viernes, 22 noviembre 2024 - 00:15

Franja de Gaza. La Cancillería argentina y la teoría de los dos demonios

El 11 de mayo la Cancillería argentina, conducida por Felipe Solá, emitió un comunicado sobre los bombardeos que se están produciendo en la Franja de Gaza. Lo sustantivo de la declaración emitida es la postura política que escoge el gobierno del Frente de Todos. Como lo remarca el artículo Repudio a la nueva ofensiva de Israel, solidaridad con el pueblo palestino, ya se registraron por lo menos 32 palestinos asesinados producto del bombardeo israelí. Sin embargo, sin ningún tipo de tapujos, Solá reaviva una especie de teoría de los dos demonios entre la derecha sionista que conduce el Estado genocida de Israel y el pueblo palestino.

Comenzando por mostrarse preocupado por “el uso desproporcionado de la fuerza por parte de unidades de seguridad israelíes”, la Cancillería argentina también denuncia “la respuesta a través del lanzamiento de misiles y artefactos incendiarios desde la Franja de Gaza”. Pese a que el gobierno de Benjamín Netanyahu y la mayoría de los medios hegemónicos quiera imponer un discurso donde indica que las fuerzas represivas de Israel actúan contra bandas terroristas, lo cierto es que lo que ocurre es terrorismo de Estado. Volviendo a referenciar el artículo citado de Vicente Gaynor, los nuevos bombardeos por parte del Estado de Israel solo se pueden entender como “(…) una nueva ofensiva de limpieza étnica contra el pueblo palestino”.

Ubicarse de manera “neutra” o tratar de equiparar la violencia estatal contra el pueblo palestino, termina siendo una postura en favor de un Estado artificial que funciona como plataforma militar del imperialismo estadounidense en medio oriente. Por procurar realizar buena letra con el FMI en la gira europea, Felipe Solá y el Frente de Todos no toman una postura en favor de los derechos humanos y la autodeterminación de los pueblos para repudiar la expulsión del pueblo árabe en Jerusalén, específicamente en el barrio Sheik Jarrah, por parte del gobierno de Netanyahu. Una acción que no merece posturas de medias tintas, sino el repudio más grande para con el Estado genocida de Israel.

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