Joaquín Paredes tenía 15 años y la policía lo asesinó por la espalda en la madrugada de este domingo 25 de octubre en la localidad de Pozo Viejo, departamento de Cruz del Eje.
Joaquín se había juntado con sus amigos en la plaza del pueblo, uno de ellos se descompensó y lo llevaron al dispensario. Frente al centro de salud la policía disparó a los adolescentes asesinando en el acto a Joaquín e hiriendo a dos chicos más.
La reacción de la comunidad fue inmediata y hubo protestas contra la violencia policial y este nuevo caso de gatillo fácil en la subcomisaría local donde la indignación popular se hizo sentir.
La investigación del caso quedó a cargo de la fiscal de Dean Funes, Fabiana Pocchettino, quien imputó a 5 policías por el delito de homicidio agravado por el uso de arma de fuego y por su condición de uniformados. A su vez, el Tribunal de Conducta Policial pasó a situación pasiva a los 5 policías y a un subcomisario, jefe de la zona, aunque este último no está imputado.
Desde la cuenta oficial de Twitter del gobierno de la provincia informaron que, por indicación del gobernador Juan Schiaretti, el Ministro de Justicia y Derechos Humanos Julián López se comunicó con el padre de Joaquín Paredes. Una vez más, el gobernador decide no hablar sobre el tema, como lo hizo con el reciente asesinato, también por parte de la policía cordobesa, de Blas Correa el 6 de agosto pasado.
La represión de la juventud, la violencia y la impunidad policial se cobraron una nueva víctima en una provincia que ya suma más de 400 víctimas en manos de las fuerzas represivas en las dos décadas de gobierno que lleva el PJ. La exigencia de juicio y castigo a todos los culpables, junto con el desmantelamiento de esa mafia asesina financiada por el estado, que es la policía provincial, es la única forma de garantizar que no sigan matando pibes.