El jueves 5 de mayo en Diputados se aprobó con 155 votos a favor, 56 en contra y 19 abstenciones la ley para regular la industria de cannabis medicinal y cáñamo industrial.
La flamante ley establece un marco regulatorio para la inversión estatal y privada en la producción. Complementa la Ley 27.350 de Uso Medicinal de la Planta de Cannabis y sus derivados y promueve autorizaciones para productores y comercializadores. La Agencia Reguladora de la Industria del Cáñamo y del Cannabis Medicinal (ARICCaMe) funcionará como órgano articulador de la cadena productiva.
Este marco normativo busca terminar con el mercado informal de aceites, cremas y otros productos derivados que hoy carecen de todo control de calidad. En el caso del cáñamo, se apunta a legalizar los eslabones productivos, la comercialización y sus subproductos. A nuestro modo de ver, la producción de medicamentos debería ser estatal.
Opositores
Un argumento por el cual varies diputades votaron en contra fue que esta ley abriría la puerta a legalizar el consumo de marihuana y otros estupefacientes. Graciela Camaño, de Consenso Federal, afirmó: “El Estado no tiene políticas de combate de la droga ni de las adicciones. En ese marco venimos a poner un nuevo commodity bajo el ropaje del cannabis medicinal. Queda claro que lo que viene después es la legalización de la marihuana”. Y el rionegrino Luis Di Giacomo coincidió: “Con esta ley se legaliza un nuevo tóxico legal, la marihuana. Será el primer paso para que luego se avance en la legalización de la cocaína, de las pastillas, de todo aquello que narcotice al pueblo, todo financiado por las grandes multinacionales, interesadas en desarrollar la producción del cannabis como punta de lanza para el ingreso de drogas a nuestro país”.
Dicen media verdad para traficar una mentira completa. Mantener la ilegalidad y criminalizar a los usuarios favorece el negocio de las mafias narcos, ligadas a comisarios, punteros políticos y jueces.
Un paso complementario
La nueva ley contempla las etapas de producción y comercialización con fines terapéuticos, tema ausente en la ley de uso medicinal del cannabis. Así se garantiza que las personas que necesitan tratamiento o sus familiares puedan acceder a productos seguros y de calidad en farmacias, por ejemplo.
Desde hace siglos, muchos pueblos del mundo utilizan el cannabis para distintos usos de carácter ritual, medicinal o recreativo. Esta ley complementa la ley de uso medicinal y se debería avanzar a legalizar el cultivo de cannabis para consumo personal.
Es justamente el desarrollo del autocultivo o en asociaciones cannábicas y el libre acceso a las semillas lo que frena a los monopolios. El Estado debe combatir el narcotráfico y el amparo estatal, lo que requiere disolver la actual policía, crear una fuerza nueva y elegir los jueces y fiscales por voto popular. A su vez, para atender a las personas con consumos problemáticos hace falta mayor presupuesto en salud pública y salud mental, sin tercerizaciones.
Iara Saldungaray