martes, 30 abril 2024 - 09:54

Del lado equivocado del mostrador. ¿Cómo votaron los diputados “sindicales”?

Si hay algo claro durante este proceso de entrega, es el grado de complicidad de la burocracia sindical. Su actitud al servicio del gran capital los llevó desde el silencio cómplice y la ausencia de las calles hasta el apoyo directo al acuerdo con el FMI. Esta política fue llevada hasta el propio Congreso, en donde ningún diputado de la burocracia sindical votó contra el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional.

Los diputados cegetistas Claudio Vidal (secretario de los petroleros de Santa Cruz) y el bancario Cisneros votaron afirmativamente el proyecto.

Los demás diputados del Frente de Todos de extracción sindical se abstuvieron: Ponce de la CGT San Luis; Palazzo y sus colegas de la Corriente Federal: Claudia Ormachea, también bancaria, Vanesa Siley de judiciales y María Martínez. Y los que responden a la CTA de los Trabajadores: Hugo Yasky, su secretario general y Pablo Carro (secretario de la CTA Córdoba).

Pero lo más importante es que no movieron un dedo para atacar el acuerdo desde sus representaciones gremiales. Un acuerdo que trae salarios atados a la productividad, convenios colectivos a la baja y reforma jubilatoria como ataques directos a las y los trabajadores. Sin contar todos los otros puntos que derivarán en una mayor carga en las tarifas y el transporte, entre otros.

Lo de la CGT fue escandaloso. Sacaron un comunicado de apoyo a la negociación a principio de año. Movilizaron el día de inicio de sesiones y se mostraron aplaudiendo las mentiras del presidente.

Por su parte las CTAs, si bien algunos de sus miembros tuvieron declaraciones en contra, ninguno ha roto con el gobierno. Lozano sigue en el directorio del Banco Nación, y Yasky que había dicho que había que hacer un Nunca más de la deuda ni siquiera votó en contra del acuerdo. La CTA autónoma realizó una movilización intrascendente, más para lavarse la cara que para lograr alguna resistencia real, el día anterior al tratamiento en el Congreso.

Desde ya que ninguna de las centrales llevó el debate a los trabajadores para ver qué hacer frente a la misma. Todo por arriba, para no tener que enfrentarse a la bronca que genera entre las y los trabajadores cada una de sus traiciones.

Pero no termina acá, 24 horas antes de la votación en el Congreso, el gobierno, adelantándose en la aplicación del ajuste y las reformas anunció a un “Congreso de la productividad” para aumentar la intensidad de trabajo: mayor explotación para las y los trabajadores de la cual las centrales van a participar. Una vergüenza.

Lo que sí es cierto que hicieron historia: han escrito una de las páginas más negras de la historia del movimiento obrero argentino.
Todo el proceso por debajo de recambio de dirección va a recibir un nuevo impulso a partir de tamaña entrega. Nuestro desafío como trabajadores y trabajadoras es seguir impulsando el desarrollo de una nueva dirección democrática, clasista y de lucha para el conjunto del movimiento obrero.

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