viernes, 22 noviembre 2024 - 13:35

Vicentín. Crónica de los límites del posibilismo

Las autoridades de la agro-exportadora dieron a conocer que se encuentran avanzadas las negociaciones con tres peso pesado del sector agro-industrial que procederían a comprar más del 90% de las acciones.

Este jueves por la tarde la mesa directiva de Vicentín dio a conocer mediante un comunicado que va a proceder a la venta de la mayoría de sus acciones. En el detalla que la Asociación de Cooperativas Argentinas (ACA), Molinos Agro y Viterra Argentina (esta firma antes se llamaba Oleaginosa Moreno Hnos. SA, de la multinacional Glencore) “expusieron conjuntamente su interés de manera no vinculante para participar en este proceso de análisis de una potencial transacción”

De esta forma, aclararon que las empresas interesadas en adquirir el 90% de los activos de la agro exportadora “llevarán a cabo un proceso de auditoría (due diligence) de la Sociedad, finalizado el cual, podrán presentar una oferta vinculante que seguirá los pasos previstos en el marco del Concurso”.

A su vez, indicaron que como alternativa a la capitalización total “los interesados analizarán también la posibilidad de efectuar una contratación, de mediano o largo plazo, de la capacidad de industrialización a razón de las diferentes plantas de la Sociedad a través de un esquema que posibilite el mantenimiento del giro de la sociedad y el cumplimiento de la propuesta concursal aprobada, complementada con acuerdos de mediano plazo que otorguen la posibilidad de ingresar a su capital social”

En este contexto, la familia Vicentín y la mesa directiva buscan salir lo más rápido posible del concurso de acreedores que tramita Fabián Lorenzini, juez de Reconquista. Vale recordar que la empresa  mantiene una deuda de US$1.350 millones, de los cuales USD 1.000 millones corresponde a bancos. Entre los acreedores de peso pesado se encuentra el Banco Nación con $18.000 millones, otorgados durante el gobierno de Mauricio Macri bajo una modalidad fraudulenta; el Provincia de Buenos Aires con $1.600 millones y el BICE con $5 millones. Los otros US$ 350 millones los debe a empresas del sector agrícola.

Del discurso vacío a la construcción de poder

En el 2020 fueron miles las personas que se preguntaron ¿Por qué el gobierno de Alberto anuncia una posible expropiación y luego da marcha atrás?, ¿acaso no son suficientes las pruebas de la estafa?, ¿Por qué una protesta menor hizo que diera marcha atrás con el decreto de intervención y posible estatización?

Desde ese mismo momento desde la izquierda señalamos que la anulación del decreto de intervención por parte del gobierno nacional, no era un mero accidente, sino que expresaba una concepción política que se ha ido profundizando desde ese momento “no nos metemos con la propiedad privada y seremos fieles a los compromisos con el FMI y los usureros internacionales a pesar de la ilegitimad de las deudas. Si nos critican por izquierda actuaremos”.

El caso Vicentín demuestra por todos lados los límites del progresismo como proyecto político, y lo mismo podríamos decir sobre la re-privatización del tramo argentino de la vulgarmente conocida Hidrovía Paraguay-Paraná. 

La lógica sobre la que ha asentado el discurso del progresismo argentino y latinoamericano se desvanece en el aire por una simple razón: no es posible que conviva en los marcos de la economía mundial una perspectiva distributiva a largo plazo. La regla para países semi coloniales como el nuestro es saber aprovechar los tiempos cada vez más cortos los precios altos en los comodities y distribuir las migajas de los países centrales.

El mundo pandémico y de post pandemia ya ha comenzado a poner en evidencia en estos momentos, los gobiernos de turno tienen dos caminos para proceder: o se sigue avalando los negocios de los ricos y grupos empresariales concentrados, se siguen avalando los ajustes, la explotación; o se los enfrenta de manera directa con movilización en las calles, se le pone un límite y se rechaza cualquier intento de que la crisis la pague el pueblo trabajador y los sectores populares, no deben quedar dudas de que nuestras vidas valen más que sus ganancias.

El caso Vicentín ha dejado en evidencia que el Frente de Todos optó por el primer camino y dejó pasar una enorme oportunidad para comenzar a plantear nacionalmente un proyecto de soberanía real. Cedió fácilmente a las enflaquecidas movilizaciones de la derecha y la presión de los grandes medios de comunicación. No quiso explicar públicamente nada, dio marcha atrás así como si nada y ni siquiera apeló a la disputa.

Ante los que pregonan la ideología del “más no se puede” y defienden un ilusorio “capitalismo humanizado”, las y los socialistas sostenemos que es clave apostar por la construcción de proyectos políticos que defiendan los derechos del 99% y disputen el poder a los miserables de siempre y sus partidos políticos. Y para ello creemos que es clave la tarea de concientizar e informar a las mayorías de la población del enorme valor político de permanecer movilizados y haciendo que se comprenda que el modo de producción y organización capitalista es todo lo que está mal. De ese modo contaremos con la fuerza social necesaria para avanzar en políticas de expropiación con control de trabajadores, la ansiada reforma agraria, nacionalizar la banca y el comercio exterior, entre otras medidas claves para frenar el aumento de la desigualdad social, poner límites al extractivismo y romper las cadenas que nos atan a las grandes potencias y sus exigencias.

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