El día de ayer,1 de junio, estudiantes autoconvocados de las carreras de enfermería y salud se movilizaron a la entrada de la UNAJ al reclamo de prácticas profesionales para poder recibirse. Este no es un problema aislado; estudiantes universitarios a lo largo y ancho de todo el país, desde que comenzó la virtualidad a principios del 2020, padecen todo tipo de atropellos por parte de las gestiones universitarias.
En la Universidad Arturo Jauretche no es la primera vez que los estudiantes alzan la voz para reclamar por sus derechos. A principios del cuatrimestre la imposibilidad de inscribirse a materias por no haber cupos suficientes fue el motivo por el que los estudiantes salieron a las calles. Ahora, la imposibilidad de aquellos más avanzados de finalizar sus estudios, al no contar con las prácticas correspondientes, es el disparador que vuelve a organizar la fuerza estudiantil.
Producto de la acción, la conducción del Centro de Estudiantes, Unidxs por la UNAJ, se vio obligada a lanzar un comunicado horas más tarde informando la “buena voluntad de las autoridades, quienes comentaron que se están realizando gestiones para concretar esta propuesta”. Sin embargo, en vez de ponerse a la cabeza de la movilización e impulsar la participación masiva, le dieron la espalda y solo publicaron un texto testimonial a través de sus redes sociales que no es garantía de nada.
Parece irónico que, en este momento de mayor pico de contagios, cuando todos los días recibimos cifras récord, cuando el sistema de salud se encuentra colapsado, con trabajadores en condiciones de precarización y con salarios de hambre, sean los futuros profesionales de la salud quienes se vean imposibilitados de recibirse e insertarse en las filas de las primera línea en combate al COVID-19.
En esta situación tan apremiante se enmarca el reclamo de los estudiantes del Instituto de Salud y de Enfermería, mientras la gestión alega falta de fondos. La misma gestión que ratifica las migajas del presupuesto nacional a las universidades, los mismos que se amoldan a las necesidades políticas de los gobiernos y responden al espíritu mercantilista y neoliberal de la Ley de Educación Superior.
El presupuesto está y en esto somos categóricos, la cuestión es dónde. Las prioridades de Alberto Fernandez son claras: mientras sigue desembolsando millones en el pago de una deuda fraudulenta e ilegítima -la misma que criticó en campaña- y mientras los rectores de las universidades del país se subordinan a fin de “honrar las deudas para preservar el bienestar del pueblo argentino“, los sueldos docentes son precarios, hay recortes de becas y bienestar estudiantil, hay ajuste en el financiamiento de programas de investigación y extensión, no hay plata para financiar soportes técnicos para sostener la virtualidad, con niveles de deserción alarmante y precarización laboral con el teletrabajo.
En este sentido, es menester que el movimiento estudiantil siga movilizado, reclamando por el derecho al ingreso, permanencia y egreso. Por prácticas profesionales, por mayor carga y oferta horaria para que ningún estudiante se quede sin cursar. Pero sobre todo, en una pelea por una Universidad pública, gratuita y de calidad al servicio de las necesidades de las mayorías. Desde el MST en el FIT-Unidad apoyamos la iniciativa de una asamblea virtual para definir los lineamientos de esta lucha. Porque organizados y en las calles es donde se conquistan los derechos.
Camila Vallejos