Se va terminando esta campaña electoral 2021, cruzada desde antes de las PASO por fuertes debates políticos y de proyectos, con la mirada ya puesta en las presidenciales de 2023.
Cada una de esas disputas políticas se viene dando en el marco de una crisis económica y social de enorme gravedad, que no tiene en el horizonte ninguna perspectiva de mejora. Por el contrario, al haber puesto el gobierno proa hacia un nuevo acuerdo con el FMI y el pago de una millonaria deuda ilegal, lo que viene, de una u otra forma, será más ajuste y reducciones de gastos sociales en áreas muy sensibles.
Eso y no otra cosa es el significado de la condición del Fondo para firmar el acuerdo, cuando dice que Argentina tiene que “bajar su déficit fiscal”. Se refiere precisamente a gastar mucho menos en donde habría que invertir mucho más: en las necesidades sociales de millones. Aunque ahora digan que no es así o quieran esconder el tema hasta que pasen las elecciones, al final del camino el gobierno firmará un acuerdo hipotecando al país durante años.
Ante el Fondo no hay grieta
Para pagar la gigante cuenta que Macri tomó, sus amigos fugaron y el Frente de Todos avala y legaliza, nuestro país malgastará recursos enormes, perdiendo así la posibilidad de verdaderos planes de trabajo genuino, de viviendas, de mejoras sustanciales en salud y educación públicas.
Ahora bien: aunque se pelearon durante toda la campaña, frente al FMI ambos polos de esta falsa grieta tendrán acuerdo. El gobierno firmará para pagar una estafa y Juntos por el Cambio apoyará que cierre el círculo de ese robo que originó. Unos y otros dirán que hay que hacerlo para no quedar aislados del mundo, tener acceso al crédito, a las inversiones y otras falacias típicas de quienes buscan desinformar y causar temor, con tal de garantizarles las ganancias a esa usura internacional llamada FMI, conducida por EE.UU. y otras grandes potencias. La misma receta también apoyan Milei, Espert y Randazzo. De una u otra manera, todos recitan el mismo verso.
Justificar la dependencia
En el caso del gobierno, preocupado por no seguir perdiendo parte de su base electoral por izquierda, han salido a probar nuevos -y en realidad muy viejos- argumentos. Así lo hace Santoro, su candidato porteño, cuando dice que “no se puede ser tan irresponsable de mentirle a la gente para ver si le pueden sacar un voto más al Frente de Todos”, refiriéndose a la propuesta del FITU de no pagarle al FMI. La realidad es opuesta: sólo unos irresponsables pueden decirle a la población que las cosas van a mejorar y que a la vez vamos a seguir con el Fondo pagando una millonaria deuda ilegal. Incluso es falso, en la propuesta del gobierno, lo de postergar los vencimientos. Dice “primero déjennos crecer y pagamos más adelante”. Pero aun si se firmara eso, no habría solución para las mayorías trabajadoras ni para la juventud porque significa que el supuesto crecimiento y lo que se recaude durante meses o uno o dos años, al final irá al FMI. Esa es la única verdad. En realidad, el Frente de Todos y sus candidatos aceptan seguir con un proyecto y un plan económico bajo la tutela del FMI. Y eso no tiene nada de soberano, pero sí mucho de dependencia.
Tratando de justificar esta política no-soberana, días atrás la Agencia Paco Urondo difundió una nota de Juan Carlos Venturini, crítica hacia el Frente de Izquierda Unidad. Allí, entre otras cosas, dice: “Los compañeros del FITU deberían comprender que cualquier futuro socialista, tanto real como imaginario, supone la derrota de la ofensiva imperialista contra el gobierno popular de Alberto y de Cristina. Lucha que, a su turno, se inscribe en la gran batalla latinoamericana por dejar de ser el ‘patio trasero’ de EE.UU. y recuperar un destino de soberanía, de progreso y de desarrollo nacional independiente. Uno de los puntos ‘fuertes’ de la crítica trotskista al gobierno de Alberto y de Cristina es su bandera del No pago de la deuda externa al FMI. Pero los compañeros ni se acercan a considerar los enormes problemas que un default internacional acarrearía a nuestra debilitada economía. Es decir a las carencias enormes de la subsistencia actual de millones de hogares. Nos están proponiendo un choque frontal con el capital financiero, que domina al mundo, estando armados nosotros sólo con gomeras y cerbatanas”.
Lamentablemente, pese a que muchos trabajadores y jóvenes que han votado al Frente de Todos quisieran un camino realmente independiente y soberano, todo el texto reafirma un camino de impotencia política y escepticismo. No es casual: es la lógica política del “posibilismo” que no se cansa de argumentar que no se puede, que no hay condiciones, que no hay relación de fuerzas, o ahora en boca del autor, que “sólo tenemos gomeras y cerbatanas”. Toda la incapacidad y la falta de voluntad política para enfrentar a los poderes imperialistas se resumen en esa frase.
En realidad el autor, claramente preocupado por la pérdida de votos por izquierda, no toma nota de los vientos de rebelión que soplan en el mundo y en el continente, en donde hay polarización social y proyectos de derecha que enfrentamos, pero también hay movilizaciones enormes, rebeliones, huelgas, alzamientos, irrupción de fenómenos políticos por izquierda. Son millones y millones de trabajadores, jóvenes, campesinos, mujeres y disidencias, ambientalistas, que quieren un mundo mejor. No tienen “sólo gomeras”, sino que expresan una fuerza social poderosa que bien puede ganarles al FMI y a muchos otros. En nuestro país, a esos millones de familias trabajadoras y a esa juventud, el mal llamado “gobierno popular” los tiene con salarios de indigencia y trabajo precario.
Esa fuerza social emergente y positiva necesita ser apoyada, impulsada y condensada en un proyecto político anticapitalista y socialista, que se juegue por entero, que enfrente de verdad a los poderosos. Así lo proponemos desde el Frente de Izquierda y el MST. Porque si queremos una Latinoamérica que no sea patio trasero de EE.UU., la ruptura con el FMI es el primer paso esencial, sin el cual no hay soberanía posible ni habrá recursos para nuestras necesidades sociales.
El Frente de Todos fortalece a la derecha
El autor de la nota y muchos de sus pares, además, repiten que hay que votar al Frente de Todos para no hacerle el juego a la derecha. Viejos argumentos, falaces y muy poco creativos.
Para derrotar a la derecha expresada en Juntos por el Cambio, precisamente, no sirven la política ni el proyecto del Frente de Todos, que en dos años de gobierno no se animó a tocar ninguno de los intereses de los sectores de poder que sustentan a la derecha argentina y continental.
- ¿Dónde están los grandes poderes sojeros y del agronegocio? Ganando millones y millones, como lo hacían bajo el gobierno de Macri.
- ¿Dónde están las grandes corporaciones extractivas y contaminantes? Embolsando enormes ganancias, destruyendo ríos, napas, tierras, extrayendo a cielo abierto y apropiándose de bienes comunes, como lo hacían bajo el gobierno de Macri.
- ¿Dónde está el poder financiero, que fuga capitales, hace disparar el dólar, no otorga créditos accesibles y gira ganancias exorbitantes a sus casas matrices en el exterior? Están haciendo millones y millones cada mes, comolo hacían bajo el gobierno de Macri.
- ¿Cuánto cobran hoy más de la mitad de los asalariados y más del 70% de los jubilados, quienes bajo Macri se hundían en la miseria? Siguen cobrando salarios y jubilaciones de indigencia, también con el gobierno del Frente de Todos y la complicidad recurrente de las cúpulas de la CGT y las CTA.
Como nada de esto ha cambiado, el malestar social de millones crece. Por eso el FdT fue derrotado en las PASO y hoy sigue perdiendo parte de su base social y electoral. No es el Frente de Izquierda quien le hace el juego a la derecha, sino este gobierno que gobierna en sociedad con grandes corporaciones y con lo peor de la burocracia sindical que deja pasar el ajuste. Es el proyecto de un gobierno que no soluciona nada de fondo ni se propone hacer cambios estructurales quien le da oxígeno y espacio al macrismo, un frente repudiable que enfrentamos en la calle cuando fue gobierno y que si hoy no avanza más es porque gran parte de la población lo rechaza.
Animarse con la izquierda
Los últimos meses hemos visto a miles de trabajadores y jóvenes decepcionarse con el gobierno. No es para menos. Es muy comprensible esa decepción de quienes esperaban un cambio profundo y positivo.
A todas esas trabajadoras y trabajadores que les preocupa el futuro y sus condiciones laborales y salariales, a esa juventud con la que compartimos luchas ambientales y de género, a esa militancia social que esperaba otra cosa y hoy solo tiene incertidumbre. A todas y todos ustedes los invitamos a que este domingo 14 apoyemos al Frente de Izquierda Unidad. Seguramente compartimos anhelos comunes sobre el país que queremos. Lo que hace falta ahora es dar el paso para compartir también una casa en común. Y eso comienza el domingo por sumarse a fortalecer al Frente de Izquierda en todo el país.
Se vienen tiempos de más ajuste y más FMI, de disputa política y luchas en las calles, fábricas, barrios, universidades y escuelas. Habrá más polarización social y política y más necesidad de que un polo a la izquierda se haga más grande y más fuerte. La importante unidad alcanzada con el FIT Unidad y su programa por cambios de fondo son una base muy buena para fortalecer una gran alternativa. Si este domingo avanzamos y conquistamos más diputados, legisladores y concejales, tendremos más fortaleza y presencia política para volcarla a las luchas sociales que vienen. El voto al FIT-U es un voto en defensa propia.
Tras las elecciones, se abrirá una nueva etapa y nuevos desafíos. Queremos ir por mucho más. En el Frente de Izquierda tenemos la oportunidad de dar un salto y de generar las condiciones para abrir nuestras puertas a miles de trabajadores y jóvenes hartos de los viejos partidos, de convocar además a las bases críticas de organizaciones que equivocadamente están en el Frente de Todos.
Desde el MST venimos proponiendo ser mucho más que un frente electoral y animarnos a construir un gran movimiento político anticapitalista y socialista, que intervenga en común en la lucha política y le demos un lugar destacado al activismo independiente y de la izquierda social, que no integra nuestros partidos. Vamos a pensar en grande, con nuestro programa y con la estrategia de luchar por un gobierno de las y los trabajadores. Vamos a asumir la oportunidad histórica que se abre, que necesita independencia de todos los poderes económicos y políticos del sistema, y también superar visiones y rasgos sectarios, para dar paso a un Frente de Izquierda mucho más fuerte, mucho más grande, mucho mejor.