viernes, 22 noviembre 2024 - 14:22

Opinión. De Rosario a Berlín: el derecho a la vivienda

Desalojos en el Barrio La Sexta de Rosario. Represión en la Villa 31 de Capital Federal. En Berlín, ganó un referéndum para expropiar viviendas ociosas. Hay un grito en todos lados que reclama el derecho elemental a la vivienda.

De La Sexta a la Villa 31

Ayer jueves, estuve participando del acto contra el desalojo de 12 familias con mujeres y niñez en el barrio República de la Sexta. El reclamo fue frenar la expropiación de un inmueble ubicado en calle La Paz 145 bis. Se suma a un largo historial de luchas en contra del avance de emprendimientos inmobiliarios motorizados por el gobierno municipal, empresas privadas y la Universidad Nacional de Rosario. La historia de La Sexta -desde la dictadura a nuestros días- es la imposición de planes de urbanización de forma inconsulta y a fuerza de represiones.

Al finalizar la acción, veo por las redes que la policía de Larreta estaba desalojando violentamente a 80 mujeres y 175 chicos de la toma “La Fuerza de las Mujeres”, en la Villa 31 Padre Mujica. A lo “Guernica”, porque para reprimir no hay grieta. Topadoras pisoteando casillas -una vez más- con mujeres que escaparon con sus hijes de la violencia de género, en busca de una vivienda digna. La feminización de la pobreza, dura cara del capitalismo patriarcal.

El problema habitacional en Rosario

El caso del barrio La Sexta o Magaldi, forman parte de un paisaje más general. Nuestra ciudad vivió un boom de la especulación inmobiliaria en el 2008, motorizado por la acumulación de dólares de los sectores exportadores, y la necesidad de levantar ladrillos como reserva de valor. Desde entonces, vimos crecer shoppings, hoteles, megatorres y edificios por todos lados. En paralelo, aumentaron las viviendas ociosas y crecieron los asentamientos irregulares, donde viven alrededor de 200 mil personas.

Según datos del CENSO 2010 y algunos del municipio (La Capital, 11/06/21), la demanda de vivienda ronda las 50 mil unidades, mientras que las unidades desocupadas son 65 mil: el famoso “casas sin gente y gente sin casas”.   

Berlín abre el debate de qué hacer

En Berlín, un referéndum dio que el  56,4% de los votantes están a favor de expropiar a los grandes propietarios que poseen más de 3.000 apartamentos, y comprar con dinero público unas 240.000 viviendas para crear una nueva empresa que gestione los alquileres.

La simpatía mundial que despertó la noticia, da cuenta que el problema del acceso a la vivienda es un déficit estructural de la sociedad en que vivimos.  Pero también, de que es posible superarlo.

Evidentemente, hace falta entender a la vivienda como un derecho social que debe ser garantizado, y no como un negocio-privilegio. Se debe poner un impuesto a la vivienda ociosa, financiar un alquiler social, porque alquilar se volvió imposible, y créditos a tasa cero para trabajadores que quieran comprar. La dicotomía es: millones de dólares para el FMI, o plata para un plan de viviendas populares que generen puestos de trabajo formal. Esas y muchas medidas más son posibles y necesarias, a condición de tocar intereses y movilizarnos por lo obvio: el derecho elemental a la vivienda.

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