viernes, 22 noviembre 2024 - 00:53

28S. Día mundial por el aborto legal y seguro

En 1990, en el V Encuentro Feminista Latinoamericano y del Caribe realizado en San Bernardo, provincia de Buenos Aires, las mujeres participantes coincidieron en la necesidad de unificar las luchas por el derecho al aborto. En ese taller, compañeras brasileras propusieron el 28S, día en que se decretó la “libertad de vientres” en su país.
Desde entonces, la fecha se fue extendiendo por el mundo. El 28 de setiembre forma parte sustancial de la agenda feminista, ya que en muchos países los abortos inseguros siguen siendo la primera causa de muerte materna, en especial entre la juventud y los sectores más vulnerables.

Un camino recorrido, triunfos y desafíos

Hace 31 años que existe la Campaña 28 de Septiembre para coordinar acciones. Hasta 2009 sólo se extendió por América Latina, pero al calor de las luchas feministas en España y África avanzó a esos países. Cuando en 2012 la República Dominicana le negó el aborto terapéutico a una niña con leucemia, que murió, la Campaña hizo acciones en 50 países y forzó la intervención de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos.
Desde 2015, con la cuarta ola feminista global, la Coordinadora 8 de Marzo y los paros internacionales de mujeres la lucha por el derecho al aborto se potenció. En octubre de 2016, en Polonia, se realizó el primer paro de mujeres frente al intento de prohibir el aborto. En 2018 se logró la legalización en la católica Irlanda. Así, los reclamos por los derechos sexuales y reproductivos fueron adquiriendo un carácter masivo.
La fuerza de la cuarta ola y la marea verde con que el año pasado conquistamos la ley en nuestro país ampliaron el alcance de esta lucha, sobre todo en América Latina. Crecieron los lazos entre las diferentes regiones, experiencias de lucha y organizaciones. En Chile se avanzó con la legalización en tres causales, en Colombia se reorganizó y radicalizó el movimiento, en Venezuela crece la presión y la marea verde invade México, entre otros ejemplos.

No a Manzur y los demás antiderechos

En la ley aprobada, las concesiones a las iglesias, como la objeción de conciencia institucional, dificulta el acceso a nuestro derecho. Desde las prepagas privadas y obras sociales, la oferta de sanatorios para garantizar la práctica es escasa y con extensos trámites burocráticos. Igual la mayor responsabilidad la tiene el Estado, que al promulgar la ley anuló el concepto de salud integral, demoró meses un protocolo que no revierte los vacíos legales y aún no logró la adhesión de todas las provincias al mismo.
Durante este tiempo, los antiderechos sostuvieron una ofensiva. Desde la justicia, los gobiernos, en los medios, hospitales, escuelas y ante cada oportunidad presionaron para trabar, demorar o impedir la aplicación de la ley. Ocurrió en Chaco, Córdoba, San Juan, Mar del Plata y muchos otros lugares del país.
El sector oficialista del feminismo sostenía que el nuevo Ministerio de Mujeres sería clave para garantizar la aplicación de la ley, un ministerio que es puro discurso, con muy poco presupuesto y que encima subejecutó la mitad. Por ejemplo, la articulación de la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto sólo se dedicó al vínculo con ministerios y secretarías para “organizar el monitoreo y la aplicación de la ley”, desmovilizando por completo.
Con la derrota electoral, el gobierno hizo un cambio de gabinete: mantener el ajuste y girar a la derecha. Como jefe de ministros puso a Manzur, férreo militante “pro-vida”, que presentó un proyecto para prohibir el aborto en casos de violación, responsable político de la tortura a la niña violada Belén en Tucumán y actor clave de la reforma previsional de Macri. “Para neutralizar a la derecha, más derecha”, parece ser el lema de Alberto y Cristina. En medio de una creciente polarización política, el gobierno muestra de qué lado está. A su vez la ministra Eli Gómez Alcorta, que ayer denunciaba correctamente a Manzur, ahora festeja “una buena convivencia” con su nuevo jefe…

La Campaña debe mantener independencia política

El movimiento de mujeres y diversidades, que tanto viene batallando en nuestro país, debe seguir alerta porque nuestros derechos están en riesgo permanente.
Por un lado, exigimos la implementación efectiva de lo conquistado: ESI con perspectiva de género en todos los niveles educativos, real acceso a los métodos de cuidado de la salud sexual y reproductiva, cumplimiento real de la IVE. Esto requiere un monitoreo independiente del gobierno y la voluntad de movilizar en cada rincón del país que lo necesite.
A diferencia de las funcionarias oficialistas que integran la Campaña por el Aborto, que impulsan un “frente por la libertad y la vida” para dialogar con las instituciones, la lucha debe ser independiente del gobierno, democrática y apoyada en la movilización unitaria.
A la vez, sigue pendiente en nuestro país separar Iglesia y Estado, anulando los millonarios subsidios públicos a la educación religiosa y privada. El surgimiento de OLA (Organizaciones Laicistas Argentinas), que nuestro partido integra, es un avance en ese camino.
Desde Juntas y a la Izquierda, Libre Diversidad y el MST sostenemos que, al revés de lo que dijo Alberto al promulgar la ley de aborto, el patriarcado no terminó. Te invitamos a organizarte con nosotres para tirarlo junto con el capital.

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