sábado, 23 noviembre 2024 - 04:05

10M. Sobre votos en contra y complicidades

Finalmente, la Cámara de Diputados terminó dándole media sanción al nuevo acuerdo con el FMI. La mayoría del oficialismo y la oposición de derecha de Juntos por el Cambio, legalizaron en primer término la estafa macrista del préstamo Stand By que se fugó casi por completo. Y juntos votaron un nuevo endeudamiento, para pagar la estafa anterior.

Sin embargo, al interior del Frente de Todos, se produjo una división a la hora de votar. Terminando con las especulaciones, al final Máximo Kirchner y su espacio votaron en contra. Así buscaron dejar claro su oposición al acuerdo. A la vez que Cristina Fernández de Kirchner, sacaba un audio recordando lo malo que es el FMI. Estos fueron los hechos de ayer y se verá si anticipan nuevas tormentas en el frente de gobierno. Mientras tanto, veamos cual fue el verdadero rol de estos sectores durante este gran debate nacional.

Dentro del Frente de Todos están todos aquellos que con épica militaron el “Hay 2019” para desterrar a Macri y terminar con las políticas neoliberales. Ahora, son funcionales a la nueva estadía del Fondo en el país, como mínimo hasta 2034. Entre ellos están: los que votan a favor convencidos o “tapándose la nariz”; los que rechazan el acuerdo, pero defienden a Alberto (el impulsor del acuerdo) y los ausentes casi hasta el final, que callan con un silencio que dejó el paso a una nueva entrega contra el pueblo trabajador.

El caso Patria Grande

La deuda es con el pueblo, titularon su declaración. El espacio dirigido por Juan Grabois e Itai Hagman manifestó en su carta que el Fondo: “(…) no es un organismo multilateral neutral, sino una herramienta para la hegemonía geopolítica y financiera”. También denuncia que: “Tomamos nuevos préstamos del FMI para pagar la deuda con el propio FMI. Son esos bucles perversos del mundo de las finanzas. Es ingenuo pensar que la mano del verdugo va a estar guiada por cuestiones técnicas y no por intereses geopolíticos. El pacto Macri-Lagarde tuvo entre sus objetivos garantizar la continuidad de un gobierno servil a los intereses financieros y a la política exterior norteamericana”.

Todos argumentos ciertos y que se pueden compartir acerca de lo que es el Fondo, como también se puede coincidir con la descripción que hacen acerca de los destinos que tuvo el préstamo Stand By. De esta elaboración, concluyen que no pueden votar a favor de lo que, claramente, es una estafa. Pero, sin embargo, finalizan su declaración del siguiente modo: “Al presidente Alberto Fernández quisiera decirle respetuosamente, fraternalmente que cuenta con nosotros para conservar la unidad en la diversidad; hacer frente a las amenazas de una oposición destructiva e irresponsable; colaborar con honestidad y esfuerzo en las políticas populares del gobierno; luchar por la recuperación del dinero malversado y fugado”.

Una incongruencia por donde se la mire, que se suma al hecho de que Itai Hagman les dejó su espacio a otros legisladores del FdT en las Comisiones que integraba para facilitar que pueda salir un dictamen favorable para tratar el acuerdo.

Lozano y la CTA Autónoma

Una actitud equivocada similar, tuvo el espacio de Claudio Lozano, que se presenta contra la política que digitó Alberto Fernández y Martín Guzmán, de acordar un préstamo de Facilidades Extendidas, pero continúa en su puesto de gobierno desde el Banco Nación, mientras la CTA Autónoma que orientan dirigentes su mismo espacio político, tan solo simuló oponerse el pasado miércoles realizando una modesta movilización, un día antes de la votación en el recinto. Digamos que eligió marchar, junto a la CCC, un día dónde no molestar a nadie. Estos sectores siguen diciendo que apoyan al presidente para “colaborar en políticas populares”. Pero Alberto ya decidió, compañeros. Optó establecer un cogobierno con el Fondo, no avanzar en: “reformas sociales, económicas y políticas estructurales que permitan superar la situación de dependencia de nuestro país”, que es lo que ustedes dicen defender. Mantenerse al lado del presidente, por tanto, no es más que una capitulación, mientras se aseguran los monitoreos de los burócratas del Fondo cada 3 meses.

Asegurar la “gobernabilidad” y priorizar la unidad del espacio de gobierno en este momento, es colaborar con legalizar la fuga de capitales sucedida entre 2018 y 2019. Todo lo contrario de: “luchar por la recuperación del dinero malversado y fugado”. Conclusión; la decisión de rechazar con el voto no es más que eso. De fondo, su política, sigue siendo sostener un presidente y una coalición que hizo todo para seguir entregando el país al FMI.

La Cámpora: voto en contra y silencio cómplice

Por el lado de La Cámpora, comandada por Máximo Kirchner, la situación es similar, pero con formas distintas. Luego de mostrarse en contra del acuerdo logrado con el Fondo, Máximo decidió renunciar a la presidencia del bloque del FdT. Y ayer en la sesión, como lo viene haciendo desde la renuncia y también en las reuniones de comisiones, la postura de él y sus compañeros del espacio fue ausentarse casi toda la jornada, no emitir una sola palabra de lo que sucedía en el Congreso y solo bajar al final a votar en contra.

Una expresión de la “rebeldía” institucionalizada que no combate nada. Lógicamente Máximo busca en términos políticos quedar como un referente opositor a este acuerdo, de cara a todas las tensiones que vienen. Pero en los hechos, el silencio del líder de La Cámpora ha sido funcional al acuerdo. Más bien, para utilizar las propias palabras de Máximo, es la forma para no ponerle trabas a Alberto. Lejos de movilizarse y rechazar el nuevo acuerdo, el hijo de Cristina huyó de la exposición pública para evitar confrontaciones internas, y sus diputados también facilitaron en las comisiones, que el ala del gobierno que buscaba el acuerdo pudiera hacerlo sin obstáculos. Y esa forma de actuar, más allá de cómo votó al final, también es un incumplimiento total de sus propias promesas electorales expuestas en 2019.

Al igual que Patria Grande, el comportamiento de La Cámpora y su permanencia dentro del FdT exponen los límites de su proyecto “nacional y popular”. Sin aplicar un plan de lucha, movilizarse y romper con las políticas del presidente, son también, desde otro lugar, cómplices de que las políticas macristas de sumisión al Fondo continúen en el país. Queda ahora por verse como actuará CFK la semana que viene en el Senado. La crisis y diferencias son notorias y se evidenciaron ayer, aunque por ahora todos siguen en el mismo barco que navega entre ajuste y acuerdos con el Fondo.

En las calles hasta que se vaya el Fondo

Este 10 de marzo lejos está de ser el final de la película. Es el puntapié de un proceso de lucha que se abre contra un nuevo período de sumisión con el FMI, acordado por el oficialismo y la oposición. La calle, una vez más, va a ser el terreno de lucha para que las demandas populares y de los trabajadores se antepongan a los intereses de un organismo de crédito famoso por atentar contra los derechos de las mayorías.

El cogobierno que se apronta por parte de Alberto con Kristalina Georgieva, lejos de derrotarlo con apoyo al mismo presidente; manteniéndose en silencio y sin movilizar, se vence con organización desde abajo y movilización.

Todos aquellos trabajadores, jóvenes y sectores populares, decepcionados de gran manera con la resistencia efectuada por los “sectores combativos” del FdT ante el acuerdo, tienen una alternativa que va a dar la batalla. Desde el MST, en este marco, llamamos a éstos a fortalecer al FIT-Unidad como esa herramienta necesaria para echar al FMI de nuestras vidas, por ser la única alternativa que tuvo y tiene una postura clara y profunda contra el ajuste y el fondo, como lo volvió a demostrar ayer con miles en la calle.

La lucha vuelve a reimpulsarse con la jornada de ayer, queremos que se amplíe aún más en perspectiva de que seamos miles y miles quienes nos paremos en la vereda de los trabajadores y sectores populares.

Noticias Relacionadas