El atentado a CFK abrió un abanico de debates en torno a los medios de comunicación. Los discursos de odio y aquellos que justifican el ajuste en marcha, son hegemónicos en los medios masivos de comunicación. Pero, ¿Cómo se da tal fenómeno? Revisando los datos de la pauta publicitaria estatal, uno encuentra que los emporios comunicacionales de los Mitre y Magnetto son los que más se ven beneficiados. Así, lejos de existir una política de comunicación que diversifique las voces y garantice la existencia de medios independientes, el Estado garantiza la hegemonía de las empresas comunicacionales. El fin, uno sólo: tomar a los medios como una pieza clave para mantener la estructura capitalista. Lejos, muy lejos queda el derecho a garantizar la pluralidad de voces. Un aporte desde otra óptica.
Hipocresía financiada
Los grandes medios se sustentan por doble vía. Publicidad privada, por parte de empresas y corporaciones, y las cuantiosas pautas oficiales de este Estado capitalista. De allí, que las respuestas e información a diferentes hechos de la realidad se orienten por denunciar a unos y otros. Hablar de imparcialidad y objetividad por parte de los monopolios comunicacionales a la hora de informar no sólo es hipócrita, sino falaz.
De la pauta oficial, la distribución a grupos de medios habla por sí sola. “La gestión de Fernández cuenta con los grupos Indalo (C5N y Radio 10, entre otros medios) y Octubre (Página 12, IP Noticias y la AM 750, entre otros) como “cercanos” por sus líneas editoriales. Sin embargo, América (A24, El Cronista y Radio La Red, entre otros) y Clarín (TN, Clarín y Radio Mitre, entre otros) reciben más publicidad oficial que los grupos de medios menos críticos del gobierno del Frente de Todos”, señalaba Chequeado[i] en un informe reciente sobre la distribución de la pauta oficial.
Con el sistema de pauta establecido en la actualidad, los monopolios mediáticos más importantes suelen salir beneficiados con mayor cantidad de dinero. Una reciente nota de ANRed[ii], detalla los siguientes datos afirmados más arriba: “El canal de cable más financiado por el Estado fue TN con $200 millones (…) en el sexto lugar se encuentra el canal LA NACION +, del cual Mauricio Macri es uno de los principales inversores. En solo 8 meses se llevó $ 91 millones de pesos”. También agrega: “la señal de Televisión América TV (que transmite el programa de Viviana Canosa), fue la tercera emisora televisiva de aire que más plata estatal recibió: $131 millones de pesos. La señal propiedad de Daniel Vila, aliado de Sergio Massa, es una de las principales beneficiarias”. Y, resalta otro dato más que importante: “En prensa gráfica no hay sorpresas: lidera Clarín con $68 millones de pesos y tercero se encuentra La Nación $66 millones”.
Los medios de comunicación masivos, entonces, en esta etapa del capitalismo cumplen un papel fundamental. Por un lado, los productos informativos que ofrecen son un bien material, por ende, rentable en el mercado. Por el otro, el contenido parcializado y difundido sistemáticamente abona la legitimación de un orden de las cosas: alimentan el sentido común de una realidad inmutable y demonizan los cambios radicales que buscan romper esa lógica. Es en este punto donde las “condiciones del juego” que debería federalizar el Estado están a favor de la concentración y no de la diversificación.
El reclamo de la federalización de la pauta, la democratización de su desenvolvimiento y distribución, es uno de los reclamos fundamentales de medios comunitarios y de todo el país. El Estado, en vez de asegurar el desarrollo de medios independientes, que garanticen la pluralidad de voces, defiende un nicho importante. Así asegura que sólo se reproduzca una voz donde las voces disidentes a este sistema no asomen ni un poco.
Revancha de clase
Con el subtítulo aludido Alfredo Zaiat titulaba una columna en Página 12, denunciando: “el odio que el dispositivo mediático y político vomita diariamente desde hace años”. Es cierto. La derecha recalcitrante tiene horas al aire, donde lanza discursos fachos sin ningún tipo de tapujo. Lo vimos incluso en pandemia, cuando los anticuarentena desinformaban a granel. Lo vemos con Milei y el séquito de liberfachos, con horas incontables en radios y televisión. Con Bullrich e integrantes de Juntos por el Cambio. Y también, lo vemos en los Berni. Pero, vale sumar las campañas macartistias que descalifican constante a las organizaciones que se movilizan para repudiar el ajuste del gobierno del Frente de Todos. Y, en este sentido, los medios afines al oficialismo se la pasan justificando el ajuste y tergiversando las responsabilidades políticas de funcionarios, haciendo malabares para negar la realidad. Así, las voces de carácter fascistizantes, impregnan en medio de una situación social donde existen contingentes enteros hartos del ajuste que los castiga día a día. Este elemento, es de vital importancia, ya que el hartazgo de las mayorías, es uno de los cimientos para que prendan el conservadurismo vomitado por los medios masivos de comunicación.
De esta forma, los discursos de odio en las usinas comunicacionales, que se guían bajo la lógica de la ganancia privada, informan la realidad de modo que sirva a sus intereses. Para ello no tienen grieta. Sólo basta revisar hace unos meses atrás cómo existía una alianza sin fisuras contra las organizaciones sociales y piqueteras, que estaban en la calle reclamando por aumento de los programas sociales y planes de trabajo genuino. El odio, el veneno de clase, no tenía distinción entre aquellas tribunas propagandísticas entre las que se muestran afín a Juntos por el Cambio como el Frente de Todos.
Una propuesta comunicativa al servicio de nuestra clase
Como lo advertimos en el lanzamiento de nuestra propuesta comunicativa: “Nuestra web adopta el nombre de Periodismo de Izquierda y en forma consciente y planificada, partiendo de nuestro lugar ideológico, se rebela contra esas concepciones periodísticas y políticas de la clase social decadente que domina el mundo y contra las tesis y prácticas deformadoras de la información veraz que recorren sus medios de comunicación. Nuestro sitio web toma partido en cada frase que escribe, cada video que difunde, cada acción que relata, cada hecho histórico o aniversario de hechos sociales de importancia que trae al presente. Enfrentamos todas las voces del sistema también en el terreno de la comunicación”. Desde este ángulo, es que batallamos en la lucha ideológica, como una herramienta de clase, al servicio de difundir ideas como un medio, para llegar a nuestro fin estratégico que es organizar políticamente.
En medio de una situación política nacional como la que atravesamos, sostener una voz que mantenga la independencia de clase resulta una tarea de primer orden. La derecha gobernante, como la opositora, por medio de sus aparatos comunicativos, buscan promover una “paz social” ante una realidad que pide a gritos un cambio. En el afán de mantener el orden del capitalismo argentino, las empresas comunicacionales seguirán ocultando y estigmatizando las luchas en cursos, que son las que verdaderamente hoy se encuentran en peligro. El co-gobierno con el FMI, es el que fortifica una cobertura mediática del establishment que más conservadora se manifiesta.
Lo detallado anteriormente, la situación de los medios de comunicación en nuestro país, su comportamiento, como así también la situación general de la política nacional, requiere de una herramienta de los trabajadores para cambiar este putrefacto modelo de sociedad. Periodismo de Izquierda, medio digital del MST en el FIT-Unidad, se encuentra al servicio de tal labor.
Oda Cuentas – Nicolás Zuttión
[i] ¿Qué pasa con la publicidad oficial en el gobierno de Alberto Fernández? Chequeado
[ii] ¿Cuánta plata le da el Estado a los medios que promueven el odio? ANRed