La situación general de crisis económica que se profundiza con la crisis sanitaria destapada por el COVID-19 encuentra a los trabajadores enfrentando las políticas de los gobiernos en todo el país. Estos son defensores de los intereses de nuestras patronales y de los sectores concentrados de la economía que no paran de ganar. Pretenden una vez más que la crisis la paguemos los de abajo.
Los números son contundentes. En el primer semestre la caída brutal de la economía tuvo un fuerte impacto en el nivel de empleo, con una desocupación del 13,1%. Miles de trabajadores por debajo de la línea de pobreza, sean independientes, formales, informales. Hemos visto desgranarse el poder adquisitivo de los salarios en un 30%, por lo menos.
A la par las cúpulas sindicales, transan y no empujan por la apertura de paritarias o cierran aumentos escandalosos. En Sanidad se aprobaron bonos que no superan el 20% y que se harían efectivos en los básicos con suerte en marzo del año próximo.
Los trabajadores de la salud, primera línea de enfrentamiento a la pandemia, somos permanentemente atacados y tratados como recurso descartable, no como esenciales.
El gobierno se negó a unificar el sistema de salud para que el conjunto de los recursos existentes quede a disposición de las necesidades sanitarias de las mayorías. Debería dejar de financiar el bolsillo de los empresarios que han lucrado en cifras millonarios durante los últimos años producto del desguace del sistema público. Financiación que llega de la mano de pagar los sueldos con fondos del ANSES a través de los ATP.
Los trabajadores hemos visto como incluso en los últimos meses se sigue facturando y en ninguna clínica se podría decir que hay crisis en lo económico, lo que si hay es la misma sed de ganancia a costa de todo, incluso de la salud integral de sus trabajadores y pacientes.
Las condiciones puertas adentro
En primera instancia hay que saber que la participación sindical en el sector está muy lejos de la organización democrática, representativa y defensora de los intereses de los trabajadores que necesitamos. Las asambleas no existen. En algunos establecimientos los delegados son los mismos gerentes. En otros son los buchones de la patronal o simplemente representan un cargo inocuo y desmovilizador cuando surge algún reclamo.
Los comités de crisis en las instituciones están integrados por directivos, jefes de servicio y altos mandos, sin incorporar a los trabajadores y sus representantes legítimos que le venimos poniendo el cuerpo a esta difícil situación. Somos los que conocemos los problemas y queremos poder decidir.
Por otra parte, nuestros salarios son magros, situación que deriva en uno de los principales problemas que es el pluriempleo. A las ya extensas jornadas de trabajo que sostenemos hace años, se les suman las tremendas presiones y el desgaste no solo físico si no emocional y mental que implican la crisis del Covid.
Solo para citar algunos ejemplos reproducimos el testimonio de trabajadores de diferentes establecimientos:
Hospital Privado: “A los compañeros positivos de Covid, si están asintomáticos, los vuelven a hacer laburar a los 7 días, cuando sabemos que el periodo de contagio llega hasta los 14 o 21 días en algunos casos” (residente de Clínica Médica).
Sanatorio Santo Tomás: “Hace dos semanas, todos los pisos cerraron por los contagios. Un brote similar al del Hospital italiano, al principio de la pandemia. Pero el tema es que los medios no te escuchan, ya nadie nos escucha.” (personal de limpieza).
Clínica Aconcagua: “Nosotras las camareras somos las más afectadas. Llevamos casi dos meses sin que nadie nos dé una respuesta verdadera de por qué estamos suspendidas. Seguimos sin aparecer en la planilla de horarios, o sea: octubre también con el 25% del sueldo menos.” (camarera).
Sanatorio Allende: “Movieron a todo el mundo, empezando por los administrativos. Lo único que bajan es que ‘hay que colaborar’ hacer lo que te pidan y encima si te contagiás es por tu culpa, supuestamente por no respetar los protocolos. Hasta te niegan el hisopado si fuiste contacto estrecho de algún Covid, aunque seamos de salud, aunque el contacto sea un compañero. El colmo: nos tenemos que costear nosotros el hisopado.” (administrativo).
“Treinta y seis horas estoy trabajando entre acá y mis pacientitos y no me alcanza. Entre la cuota de la casa, tuve que poner internet por la escuela de los chicos, comprar en cuotas la compu, laburamos los dos y no llegamos a fin de mes.” (enfermero).
Hospital Italiano: “Un residente de Hospital Italiano de Córdoba gana entre 22 y 25 mil pesos por mes dependiendo del año en el que este, que es la beca más baja de la provincia, y ahora se nos hace un descuento, un monto arbitrario, en teoría 8 mil pesos mensuales por supuestos aumentos. ¡Este mes cobramos 13 mil pesos!” (residente).
“Hay más de 30 positivos en el personal, la mayor parte son de enfermería y médicos. Después algunos chicos de limpieza y del personal administrativo. Cada vez hay más pacientes y el personal a veces no da abasto. Paso algunos días que hay solo dos enfermeros para atender a todos los febriles y de Covid.” (administrativo).
El conjunto de estos testimonios no hace más que demostrar que pese a los discursos del gobierno, las patronales puertas adentro, en complicidad con la burocracia de ATSA, castigan a los trabajadores.
Podemos cambiar nuestra realidad. Hoy empezamos por esta denuncia pública pero anónima debido a la persecución que se sufre en nuestros lugares de trabajo, pero queremos organizarnos, queremos juntarnos para exigir y lograr que se respeten nuestros derechos y nuestra vida.
¡Hace correr la voz! Y si sos trabajador de la sanidad escribimos y empecemos a coordinar juntos.
Trabajadorxs de Sanidad de Córdoba. ANCLA + Independientes
0351 157072497