miércoles, 18 diciembre 2024 - 08:22

30ª Marcha del Orgullo. Masividad, reclamos, políticas

Como era de esperar, el sábado 6, la XXX Marcha del Orgullo en Buenos aires fue colorida y multitudinaria. Algunos medios de comunicación estimaron una concurrencia de unas 200 mil, 300 mil o quizás más. No sólo fue tan masiva porque el año pasado no hubo marcha y tras la larga cuarentena por el coronavirus había muchas ganas de volver a ocupar las calles, sino porque nuevas generaciones de jóvenes asumen con orgullo su orientación sexual y su identidad de género por fuera del arcaico molde binario cis-heterosexual.

Además de mucha gente adulta, familias enteras y hasta algunxs abuelxs, fue notoria en esta oportunidad la enorme participación juvenil, con mucha identificación no binaria. Grupitos de amigues de pibas, pibes y pibis iban llegando a la Plaza de Mayo desde todos los barrios de la Capital, el Gran Buenos Aires y también del interior del país, que viajaron especialmente para participar del evento. Y en cuanto a la composición social, en general pudimos ver tanto un componente bien popular como así también de numerosos sectores de clase media.

A 30 años de aquella primera Marcha, en 1992, en la que participé porque nuestro MST fue el único partido político allí presente, es evidente que las conquistas que hemos logrado en estos 30 años de lucha afianzaron un muy amplio arraigo y aceptación social hacia nuestra comunidad y nuestros derechos. Al mismo tiempo, y como parte de la polarización social y política que atraviesa todo el mundo, los sectores religiosos y políticos antiderechos siguen actuando y presionando sin pausa para retroceder todo lo posible también en materia de género.

Los reclamos

Si un grito unificó durante todo el día la Plaza de Mayo y luego la marcha por la Avenida de Mayo hasta Congreso fue “¿Dónde está Tehuel?” En cientos de pancartas, carteles hechos a mano, frases en el cuerpo, banderas, graffitis y canciones estuvo presente la ausencia de ese joven trans del conurbano bonaerense, que salió a buscar una changa, pero terminó desaparecido y el Estado es responsable de no encontrarlo ni darnos alguna respuesta sobre qué pasó.

Tehuel es un ejemplo de la enorme distancia que todavía existe entre los avances logrados a nivel de la igualdad jurídica comparados con la realidad social cotidiana: en este país si sos trans podés cambiar tu identidad de género, hormonizarte y operarte en forma gratuita, podés casarte y adoptar, podés tener un DNI no binario y quizás hasta podés lograr un empleo en alguna repartición pública, pero también es posible que te discriminen en tu casa o la escuela, te insulten y agredan en la calle, la cana te violente o incluso que desaparezcas.

A esta demanda tan sentida por Tehuel se sumaron reivindicaciones compartidas por muchos sectores de la comunidad LGBTI+, como por ejemplo la necesaria Separación de la Iglesia y el Estado, la aprobación en el Congreso de la Ley integral trans -que incluya un subsidio para las personas trans sobrevivientes mayores de 40 años- o la aún pendiente Legalización de la marihuana. Lógicamente también hubo otras consignas y denuncias que sólo planteamos desde la izquierda, como Abajo el ajuste de los gobiernos y el FMI, Manzur antiderechos y Abajo el sistema capitalista y patriarcal.

Las políticas

Además del carácter festivo, la Marcha del Orgullo tuvo al mismo tiempo un claro carácter político desde que nació porque política es la lucha por nuestros derechos. Y así lo entiende desde hace mucho tiempo todo el activismo de nuestro colectivo. Pero este año, por la combinación de varios factores, las contradicciones y cruces políticos tuvieron más relevancia que otras veces.

Uno de esos factores es la cercanía de las elecciones, el próximo domingo 14. Esta situación y el nerviosismo del Frente de Todos tiñeron todo el contenido de las elaboraciones de la Comisión Organizadora, que terminó sesgado hacia una postura muy pro-gobierno. Desde ya, en los textos que consensuaron hay varios planteos que compartimos, como que la única deuda externa es con el pueblo y no con el FMI o las denuncias contra las políticas represivas de Patricia Bullrich y Sergio Berni. Pero las loas al oficialismo y su cerrada negativa a denunciar el rol del antiderechos Manzur nos distanciaron. Por eso, si bien integramos dicha Comisión, este año no firmamos el documento ni participamos del programa especial en la TV Pública ni de la conducción del acto.

La crisis política que cruza al Frente de Todos se hizo más que evidente en esta Marcha. Por un lado Orgullo y Lucha (CHA, 100% Diversidad y un par de grupos más), los más oficialistas, hicieron un magro evento paralelo en Diagonal Norte y Florida, para disputar con la Marcha, bancado por el Ministerio de Mujeres, Género y Diversidad. En respuesta, la Comisión Organizadora le dedicó un abucheo público a la ministra Gómez Alcorta, que ésta tuvo que escuchar desde el stand de su Ministerio en Plaza de Mayo. De la evolución de la COMO dependerá si las diferencias políticas se atenúan o se ahondan.

A su vez, dentro de la columna de la Federación Argentina LGBT, que encabezó la Marcha por ser el principal agrupamiento y el único realmente nacional, fue llamativa la ausencia del camión juvenil de ZONA. De las organizaciones LGBT+ hubo unos diez o doce camiones, aparte de otros seis de las fiestas privadas. El dato a considerar es que, como espacio político, las agrupaciones del peronismo desfilaron con sólo ocho camiones y vehículos.

Por otro lado, el sector de Orgullo en Lucha (anarcos y autonomistas, que años atrás armaban una pequeña “contramarcha”) esta vez desapareció de la escena. Y otros grupitos horizontales como el de Quimey Ramos hicieron movidas aparte, de nula trascendencia.

Sin negar que el macrismo (UCR, PRO, ARI y PS) llevó dos camiones y un buen contingente, la verdadera novedad política de esta XXX Marcha del Orgullo fue la notoria participación del Frente de Izquierda Unidad, con una gran columna integrada por seis vehículos y cientos de personas. Adelante marchó una cabecera conjunta, con referentes y figuras de los cuatro partidos que integramos el FIT-U. Por el MST estuvimos Alejandro Bodart, Vilma Ripoll, nuestra referente trans Moni Aguirre y quien escribe. Luego, una linda bandera frentista arcoíris. Desde el camión común se agitaron consignas y música durante todo el trayecto. Y detrás las columnas de las agrupaciones, entre las cuales la principal fue la nuestra, la de Libre Diversidad-MST, que se destacó y recibió muchas felicitaciones y muestras de adhesión al agite político y musical.

Aparte de sostener durante el día tres stands en la feria en Plaza de Mayo, con venta de libros y haciendo firmar petitorios, y de ayudar al volanteo conjunto de OLA (Organizaciones Laicistas Argentinas), espacio unitario que integramos, el MST aportó a esta Marcha del Orgullo la columna más numerosa y combativa, que abarcó más de una cuadra de la avenida. Disidentes antisistema decía una de nuestras banderas de arrastre, adornada con un Trotsky de pelo y barba multicolor, entre numerosos banderines trans. Al frente de la impactante columna iban tres “dinosaurios” -el FMI, la Iglesia y Manzur-, acosados por una decena de guerreres disidentes a todo color y glitter. En varios momentos nos pusimos caretas con la imagen de Tehuel, mientras que otras veces encendimos bengalas de colores. Vinieron a nuestra columna muchxs compañerxs nuevxs, de les cuales ya varies se suman a militar en el MST.

Como lo dijimos en el cierre en Congreso, “estamos orgulloses de lo que somos, de toda esta diversidad en construcción y deconstrucción permanente, y sobre todo estamos orgulloses de militar no sólo por nuestros derechos y para que se apliquen realmente, sino también por derrotar este sistema capitalista y patriarcal para remplazarlo por un gobierno de las y los trabajadores y empezar a construir el socialismo”.

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