jueves, 19 diciembre 2024 - 06:14

Editorial de Cele Fierro. El progresismo está desnudo

La editorial de hoy se podría llamar El rey está desnudo o, mejor dicho, el progresismo está desnudo. El escritor danés Andersen en su cuento, también conocido como El traje nuevo del emperador, relata la historia de un emperador al que le hicieron creer y a todo su pueblo que llevaba un traje majestuoso. Hasta que un niño, en el medio de un desfile, gritó: ¡el rey está desnudo! Y así se terminó de aceptar lo obvio: no había traje, no había nada.

La comparación es para plantear que, por más que se quieran vestir de progresistas, de intentar hacerle creer a la población que tienen un plan, la realidad es que ese traje no existe y desde acá nos animamos a gritar como ese niño: el gobierno, el progresismo está desnudo. No hay traje, no hay nada de progresismo. Las medidas son manotazos de ahogado y las decisiones son para favorecer a los grandes grupos económicos, y dar señales a los bonistas y al Fondo.

En emisiones anteriores hemos repasado la reacción del oficialismo frente a las presiones de la derecha, lo que podríamos llamar síndrome Vicentín. La reacción fue cederles en todo, a la patronal de LATAM, a los bonistas, a los pooles de siembra, a los sojeros que les bajan las retenciones, a la Bonaerense que extorsiona y se les da todo. Es decir, siempre que estos sectores privilegiados golpearon la mesa, el gobierno cedió.

Pero desde hace unos meses se viene expresando otro actor con mucha fuerza en la realidad, es la clase trabajadora, los sectores populares y, por más que los grandes medios sigan empecinados en mostrar y agrandar las acciones de la derecha y pasear por programas de televisión a sus payasos mediáticos, las luchas de las y los de abajo para no pagar esta crisis ya son inocultables.

Solo para nombrar algunas de estas luchas, empiezo con la que lleva adelante todo el colectivo de salud, con Enfermería a la cabeza como es el caso de CABA. Pero lo vienen haciendo en distintas provincias porque desde el gobierno nacional, como también los distintos gobernadores, mantienen a todo el personal de salud, a pesar de la pandemia, con condiciones laborales completamente lamentables. Una muestra de esa lucha es el acampe en Misiones, que vienen manteniendo desde hace más de un mes.

También, las familias de las distintas tomas, las de Guernica, las de Los Ceibos y muchas más en el conurbano. Además, en el resto del país está el caso de Cipolletti en Río Negro. Miles de familias luchando por un pedacito de tierra para vivir.

Son las y los trabajadores de LATAM, que vienen desde hace más de seis meses peleando contra la patronal, contra las direcciones sindicales enfeudadas al oficialismo nacional, que los ha dejado completamente solos. Por eso se organizan desde las bases y ya preparan nuevas acciones, de escala superior, para seguir defendiendo su fuente de trabajo.

Son las expresiones de lucha autoconvocada desde la UTA, con expresiones de lucha en todo el país. Hasta los últimos días en la UOM, en donde en distintas fábricas se fueron organizando frente a la firma de un acuerdo a la baja firmado por nada más y nada menos que Caló. También son las y los trabajadores estatales que rechazaron el miserable 7% de aumento y obligaron a la conducción de ATE, alineada también al gobierno, a llamar a un paro y movilización. Son las y los repartidores que fueron a un paro internacional. Así, podría seguir con más sectores de trabajadoras y trabajadores que están luchando.

Pero acá lo determinante para analizar la situación, y ver qué hacer, es justamente cómo está reaccionando el oficialismo frente a las luchas de la clase trabajadora, y está haciendo lo opuesto a ceder.

A la clase trabajadora, ajuste con paritarias de hambre. A las y los trabajadores de la salud, postergación. Por eso Enfermería está precarizada; no solo por Larreta, SUTECBA o Médicos Municipales, sino que el conflicto es nacional. Por eso están luchando en el HIGA de San Martín, en el hospital del Cruce de Varela.

El gobierno ningunea a las y los trabajadores de LATAM. Criminaliza a quienes están ocupando una tierra en las distintas tomas. Es el colmo tener que escuchar el macartismo que encabeza Larroque, uno de los fundadores de La Cámpora que, mientras sus legisladores en Capital denuncian la venta de Costa Salguero, en Guernica o los Ceibos criminaliza a las familias, con el único objetivo de garantizar el desarrollismo inmobiliario que construye barrios privados para la valorización capitalista.

Con este cuadro, la pregunta es ¿frente a qué situación estamos? Estamos frente a límites, límites sociales y políticos. Estamos frente a la verdadera grieta: gobierno y empresarios contra el 99%.

Si uno pone la lupa en el programa de gobierno nacional para 2021, encuentra que el proyecto que presentó reduce un 10% el gasto social. Ya no hay IFE, hay una reducción de lo que se destina a salud. Pero además, ante la crisis habitacional, el presupuesto propone la construcción de 12.500 viviendas. Si se compara la construcción de las viviendas sociales con lo que se destina a intereses de deuda, vemos que hay una relación de 10 a 1, pero siempre en beneficio de los especuladores. Entonces, ¿cómo encarar lo que se viene?

La verdad es que la imagen patética del banquero Heller, autor y promotor de este aporte solidario por única vez a las grandes fortunas, rogando que le aprueben la ley, muestra la impotencia del progresismo. Mientras le suplica al 1%, criminaliza y golpea al 99%.

Y ni hablar de las conducciones sindicales, que están desaparecidas. Y ahora parece que van a aparecer organizando un evento virtual, pero no para pelear por los derechos de las y los trabajadores, sino para intentar levantar a un Alberto Fernández cada vez más desgastado.

Ante este panorama, llegó el momento de pensar en la izquierda como alternativa de poder. Llegó la hora de que la izquierda sea la herramienta para que gobierne la clase trabajadora.

Lejos de la adjetivación de utópicos, de extremistas que se nos suele asignar, tenemos propuestas y programa para resolver los problemas más urgentes.

Somos claros. Creemos que más que apoyar e incentivar el negocio inmobiliario, hay que priorizar el derecho a la vivienda. Por eso hay que declarar de utilidad pública las tierras fiscales y en desuso, e invertir en un gran plan de construcción de viviendas populares para resolver el déficit habitacional de millones en nuestro país. Esto se podría hacer, por ejemplo, con el 70% del préstamo que el Fondo le aprobó al macrismo, que se fugó y que ahora el gobierno nacional se dedica a negociar, por supuesto, para seguir pagando.

El cepo no hay que ponérselo a la clase media, a las y los trabajadores que no quieren que se les licúe lo poco que tienen. El cepo hay que ponérselo a la especulación y a la bicicleta financiera, que se llevó adelante durante toda la pandemia con los bancos como grandes ganadores, y las grandes corporaciones completamente favorecidas.

Esto implica nacionalizar todo el sistema bancario y el comercio exterior. La verdad es que quienes no están liquidando son los grandes grupos, los grandes pooles de siembra, son esas 10 empresas que se concentran en las silobolsas y deciden cuándo liquidar esos granos. Lo que hay que hacer es declarar de utilidad pública y social esas cosechas y estatizar el comercio exterior para que sea el Estado, y no estas corporaciones, el que administre qué se exporta, qué se compra y la circulación de las divisas que hacen falta. Pero que hacen falta no para cumplir al Fondo sino para asegurar derechos y reactivar así la economía que está en bancarrota.

El progresismo, con su impotencia por no romper con los límites del capitalismo, es incapaz de plantear una salida garantizando los derechos para las mayorías. Por eso siempre termina desilusionando, y termina pavimentando el camino a la derecha.

Es hora de animarse, es hora de fortalecer una tercera alternativa, y nosotros, nosotras, les hacemos esta propuesta también a nuestras aliadas y aliados del FIT Unidad, les proponemos superar el estadio de frente electoral y hacer que el FIT Unidad avance a conformarse como un partido de tendencias, socialista y anticapitalista, para intervenir de conjunto en la lucha de clases, en la lucha popular, de las y los trabajadores, para recuperar los sindicatos, en la promoción de las autoconvocatorias, en el movimiento estudiantil, en el territorio, en las luchas de las mujeres y las disidencias, en la lucha por el medioambiente que el capitalismo destruye día a día.

Para poder así, manteniendo la independencia de cada una de las organizaciones, debatiendo democráticamente, transformarnos en una alternativa que sume voluntades de las miles, los miles de simpatizantes y también de aquellos desencantados con el progresismo que, como en ese cuento que nombré al inicio, empiezan a ver este gobierno desnudo. Llegó la hora de que la izquierda sea alternativa de poder y es tiempo que la clase trabajadora sea quien gobierne.

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