casta de todas, la que se apropia de la riqueza que millones producimos.
Para Milei, el empresariado sería víctima. Vocifera que si hay corrupción, sería responsabilidad del Estado y “la política”. No de estos empresarios corruptos y prebendarios que coimean para su beneficio.
Ante la sonrisa cómplice de los gerentes, Milei les vendió su plan para los primeros 100 días: “Voy a salir con el hacha a cortar el gasto público desde el día uno, vamos a recortar contratos y avanzar rápidamente con la privatización de varias empresas públicas”. Luego agregó: “Quiero eliminar el impuesto a los ingresos brutos, cambiar el mapa de la coparticipación y reducir impuestos”. Toda música para los oídos empresariales.
Hacía contacto así con el consenso en IDEA para un mayor ajuste del gasto público. Se exige avanzar en el equilibrio fiscal y no gastar más de lo recaudado para un Presupuesto base 0. Sin vueltas lo expresó Belocopitt, dueño de Swiss Medical Group: “la baja del gasto hasta ahora no es suficiente… se necesita más respaldo político porque deben tomarse medidas impopulares”.
Ya lo había adelantado Javier Goñi, el CEO de Ledesma, líder en los negocios de azúcar y papel: “Es políticamente difícil, pero es lo que hay que hacer”. Recitan así el dogma de Georgieva y el FMI al alertar contra la “presión popular” para aumentar el gasto cuando no se puede pagar.
Endulzando al capital
Uno de los platos fuertes, que recoge credibilidad y reconocimiento al mostrar empatía con la visión empresaria, fue Massa hablando en video desde yanquilandia. El ministro rezó el credo patronal y del Fondo al plantear: mayor austeridad en el gasto, orden fiscal, superávit comercial, tipo de cambio competitivo y acumulación de reservas.
Todo un paquete de ajuste para “ahorrar” y juntar dólares para pagarles la deuda trucha al FMI, al Club de París y los bonistas buitres. Mientras descarga la crisis en el pueblo trabajador. Por eso los ricos lo aplauden. Tanto elogio a quien tiene las riendas del país y toma las decisiones con aval de Cristina, confirma para quienes gobierna el Frente de Todos, los K y el pejotismo.
Un amplio menú, con recetas de precarización
Pese a que dieron números contundentes al decir que hace 11 años no crece el empleo privado y sí, en cambio, hay un incremento exponencial los índices de pobreza, ninguno se hace cargo. Todo sería culpa del Estado y la política, siendo temas vedados la alta evasión impositiva y la sostenida fuga de divisas. Massa la llegó a plantear, cuando cuestionó que un porcentaje de argentinos tengan 86.000 millones de dólares en guaridas fiscales en los EEUU.
Por definición incluso de la Real Academia, una empresa es una organización dedicada a actividades industriales, mercantiles o de prestación de servicios con afán de lucro. Por lo tanto, la actividad empresarial son las acciones de una compañía para obtener ganancias.
Por eso y para asegurar esa finalidad lucrativa, este empresariado es responsable de no generar empleo privado genuino, de avanzar en modalidades de mayor precariedad laboral, trabajo informal, contratos basura, pasantías y becarios jóvenes híper explotados.
Estos “dueños de la Argentina” reunidos en IDEA, son los responsables de que haya 17,3 millones de pobres para garantizar ese enorme ejército de desocupados que empuje a la baja los salarios y la resignación de derechos conquistados. Se trata del 36,5% de la población argentina, uno de cada tres habitantes. Con gran parte concentrada en el conurbano bonaerense, que es donde se radican la mayoría de estas 500 grandes empresas. Pero solo piden que ceda la parte trabajadora. Y que el gobierno les ayude a “administrar las pujas de intereses”, como intentó Massa en el conflicto del neumático.
Algo que logró gran respaldo entre los ejecutivos y tuvo a varios voceros entre los políticos de Juntos y Milei que asistieron fue el pedido de reforma laboral. La idea de cumplir las leyes no los seduce. Por eso piden cambiarlas, entre ellas modificar la modalidad de negociación por acuerdos directos entre empresas y gremios.
Hecha la ley, hecha la trampa y las reformas estructurales
Demandan eliminar el régimen de multas laborales por un supuesto impacto negativo y reemplazar las indemnizaciones por despidos con seguros de desempleo. Esto pese a que el costo de despido es ínfimo, ya que el volumen de indemnizaciones sobre ventas se ubica en tan solo un 0,7% para el periodo 2016-2020.
Otro eje fue despotricar contra la litigiosidad laboral, lo que las compañías suelen llamar la “industria del juicio”. Piden así nuevas normas para poder despedir o quitar derechos sin trabas o regulaciones como dicen.
El empresariado pidió también un marco legal para incorporar a quien tiene un plan social con ciertas condiciones: un período de prueba de 3 a 6 meses, sin cargas laborales por un año y que se les mantenga el plan si deciden dejarlos sin trabajo.
Pero todo esto tuvo como marco que lucha de los obreros del neumático resonó en IDEA y atravesó todas las comidillas del 58° Coloquio. El burócrata del SMATA lo resaltó y lo destacaron La Nación y Clarín. Les aterra que ese ejemplo prenda.
Escandalosas tasas de rentabilidad: Lloran y no paran de ganar
Estos grupos empresarios lloran penurias, pero tienen inadmisibles tasas de ganancias, totalmente desproporcionadas ante la caída de los ingresos de trabajadores y sectores populares. Según la CTA Autónoma, esto tiene dos implicancias: aumentan las ganancias y se reduce el costo laboral, al mismo tiempo crece la indigencia, en una sociedad cada vez más inequitativa.
El estudio del CEPA en base a datos del INDEC y el Banco Central indica que las importantes utilidades en relación con los asalariados: las 500 empresas más importantes ganaron, en promedio, 22.476 dólares por cada trabajador. Si vemos la utilidad de las primeras 500 empresas de capital nacional, alcanza un promedio de 3.396 millones de dólares al año, en el período 2012 a 2020. Mientras que en aquellas con participación extranjera, la utilidad promedio es de 14.203 millones de dólares entre 2012 y 2020.
Los resultados de 2022 son más que abultados: con una mejora de rentabilidad en dólares entre 50% y 60% en 2022 respecto de 2021 para una muestra de empresas como Arcor, Aluar, Ledesma, La Anónima, Ternium o Pan American Energy.
En el periodo 2012-2019, el promedio de utilidad de las primeras 500 empresas fue de 18.549 millones de dólares, destacándose que en los últimos 4 años del gobierno de Cristina, estas empresas tuvieron una utilidad anual en dólares muy superior a todos los años de Macri, salvo el 2018.
Mientras suben las ganancias, hay estudios que indican que el poder de compra de los salarios privados cayó 42.5% desde su pico en septiembre de 2013, máximo de la serie y también máximo histórico. Es decir que, en una década el poder adquisitivo de los salarios prácticamente cayó a la mitad (El Día, 9/10). Por el lado de CIFRA, la CTA Yasky informó que en julio de este año el salario mínimo real quedó 10,2 % abajo del nivel de diciembre de 2019 y 30,8 % por debajo de diciembre de 2015.
Demoliendo mitos patronales, es muy baja la incidencia de los impuestos en relación a las ventas. Ya que el porcentaje de impuestos sobre ventas para las 500 empresas fue de apenas el 11,2% en el período 2012- 2019. También es falso el llanto por el “alto” costo laboral: El estudio del CEPA (Centro de Economía Política Argentina) marca que el costo laboral promedio entre 2012-2019 fue del 14,8%.
Esta realidad que el PJ dijo venir a revertir, pero sostiene al defender que se la sigan llevando en pala como gusta decir Cristina, lleva al diputado oficialista Yasky a reconocer el desencanto y críticas por las políticas del gobierno. Y alertar que un sector “el desencanto lo expresa votando en contra de los oficialismos, como en muchos países. Pueden terminar votando a Milei, otros votos pueden derivar hacia el trotskismo”.
Es decir, al FIT Unidad. Como derecha sobra, te convocamos y contamos con vos para lo que viene: Sumate al MST para fortalecer al FIT Unidad con un programa de propuestas al servicio del pueblo trabajador y que la crisis la paguen los ricos y el FMI.