Agarrás el celular por la mañana y antes de irte a dormir. Estudiar, trabajar, pagar y hasta en el ocio el internet se volvió fundamental en nuestras vidas. Pero, ¿al servicio de qué? ¿Pueden las redes sociales ser una herramienta para la organización? Acá, un par de reflexiones.
Extractivismo de datos
Ya todos sabemos que lo que hablamos fuera del celular, igualmente entra en el mismo y empiezan a salir publicidades, publicaciones y artículos sobre el tema que estabas hablando. Todo empezó en 2001 cuando Google dejó el modelo de pagar por servicios y empezó a vender anuncios. Es decir, extraen datos de los usuarios para venderlos a empresas. Extractivismo puro, donde los datos terminan perteneciendo a quien los extrae y no de su titular, tomando con permisos imposibles de negar, hasta que uno reacciona ¿Alguien dijo “plusvalía”?
Desde el surgimiento de ARPANET en la Guerra Fría hasta el día de hoy, el tráfico de internet y redes sociales pasó de cientos de miles de sitios, en 2014 a 35 empresas y al día de hoy la economía digital queda en manos de los conocidos “Cinco grandes”:
- Jeff Bezos, de Amazon
- Tim Cook, de Apple
- Mark Zuckerberg, de Facebook
- Sundar Pichai, de Google
- Satya Nadella, de Microsoft
No olvidemos que aún sigue pendiente la compra de Twitter de la mano de Elon Musk, que es una red con gran importancia política en la actualidad. Pero quien viene llevando la delantera y pegando con todos los gustos a la Generación Z es China con Tik Tok, con más de 750 millones de usuarios alrededor del mundo. Más plataformas, más entretenimiento, más información, más datos generados ¿Para qué?
Nuestros datos son usados para publicidad, marketing y política, tal como vimos con el escándalo de Cambridge Analytica y Facebook, donde no solo se utilizó la personalización engañosa de la publicidad, sino que creó fake news para que la gente desconfíe de los grandes medios de comunicación, que no mostraban estas noticias, y así “desconfiar de las instituciones y cambie de opinión”[i].
Atrás quedó el sueño democratizador con la creación de internet y la diversidad de información de libre acceso. Mientras avanza la tecnología, vemos que queda en unas mínimas manos y según un algoritmo privado que ellos mismos crean, vemos y publicitan lo que ellos quieren que nosotros veamos. En ese sentido, la capacidad de leerlos e interpretar los datos se convirtió en un negocio al que unos pocos pueden acceder en la actualidad. El Machine Learning que analiza la inmensidad de datos que existen está al servicio de esto.
Retwitteando la polarización
En un mundo convulsionado y en crisis en los Estados, las redes sociales no quedan por fuera de esto. La polarización social que se vive queda marcada en las redes sociales: fenómenos como Milei encuentran un canal de expresión de su militancia en Twitter, pero luego hacen papelones como el del Estadio “Porvenir”. O como Marra, que no deja de ser un youtuber hablando de política. Pero también, con desigualdades, los discursos por izquierda empiezan a tener más lugar, esos que los grandes medios de comunicación no quieren darle.
Como dijimos antes, el acceso a los medios de comunicación está en manos de unos pocos que responden a sus intereses, avalados por gobiernos progresistas y de derecha en todo el mundo. Y las tecnologías no dejan de ser creaciones humanas que fueron realizadas en un sistema donde reina -por ahora- la lógica del capital: no son ni democratizadoras, ni igualitarias en el uso masivo. Es más, si algo demostró la pandemia es la brecha tecnológica que hay en la población. Por eso, los revolucionarios no podemos quedar por fuera de este debate. En clave marxista, un par de propuestas:
- Ningún tipo de censura. Es peligroso otorgarle a los gobiernos y corporaciones el poder de censurar contenido. Los discursos no dejan de existir por un bloqueo en Facebook, lo que sí hay que discutir son mecanismos democráticos que elaboren las normas comunitarias de las webs y que sean controladas por trabajadores y usuarios.
- Que los datos sean un bien social. En la actualidad, el avance en la recolección de datos por medios digitales superó la capacidad de poder administrarlos: existe más cantidad de datos de los que podemos procesar. Pero en manos de monopolios de la comunicación, los datos son el insumo principal de negocios millonarios. Datos a los que las grandes empresas tienen acceso con nuestro accionar cotidiano, del que poco se indaga ¿Cuántas veces aceptamos términos y condiciones sin siquiera leerlos? Por eso, ese capital originario de datos monetizables está al servicio de las ganancias de unos pocos, violando toda nuestra privacidad. Por eso es indispensable romper con el secretismo algorítmico de esas empresas, para que esa enorme masa de Big Data pueda utilizarse en generar estadísticas precisas de acceso público y gratuito, y que sean administradas en función de las necesidades de las mayorías.
- Algoritmos públicos. Los famosos algoritmos que administran y procesan nuestra información son el santo grial de las empresas, de las que sólo sabemos algunas operaciones o superficialidades. Sin conocer su mecanismo de procedimiento, regulan nuestra interacciones en los sitios web y condicionan la libertad de acceso a la información ¿Cómo conoce Facebook las notas que quiero ver primero? ¿Por qué no me aparece en el inicio del feed la publicación de tal persona? Porque la fórmula secreta que lo administra, no es de libre acceso. Ese secretismo monopólico con nuestra información, tiene que terminar.
- La seguridad informática como derecho, que lo garantice el Estado. Encriptando todo tipo de datos personales para que nadie más pueda verlo.
- Y fundamentalmente, democratizar las redes sociales e internet. Al servicio de las grandes mayorías y no de los intereses del 1%. Porque en el fondo, la pelea por cambiar este régimen tecnológico, es parte de la pelea por cambiar este sistema donde el Club de los 5 controla y regula las redes sociales.
Levanto mi pancarta y la difundo
Pero a la reflexión más importante a la que quiero llegar es para qué usamos hoy las redes sociales. Recordando algunos casos de caos virtual:
“Recibimos más de un millón de pedidos de tickets para el acto de Donald Trump en Tulsa” twitteaba su gerente de campaña. Miles de fans de K–pop habían pedido miles de entradas para boicotear el acto. Unos días antes se habían viralizado vía Tik Tok videos de jóvenes contando que habían reservado tickets para ilusionar al ex-presidente de los EE.UU.
El movimiento #Metoo no ha sido más que la red virtual de sororidad en plena ola feminista. Las redes sociales fueron unas de las herramientas para que se vuelva global y poner en jaque el silencio que nos imponía el patriarcado. Tanto #MeToo como #MiraComoNosPonemos acá en Argentina lograron conectar a las mujeres y disidencias, más allá del algoritmo.
También Anonymus, luego del asesinato de George Floyd que causo toda una rebelión antiracista en el corazón del imperio, empezó con ataques al presidente Trump y la policía de Minneapolis revelando los delitos y asesinados causados por estas fuerzas.
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El capitalismo está en decadencia, y la gente no solo sale a luchar a las calles, sino también que protesta y difunde vía redes sociales. Buscan dónde organizarse, dónde juntarse, dónde encontrar una nueva salida a la crisis: una dirección revolucionaria. Por eso, difundir, compartir e interactuar es fundamental, más en un mundo donde las tecnologías nos atraviesan en lo cotidiano. En la rapidez de un tuit, en la reproducción de un video, hay miles del otro lado viendo nuestras propuestas y nuestros análisis.
Informar es un medio, organizar políticamente es la estrategia. Desde PDI damos la lucha para que estas herramientas sean de utilidad masiva para organizar las peleas políticas y sociales contra este sistema. Elaboramos colectivamente notas diarias, de profundidad y actualidad política, con los Newsletter #PuntoClave y Selección Izquierda, nuestras editoriales quincenales, entrevistas y nuestras coberturas en cada lucha social y de les trabajadores. Queremos que miles accedan a nuestras ideas de izquierda, anticapitalistas y socialistas. Porque estamos convencides que es necesario un periodismo independiente, realizado desde abajo y a pulmón, como herramienta para difundir nuestras ideas a miles que están buscando la salida a este sistema de explotación y opresión. Que sea la voz de las y los trabajadores contra los grandes medios comunicativos, incluido el monopolio de las redes sociales.
Julieta Luna
[i] Christopher Wylie, un científico de datos y exempleado de Cambridge Analytica, afirmó a la BBC