viernes, 22 noviembre 2024 - 23:01

A 20 años de la Masacre de Avellaneda. No a la liberación de Fanchiotti y Acosta

Este martes 26 de abril desde las 11 horas, una nueva radio abierta, como las que se realizan todos los 26 frente a la estación Darío Santillán y Maximiliano Kosteki (Avellaneda) se colmó de compañeros de decenas de organizaciones provenientes de las barriadas obreras y populares. La Comisión independiente por justicia para Darío y Maxi convocó a las organizaciones sociales, políticas y de derechos humanos a hacerse presentes debido a que se está solicitando en el Juzgado de Ejecución Penal N° de 3 de Lomas de Zamora, la libertad de los responsables materiales de la masacre del Puente Pueyrredón: el sargento Alfredo Fanchiotti y el cabo Alejandro Acosta.

El documento común contó con la firma de sus familiares y fue suscripto por más de doscientas organizaciones y personalidades, expresó: “Lxs abajo firmantes, (…) nos oponemos a que los ex policías bonaerenses y asesinos de nuestros compañeros sean beneficiados con la libertad condicional. Ellos no son simples asesinos, como tampoco forman parte de la población carcelaria común. Estos sujetos fueron un eslabón necesario en la formación del operativo represivo del 26 de junio del año 2002 en la ciudad de Avellaneda, orquestado y organizado desde las más altas esferas del gobierno nacional y de la provincia de Buenos Aires.”

La Masacre de Avellaneda fue un operativo represivo que contó con la acción coordinada de tres fuerzas de seguridad nacionales: la Policía Federal, la Gendarmería y la Prefectura, junto a la Policía de la provincia de Buenos Aires y la asistencia de la ex SIDE. Fue orquestado por el gobierno nacional de Eduardo Duhalde y el provincial de Felipe Solá con el objetivo de, con una represión a sangre y fuego sobre miles de compañeros reunidos por el movimiento piquetero, escarmentar y hacer retroceder a la inmensa ola de protestas populares, que desato el Argentinazo del 19 y 20 de diciembre de 2001.

Como describe el documento, los responsables políticos de la masacre siguen impunes, producto de una justicia cómplice y de un régimen político que los ha amparado hasta el día de la fecha. El rol de los policías asesinos que hoy se pretende liberar “fue ser la mano de obra barata para llevar a cabo el trabajo sucio de un plan que ejecutó el gobierno nacional del ex presidente Eduardo Duhalde, quien compartió gobierno con Alfredo Atanasoff, Juan José Álvarez, Jorge Matzkin, Jorge Vanossi, Aníbal Fernández, Oscar Rodríguez, Carlos Ruckauf, y de Felipe Solá en el gobierno de la provincia de Buenos Aires”. Hoy el inefable Aníbal y el ex canciller Solá siguen siendo figuras de primera línea del gobierno del Frente de Todos, e integraron en distintas funciones los gobiernos kirchneristas.

El gobierno de Duhalde con su tremenda represión se cobró la vida de Darío y Maxi, asesinados a sangre fría, y dejó heridos de balas de plomo a 30 compañeros, otros tantos con heridas de balas de goma y apresó a más de 100 manifestantes en las comisarías de la zona. Pese a esto fracasó en sus objetivos: una inmensa ola de protestas, con epicentro en Buenos Aires se desató en repudio a la masacre y puso fin a sus ambiciones políticas de perpetuarse en el poder.

Desde esos años, una larga y dura lucha contra la impunidad logró una primer victoria, el juicio y castigo a los policías asesinos que hoy se pretende liberar. Es una bandera de lucha contra la impunidad totalmente vigente que los responsables políticos de la masacre fueran presos.

La vigencia de esta lucha

Representando a nuestro MST Teresa Vive y al MST en el FIT-U, las compañeras Mónica Sulle y Vilma Ripoll estuvieron presentes en esta acción de lucha contra la impunidad. Vilma, siendo legisladora de la Ciudad de Buenos Aires fue protagonista de un duro enfrentamiento con las fuerzas represivas en el rescate a los militantes del local de Avellaneda del PC –que integraban IU- ante un brutal e ilegal allanamiento en ese duro 26 de junio.

Como señaló Mónica en su saludo: “Ahora nos vienen con la noticia de que quieren liberar a los asesinos. No es casual. Hablábamos con mi compañera Vilma Ripoll recordando esos momentos. Nos decían ‘no pueden cortar los puentes,’ ahora nos dicen ‘no pueden cortar las calles’. En ese momento, como ahora, la única forma de hacer pasar el ajuste y continuar con la pobreza en los barrios es frenando la lucha de los sectores piqueteros que estamos en la calle luchando por cada uno de las necesidades, en el marco de la pobreza que sube y sube. A pesar de que venimos peleando, el ajuste del Fondo nos viene matando. Entonces nos quieren escarmentar. Por eso salen los Milei, por eso sale Juntos por el Cambio y porque el gobierno nacional les da letra cuando dice que extorsionamos. Aprendimos, tenemos historia. Por eso les decimos: ¡en las calles vamos a seguir estando, porque las calles son nuestras y porque vamos a seguir peleando por el futuro de nuestros hijos, por nuestro futuro. Vamos a seguir peleando por salario, por trabajo y porque no vamos a permitir que nos criminalicen a ningún compañero más!”.

A 20 años, contra la impunidad, el 26 de junio gran acción en el puente Pueyrredón

El llamado a realizar un gran acto en el puente Pueyrredón fue una consigna repetida en la jornada. En su emotivo discurso, Alberto Santillán, el padre de Darío señaló: “Sabemos que no estamos solos como familia para plantarnos y decirles no a la impunidad. Como siempre resaltamos, Darío y Maxi no están solos, nosotros como familia tampoco estamos solos, y por eso ponemos el pecho y lo que hay que tener para seguir adelante en esta búsqueda de justicia, sabiendo que del lado del aparato judicial no vamos a tener ninguna clase de ayuda. Venimos trabajando desde hace 20 años por las responsabilidades políticas, pero cuando no hay voluntad política, tampoco hay voluntad de la Justicia. Acá estamos los que queremos estar. Acá no hay traiciones. Acá buscamos justicia por Darío y por Maxi, y también buscamos justicia por todas esas causas que están impunes y por todas esas familias enteras que no tienen la oportunidad de que un despacho se les abra. Esto es un legado de mi hijo. Como una vez le escuche decir a Norita, ‘yo soy una madre parida por mi hijo’ y yo soy también un padre parido por mi hijo. Él me enseñó a meter los pies en el barro. A veces estoy donde sé que Darío estaría, luchando con los nadies, luchando con aquellos que sé que no tienen posibilidad de pelearla (…) Esta estación es su lugar de muerte, pero también es su lugar de resurrección. Por eso digo que mientras mi hijo se desangraba estaba pariendo miles de hijos. Estoy agradecido, muy emocionado, porque no estamos solos, estoy con mi familia, estoy con compañeros que hemos terminado siendo hermanos, amigos en esta lucha. Es una clara demostración de que nada nos va a correr, que alguna vez tendremos una justicia y no vamos de dejar de reclamar basta de impunidad. Voy a decir un grito que sale de las entrañas para que escuche la clase política y la clase de la Justicia”.

En ese momento todos los presentes, siguiendo a Alberto gritamos con todas nuestras fuerzas: “¡Darío y Maxi, presentes! ¿Dónde nos vemos compañeros? ¡En la lucha!”.

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