Mientras el ministro de economía, Martín Guzmán y el presidente del Bco. Central, Miguel Pesce preparan para este lunes su viaje a EEUU para asistir a la Asamblea Anual del FMI, varios medios reflejaron la exigencia del Staff Report de este organismo para reducir el gasto previsional argentino que sería muy “alto” y tendría una “amplia cobertura y beneficios generosos”. En su cínica descripción, los funcionarios del FMI sostienen que se gasta mucho más en los adultos mayores que en la cobertura de los niños, lo que sería una buena excusa para reducir aún más el vapuleado sistema previsional del país, con tal de que el gobierno pueda juntar los dólares necesarios para cumplir con los pagos de la fraudulenta deuda externa.
Para intentar obtener algún consenso social, tanto el gobierno, como la inmensa mayoría de los medios, oficialistas y opositores, fueron cómplices de propagandear la mentira de que el acuerdo firmado con el FMI, era light, no contemplaba reformas estructurales como la reforma laboral o el ajuste del sistema previsional argentino. Lo cierto es que entre las conclusiones de este reporte de los técnicos, firmado por Kristalina Georgieva, que fue presentado al directorio del Fondo para la aprobación del acuerdo el 25 de marzo pasado, se afirma –con cifras de dudosa rigurosidad técnica- que el sistema jubilatorio ocuparía el 40% del gasto público federal y el 12% del gasto de las provincias. Lo que representaría un monto excesivo en comparación con lo que gastan los países ricos incluidos en la OCDE, en los otros países latinoamericanos y de los llamados países emergentes.
En este Staff Report, en la sección destinada a políticas fiscales, luego de señalar la necesidad de reducir los subsidios para achicar el déficit fiscal –para lo que ya el gobierno ha citado a Audiencias Públicas, cuya realización permitirá dar curso un fuerte tarifazo en las tarifas de gas y electricidad-, se señala que el gasto previsional ha oscilado entre el 8,5% y el 9,5% del PBI desde el 2015, que se espera un incremento del alrededor del 1,5% del PBI, “reflejando una combinación de alta cobertura, régimen general y regímenes especiales generosos y pensiones no contributivas (moratorias previsionales)”.
Para el FMI la proporción de jubilados y pensionados sobre la población mayor de 65 años es del 140% contra el 109% en los países de la OCDE. Muchos se jubilarían jóvenes, con menos aportes de los 30 años exigidos y con basas “tasas de reemplazo” –el porcentaje de jubilaciones respecto de los salarios-, que sería del 90% contra el 58% de los países de la OCDE. A lo cual habría que sumar la existencia de regímenes especiales que deberían eliminarse.
En el informe que anticipaba las condiciones exigidas por el Fondo para firmar el acuerdo con el gobierno argentino ya se señalaba que “se prestará atención especial a la evaluación de los regímenes especiales, y a los mecanismos que favorezcan la prolongación voluntaria de la vida laboral de las personas”. Ratificando así su intención de que los trabajadores se jubilen lo más tarde posible, lo que el gobierno presentó como una opción que puede tomar el laburante, cuando en realidad con la miseria que se cobra, la inmensa mayoría se ve obligado a seguir trabajando para poder sobrevivir. La intención de liquidación de los regímenes especiales, que el gobierno pretendió disfrazar bajo la intención de eliminar las altas jubilaciones de jueces y del servicio diplomático, en realidad persigue terminar con conquistas laborales de años de importantes sectores de trabajadores, como es el caso de los docentes.
El texto del Acuerdo firmado con el FMI señala además que es necesario la “Preparación y publicación un estudio que describa las opciones y recomendaciones para afianzar la equidad y la sostenibilidad a largo plazo de nuestro sistema de jubilaciones y pensiones, focalizado en los regímenes especiales de pensiones (como especificados en la Ley 27.546) así como en los mecanismos para incentivar la prolongación voluntaria de la vida laboral de las personas”. O sea, que el FMI se propone reducir el sistema jubilatorio para garantizar su “sostenibilidad”.
Los números tramposos, el cinismo del FMI y de sus progandistas locales
Comparar nuestro sistema previsional con el de la OCDE o sea con el de los países más ricos del mundo, cuando el 70% de los jubilados ganan la mínima, a niveles de indigencia, cuando la mitad de la fuerza laboral está en negro, lo que significa enormes ganancias para la patronal del país, cuando los empresarios han sido y son beneficiados por rebajas constantes o eliminación de los aportes patronales, cuando las cajas jubilatorias han sido y siguen siendo vaciadas por los respectivos gobiernos de turno… es algo, como mínimo, muy poco serio.
Pero además, como refleja Ismael Bermúdez es su trabajo para Clarín (1), los números que muestra el FMI estarían “fuertemente sobreestimados”. En el 2021 el promedio de jubilaciones de los que aportaron 30 años o más “era de $ 66.607 versus el sueldo promedio formal de $ 102.589. Equivale al 65%, muy lejos del 90% que indica el FMI”. Los que se jubilaron “con moratoria tenían un haber promedio de $ 30.781”, las pensiones por viudez “eran de $ 41.954” y de $ 30.082 las obtenidas por moratoria. Las pensiones “no contributivas son el 70% del haber mínimo” y la “PUAM (Pensión al Adulto Mayor) del 80%”.
Si tomamos el monto de la jubilación mínima actual, que el gobierno empezó a pagar a partir del 13 de abril, nos encontramos que está en $ 32.630. Para compensar la tremenda escalada inflacionaria el gobierno otorgó un bono de $ 6.000 que alcanza también a los titulares de pensiones no contributivas y de la PUAM. Increíblemente los que cobran arriba de los $ 38.630 no cobrarán este bono, cuando la canasta básica alimentaria que fija el límite de la indigencia saltó a $ 49.602.
Pero, además, según relata Bermúdez, “los jubilados y pensionados del régimen general, más pensiones no contributivas, más la PUAM comprenden al 97% del total de beneficiarios del sistema”. El “número de jubilados con la población de más de 65 años estarías sobrestimada” por el FMI y “entre setiembre de 2017 y diciembre de 2019, los haberes y demás prestaciones sociales perdieron el 19,5% con relación a la inflación”. Nunca se recuperaron los que cobran la mínima y encima el resto tuvo un deterioro adicional “de hasta más de 10 puntos”.
Los técnicos del FMI, no se equivocan. Las “jubilaciones altas” son un relato funcional a exigir achicar el sistema jubilatorio para que haya más dólares para pagarles. Parte de este relato es señalar que se gasta más en los adultos mayores que en la niñez empobrecida. O sea que piden una suerte de redistribución de la miseria. No tienen cara, ni ellos, ni el gobierno, la oposición de derecha, empresarios y propagandístas que, quieren achicar aún más el presupuesto previsional.
Desde el MST en el FITU, exigimos que se enfrente esta política del FMI. Es necesario romper este nefasto acuerdo con el Fondo y pelear por un aumento general de emergencia de jubilaciones y pensiones que cubra el costo de la canasta familiar y tenga claúsulas de actualización mensual. Que fije el 82% móvil a todos los jubilados. En el camino de una verdadera reforma del sistema previsional a favor de los trabajadores y jubilados, que termine con el trabajo en negro, la reducción o eliminación de aportes patronales y permita acceder a una jubilación digna a todos los trabajadores que se ganaron un retiro y no la situación actual que obliga a la mayoría a morirse trabajando en la peor de las miserias.
- Art. “Según un informe del FMI, en Argentina hay mucha gente jubilada y cobran haberes muy altos con relación a los salarios”, publicado en la Es. Impresa de Clarín del 16/04/2022.