viernes, 22 noviembre 2024 - 11:15

Las patronales siempre ganan. Massa se reunió con la UIA y aseguró los dólares solicitados

Luego de vitorear más liquidación de soja que la esperada por parte de las patronales agrarias, Sergio Massa se reunió con el titular de la Unión Industrial Argentina (UIA). Este jueves, el superministro pasó su día con el titular de la entidad, Daniel Funes de Rioja, y la cúpula de la misma institución. En la agenda tratada figuró la caída en la actividad que se registró en agosto, la falta de dólares para importar insumos, el crédito caro (provocado por las altas tasas de interés) y, además, la crítica del tigrense por los “abusos” que hacen las patronales. El último punto fue en referencia al aumento incesante de los precios en todas las ramas. Claro, como no puede de ser de otra forma, eso fue todo lo que recibieron los funcionarios de la UIA por ser uno de los motivadores de la escalada inflacionaria. De multas o medidas concretas, nada. Menos de la situación alarmante de los ingresos de los trabajadores.

Otra entrega: dólares para los remarcadores

El encuentro que Massa realizó en compañía de su secretario de Producción, José Ignacio de Mendiguren, por más de tres horas con la cúpula de la UIA, tuvo como pedido ferviente por parte de los últimos el acceso a dólares para poder adquirir insumos importados. Mostrando que en agosto la actividad cayó, las patronales presionaron para tener libre disponibilidad de divisas y a un precio barato, el mayorista de $ 145,16.

Algo que terminó graficando el pedido de dólares por parte de los industriales, en la puja por una divisa que existe a cuenta gotas en las reservas del BCRA, fue la solicitud de Funes de Rioja para que se implemente el “dólar Qatar”. El pope del empresariado industrial, le pidió a Massa encarecer o restringir el acceso al tipo de cambio turístico de cara al próximo mundial de fútbol y preservar los verdes para las importaciones que exige el sector. Más allá de lo anecdótico, el tire y afloje por los dólares puede ser una constante que, en un futuro más cercano que lejano, pueda llegar a generar fricciones entre diferentes sectores del empresariado. Más aún teniendo en cuenta que la prioridad está centrada en usar las reservas para el pago de todo lo acordado con el FMI y demás acreedores de deuda.

Como contraprestación al reaseguro de los dólares, el superministro les pidió -algunos quieren hacer creer que a “modo de reto”- que dejen de remarcar los precios. En esa reunión estaba David Uriburu, representante de Techint y por ende del acero, sector que más ha remarcado con alevosía los precios de sus mercancías -vale aclarar que es una rama estratégica, que impacta sobre el resto de los sectores industriales-. Más allá de eso y la confirmación de una nueva medida que en los próximos días se va a conocer para asegurar las importaciones -se prevé que se regularizará la aprobación de la SIMI y la fecha de cuándo se podrá pagar-, no hay medidas contundentes que sancionen a los empresarios por remarcar sin motivo.

Tasas por las nubes

La mencionada escasez de dólares se suma a la suba constante de tasas de interés por parte del BCRA. Para contener la fuga de pesos hacia la moneda estadounidense, a modo de parche, el gobierno viene subiendo las tasas y favoreciendo al sector financiero con esa política, también reclamada por el FMI (el acuerdo de Facilidades Extendidas exige tasas positivas). Sin embargo, fue otra de las quejas que Funes de Rioja llevó a la reunión, debido a que tal situación genera un encarecimiento del crédito que, además, redunda en enfriamiento de la economía.

“No estamos contentos con estas altas tasas”, dijo el titular de la UIA. Ante la molestia, nuevamente, para no romper el clima de armonía que Massa sabe brindar a las patronales, hizo que el “vasco” de Mendiguren lleve calma. El ladero del superministro hizo gala de los programas especiales de crédito que el gobierno va a seguir sosteniendo para el sector industrial. A tal punto llega la entrega con estos sectores, que una hora después de la cita el Banco Central prorrogó la línea de financiamiento para inversión productiva hasta el 31 de marzo de 2023, con tasas subsidiadas.

Nobleza obliga, la tarea del ministro de Economía para contentar a las patronales no conoce de barreras geográficas. De Chicago a Buenos Aires, el tigrense se las arregla para no poner límites a su entrega. Un peronismo cambiemista puede que sea la receta.

La agenda que faltó

En modo de campaña el tigrense se floreó con los empresarios repasando su programa y ruta económica. Haciendo mención de diferentes etapas, repasó dos para referirse a la “estabilización” de la macro. Allí hizo énfasis en “ordenar las variables”, algo que en concreto significa podar, como ya hizo, los presupuestos de Salud, Educación y Vivienda para este año. Ni hablar del proyecto de presupuesto que presentó para el año venidero, donde el ajuste se profundiza en las áreas mencionadas, sumado a que se vuelve a especular con una inflación menor de la que realmente se concretará al finalizar el año, para licuar aún más las partidas.

Lo que estuvo lejos de lo que Massa aportó en la visita de la UIA fue la situación que hoy padece la mayoría en el país. Mientras se le vuelve a otorgar más beneficios a la industria, el miércoles el INDEC dio a conocer la situación de precarización estructural de las y los trabajadores. No sólo las patronales atacan los ingresos de las mayorías por medio de los aumentos de precios, sino principalmente con los salarios de miseria que pagan.

Mientras el gobierno festeja el 6,9% de desempleo como el dígito más bajo desde 2016, tiene una contracara más que preocupante. El porcentaje de personas que buscan trabajo, ya sean estas desempleados o ocupados demandantes, escaló hasta el 28,8%. Este fenómeno aparece como resultante de salarios de pobreza. Desde el INDEC, el pasado martes se dio a conocer que para que una familia de cuatro integrantes no sea considerada pobre en agosto, necesitó $ 119.756,94 sin contemplar el pago de un alquiler. A la vez, el sueldo de los trabajadores y trabajadoras en el sector formal es de $ 148.811,85 en bruto. De bolsillo el mismo salario equivale a $ 123.514, apenas un poco más de $ 3.500 por encima de la línea de pobreza.

Sobre esto último, Massa y de Mendiguren no hicieron mención alguna con las patronales. Un botón de muestra más de la profundización pro empresarial y reaccionaria del Frente de Todos, que se suma a la persecución que está haciendo Claudio Moroni (ministro de Trabajo) al secretario general del SUTNA, Alejandro Crespo y, por ende, al conjunto de los trabajadores del neumático.
Lejos de gobernar en favor de las necesidades de los trabajadores y sus necesidades, la coalición peronista avanza a paso firme con el programa económico ideado por las oficinas de Washington.

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