Compartimos la nota publicada originalmente en el sitio de la LIS (Liga Internacional Socialista).
La visita de Nancy Pelosi a la isla agitó las ya tensas relaciones entre las dos principales potencias imperialistas del mundo. China considera a Taiwán como parte integral de su territorio y respondió con maniobras militares y duras declaraciones. Si bien EEUU reconoce formalmente su soberanía, la visita puede ser vista como un nuevo hito en su acercamiento a la isla.
La visita en sí misma parece haber tenido un valor más simbólico que práctico. Pero la ausencia de resoluciones específicas u objetivos tangibles no le resta importancia. Nancy Pelosi es la presidenta de la Cámara de Diputados de EEUU y como tal es la siguiente en el orden de sucesión presidencial luego del vicepresidente. Hace 25 años que un miembro del gobierno de EEUU de su jerarquía no visitaba suelo Taiwanes.
El frente doméstico
La llegada de Pelosi a Taiwán estuvo antecedida por rumores, marchas y contramarchas. La diputada demócrata originalmente iba a viajar al país asiatico meses atrás, pero canceló tras haber contraído Covid. Hace unos días diarios estadounidenses publicaron que el viaje se concretaría como parte de una gira por Asia. La respuesta de China no tardó en llegar y el propio Xi Jinping advirtió que EEUU estaba jugando con fuego. Ante la consulta de periodistas, el presidente Joe Biden afirmó que el viaje no era una buena idea. Estos cortocircuitos dentro de la administración demócrata fueron aprovechados por los republicanos para criticar al gobierno y mostrarse como más duros ante China con vistas a las elecciones legislativas de noviembre.
Estas idas y venidas reflejan las tensiones y problemas en el frente doméstico. No hay dudas de que tanto republicanos como demócratas buscan posicionarse electoralmente. Pelosi busca mostrar un liderazgo fuerte a nivel internacional en un momento en que las encuestas de cara a las elecciones de medio término no muestran una perspectiva favorable para su partido. La administración demócrata sufre por no haber podido cumplir con sus promesas de campaña, agravado por un contexto de alta inflación que agita el malhumor social. Las principales propuestas legislativas de Biden quedaron en la nada y su gobierno ha perdido la iniciativa. El Partido Republicano, por su parte, cuenta con una base más motivada y busca recuperar el control del congreso en noviembre.
El frente externo
Nada de esto, sin embargo, debe hacernos perder de vista el contexto de creciente rivalidad inter-imperialista en el que cual se da la visita de Pelosi. La tensión entre las dos potencias viene creciendo en la última década. Hemos visto cómo EEUU ha ido reorientando su política hacia el gigante Asiático, pasando de una política que buscaba subordinar a China a través de su incorporación a las instituciones del orden mundial hegemonizado por EEUU, a una política de contención y mayor confrontación iniciada con el “giro hacia Asia” de Obama. La política de rivalidad y competencia inter-imperialista se ha transformado en el compromiso estratégico de todo el establishment, desde el Pentágono hasta ambos partidos del régimen. Por eso ha sobrevivido y se ha profundizado bajo las administraciones de Obama, Trump y ahora Biden. Con respecto a Taiwán esto significa que, si bien EE. UU. sigue formalmente comprometido con la política de «ambigüedad estratégica» (reconociendo la soberanía de China pero manteniendo la ambigüedad con respecto a la independencia de Taiwán), se ha vuelto más explícito en su defensa de la isla.
China, por su parte, busca afianzar su posición como potencia imperialista mundial y proyecta su poder internacionalmente. En el último tiempo ha venido afirmando cada vez con más fuerza su reclamo de soberanía sobre Taiwán. En Octubre de 2021 Xi Jinping afirmó en un acto público que la reunificación con la isla debe llevarse adelante. En los últimos meses se ha registrado una creciente actividad militar de China alrededor de la isla, particularmente mediante incursiones de aviones de combate en el espacio de defensa aérea de la isla. Ahora, en respuesta al viaje de Pelosi, las fuerzas armadas chinas realizarán ejercicios militares de varios días alrededor de la isla, con munición viva, bloqueando efectivamente su espacio marítimo.
No debemos olvidar que estas tensiones se dan también en un contexto marcado por la brutal invasión rusa a Ucrania que aviva aún más las disputas inter-imperialistas. Es claro que vivimos un momento histórico marcado por la disputa por la hegemonía a nivel internacional, tensiones que hunden sus raíces en la dinámica del sistema capitalista e imperialista mundial. Los y las socialistas debemos prepararnos para mayores choques, y también para las crisis y oportunidades que vienen con ellos.
Luis Meiners LIS-EEUU