El de 9 de julio de 1816 se declara en el Congreso de Tucumán la independencia de la República Argentina; esta es una fecha que como parte de un proceso histórico muy rico muchas veces es tomada o formalmente o como proceso terminado. En la era de Milei esta fecha es más que significativa y ha dejado conclusiones y tareas que todo revolucionario debe debatir. Construir la definitiva independencia es clave.
¿Qué significó la independencia en ese momento?
El día de la Independencia, el 9 de julio para nosotros es importante porque marco un antes y un después y porque además esta fecha, la independencia de nuestro país, fue clave en el proceso de América Latina. Por supuesto esta independencia declarada en Tucumán en 1816 debe entenderse en dos andariveles. Por un lado, analizar hacia atrás, y comprender que es una independencia fruto de un proceso que comienza mucho antes de la Revolución de Mayo pero que no se puede entender sin la Revolución de Mayo. Lo logrado en 1810 fue hito que marcó y permitió la continuidad de distintos eventos hasta lograr nuestra independencia de España. Y en otro andarivel, entender que justamente es una independencia con muchas contradicciones y que no se ha desarrollado hasta el final, por eso aún seguimos esperando y construyendo la segunda y definitiva independencia.
Esta incompletitud de la Independencia lograda no puede quitarnos de vista su valor histórico y político. Hay razones por las que la independencia fue limitada.
Debates de la época
El por qué la independencia del 9 de julio de 1816 fue profunda, pero no sostenida ni integral, está relacionada con las distintas variantes opiniones y proyectos que había en ese momento y la puja entre estas diferentes alas.
Había un ala más radicalizada que encabezaba Moreno, Monteagudo, Belgrano y San Martín que hablaba de la independencia y de una unificación de la “patria grande” y en ese marco una independencia integral, no solamente del imperio español, sino de cualquier imperio y por supuesto con libertades e independencias económicas específicas. Había otra ala o concepto más conservadora que encabezaba Saavedra y que planteaba la independencia de España, pero para poder con libertad negociar con otros imperios, como era el de Inglaterra. Realmente en esta puja hubo discusiones, y una lucha febril, que le costó la vida a Moreno entre otros eventos, pero se impone el formato conservador y la independencia tuvo sus límites.
Anécdotas que ilustran
La pelea entre estos sectores tuvo años y no fue de un momento, ya en la conformación del primer Gobierno patrio, la Primera Junta, se da una anécdota que es muy importante e ilustrativa. Se hace una fiesta para celebrar la conformación del primer Gobierno patrio, solicitando que quienes asistieran fueran de etiqueta. Moreno, fiel a sus formas, había ido solo vestido con su traje y sin las etiquetas de rigor, por lo tanto, fue parado en la puerta y tuvo que discutir para poder entrar. Mucho más fue la sorpresa de Moreno cuando dentro de la fiesta la mujer de Saavedra llevaba una pequeña coronita en su cabeza, Y alguien de la fiesta llamaba a Saavedra “el nuevo emperador”. Moreno se enfureció y luego de muchísimos debates se modificó el formato de Gobierno, con una Junta Grande.
El enojo de Moreno explicaba su posición y el rechazo a la idea que se había ungido un nuevo rey; que se había cambiado un rey por otro rey. Esa anécdota, que puede encontrarse en varios libros de historia resume un poco la disputa que había en ese escenario en América entre estas dos alas, que, a pesar de la lucha de los más radicales, es el ala conservadora la que terminó imponiéndose en el marco del proceso de independencia, no solo por ser mayoritaria, sino por propias conveniencias económicas y de esa manera se impone una independencia parcial.
Una independencia que fue clave en el contexto histórico
Mas allá de las limitaciones de la independencia lograda, limitaciones que pueden ser visibles con más claridad ahora, ha sido un hecho histórico importante en el proceso independentista en América, por eso tampoco debemos subestimarlo, los revolucionarios debemos tomar estos momentos claves y analizarlos como así también valorarlos. La independencia de nuestro país ha dejado conclusiones y tareas importantes, y permitió en ese momento sacarse de encima un imperialismo descompuesto y en crisis. Como así también habilitó la posibilidad de un proceso independentista en América. Lo que tiene un valor fundamental.
Quienes llevaron a la luz y lucharon por la independencia en nuestro país, también permitieron ayudar a la independencia de las regiones cercanas, limítrofes, de América, San Martín es considerado el libertador de América, pero su objetivo final no era que cada país pudiera después, en algún punto, “disfrutar” la independencia de España, sino poder construir la patria grande y poner en pie una independencia más integral. Por eso posterior a la propia independencia en 1816 se tardó mucho en conformar lo que hoy llamamos Argentina, porque la batalla de ideas sobre que patria poner de pie fue mucha, y no se dio sólo con la pluma. Los ideales de una independencia definitiva aún persisten y es una tarea pendiente.
Conclusiones y tareas revolucionarias del 9 de Julio
La independencia dejó muchas conclusiones importantes. En primer lugar, que era posible sacarse un imperialismo de encima y que a su vez cuando un imperialismo tiene grietas, problemas, crisis, se abre una oportunidad que posiblemente beneficia a todas las fuerzas revolucionarias para poder hacer pie y enfrentar ese imperialismo. A su vez también nos dejó como conclusión que si no se va hasta el final y no se logra una independencia integral lamentablemente quedamos siempre inmersos en las dependencias quizá no tan visibles y menos formales pero económicas y políticas concretas. Por lo tanto, nosotros necesitamos trabajar por la definitiva independencia. Para trabajar por la definitiva independencia del imperialismo y de los organismos imperialistas como es en el caso del FMI, es fundamental entender que hay que resaltar ese proceso histórico del que venimos que nos muestra que, si se pudo, se puede. Que, si estos hombres pudieron dar tanto debate y su vida, podremos nosotros construir la definitiva independencia.
La independencia que nos debemos
Es evidente que no podemos hablar de una independencia definitiva, como decíamos más arriba, si seguimos sometidos al Fondo Monetario Internacional y si por supuesto siguen los grupos económicos mandando sobre la política argentina, ni hablar en este contexto, la era Milei socaba cualquier anhelo o Conmemoración de la Independencia. Todo su plan es una vuelta al colonialismo. El Pacto de Mayo que firmaron es un pacto de sometimiento absoluto jurando al imperio yanqui una lealtad servil.
La Ley Bases y el RIGI rematan nuestros bienes comunes, volviendo a un formato casi colonialista en el que no vamos a tener ningún control sobre los recursos que se van a llevar con total impunidad y sin ningún costo político ni económico. Por lo tanto, hay un retroceso importante en la era de Milei, que celebra con desfiles el 9 de julio mientras nos hace cada día más dependientes. Por eso la segunda y definitiva independencia está asociada a una revolución socialista, nada será posible sino nos animamos a dar vuelta todo. Entender esta tarea estratégica permite a los revolucionarios no caer en el posibilismo o la adaptación, construir la alternativa política necesaria, no solo para combatir a Milei, sino para ser una alternativa de poder, es necesario transformar todo para poner de pie la “Patria Grande” y justa por la que lucharon y dieron su vida muchos. Y siguiendo la convicción de quienes en el 1800 pudieron animarse a pensar distinto, es necesario en este 9 de Julio animarnos a soñar con la independencia definitiva.