miércoles, 18 diciembre 2024 - 18:27

24M. Dispositivo entregador: reflexiones por la Memoria, Verdad y Justicia

La historia de Pablo “Vasco” Sartore está llena de lucha. Con la voz de militante trotskista ha habitado el espacio de resistencia en plena dictadura y hoy es un referente de la agrupación Libre Diversidad, además de ser parte de la dirección nacional del Movimiento Socialista de los Trabajadores en el FIT Unidad. También es oportuno destacar su actividad como coordinador del Centro de Abogades por los Derechos Humanos y miembro del Encuentro Memoria, Verdad y Justicia.

El pasado sábado 21 tuvo la gentileza de acercarse hasta la ciudad de La Plata para participar de un conversatorio en el cual se conectarían, de la mano de su experiencia, temas que a priori pueden parecer lejanos: dictadura, Fondo Monetario Internacional y deuda externa, y negocios extractivistas.

Pablo de forma muy clara nos expuso un punto de partida interesante: el FMI había financiado la conocida dictadura de los setenta. Argentina ya tenía relación con el FMI pero durante aquel periodo la deuda que dejaron los militares fue casi siete veces mayor (yendo de 8.085 a 45.065 millones de dólares); esto fue la base sobre la cual futuros gobiernos, sin importar su bandera política (la UCR en este sentido con la vuelta de la democracia, no hizo más que seguir obediente), irían profundizando y fortaleciendo lo que terminó siendo el dispositivo entregador de nuestros recursos y nuestra soberanía a los países y corporaciones del norte global.

La intención con estas palabras es pasar por los momentos clave en los que el dispositivo de entrega de soberanía fue refinado y perfeccionado. Estas palabras intentan ser rápidas, pero no por eso menos profundas.

Estando a menos de dos semanas de que el gobierno de Alberto Fernandez y Cristina Fernandez de Kirchner haya impulsado y firmado un nuevo acuerdo con el FMI (con el apoyo de Juntos por el Cambio por supuesto) es más que pertinente hacer esta revisión. Es una obligación que tenemos reconocer y analizar este dispositivo entreguista. Los gobiernos que han venido luego de que se haya podido derrotar a la dictadura, han usado un discurso tan efectivo que pudo persuadir a gran parte de la población, mientras desde las sombras los mecanismos que nos mantenían colonizados se actualizaron y perfeccionaron en silencio. Como manifestaciones de esto podemos ver a personajes como Milei o el CEO de Syngenta, Antonio Aracre, acaparar los medios hegemónicos de comunicación; los podemos ver como actores de la desinformación, agentes representantes de la verdadera cúpula del poder que no quiere ceder, al contrario, se endurece en la derecha.

Comienza a vislumbrarse esa conexión entre los setenta y nuestros días. Pablo en su exposición abordó la famosa década del noventa, donde el PJ de la mano de Carlos Menem (tocamos madera), le dió una vuelta de tuerca a los engranajes entregadores privatizando cantidad enorme de recursos que estaban en manos del estado. Previo a este momento, todos los recursos que se extraían en el territorio argentino eran del país en su totalidad, esto es: si se extraía petróleo del sur, la nación era quien la manejaba (por mencionar un caso, YPF); pero luego el gobierno del PJ manipulando las leyes dió un paso más y dejo que cada provincia decidiera sobre los mismos recursos. De esta manera podemos ver hoy cómo China puede negociar con el Chaco sin mediación de Nación, la relación de poder es mucho más evidente y fácil de manipular. Sin olvidar que también es conveniente para la mirada cabacentrista que con los años fue ajustando su sesgo: si estos manejos oscuros pueden pasar desapercibidos y sin mención alguna en los medios hegemónicos, la oposición que se pueda encontrar en el territorio sería más fácil de oprimir y silenciar. Aspecto aterrador y clave.

Para cuando llegó la familia Kirchner al poder, el dispositivo extractivista estaba bien aceitado y dirigido a efectivizar su funcionamiento. En la supuesta “década ganada” los proyectos mineros pasaron de 18 en 2003 a 614 en 2013 . Monsanto acaparó los campos con su soja transgénica que fue vendida con la narrativa salvadora (como hoy sucede con el trigo transgénico HB4 o las petroleras en la costa de Mar Del Plata). No hay que olvidar que las comunidades indígenas del interior han sido y siguen siendo desplazadas y despojadas con mucha fuerza de sus territorios y sus tierras. Se podrá desear creer en el progresismo, pero es difícil al observar estas articulaciones tras bambalinas. En paralelo se siguió ahondando en una narrativa separatista de Capital Federal con relación al interior. Por eso podemos escuchar aún hoy, expresiones del estilo “Chubut es la loma del culo, a quien le importa”.

No quiero dejar de conectar el gobierno kirchnerista con Monsanto-Bayer, el vínculo con el supuesto autodefinido “filántropo” Hugo Sigman fue decisivo para que el negocio de la soja cobrara el tamaño y la impunidad que tiene. Destacar también que es el personaje que financia la Cámpora, que hoy es accionista del Grupo Insud y que se sienta en la mesa chica de las corporaciones que actualmente manejan el mundo capitalista, como Google, Amazon, Tesla, etc. Yanis Varoufakis diría “Tecno-Feudalismo”.

Para cuando el gobierno de Mauricio Macri llegó al poder los negocios extractivistas ya estaban asentados y en plena expansión; lo unico que hacia falta para seguir encadenando nuestra soberanía al norte global sería otra actualización del dispositivo entregador que se intenta describir: un nuevo acuerdo con el fondo a puertas cerradas, sin consulta popular (por supuesto) y de forma absolutamente fraudulenta e ilegal. La impunidad es tal que se puede ver a Macri diciendo en cámara que tomó deuda porque los bancos amenazaban con fugarse del país (la plata siempre va para los que ya tienen plata).

Pudiendo ver estos hechos se vuelve evidente: la deuda no es más que una garantía para que los especuladores y las corporaciones del norte sigan robándonos recursos a cambio de miseria y pobreza, en medio de una crisis sistémica y ambiental como nunca hemos visto.

Ahora, luego de la conversación con Pablo, con mis compañeres, es nuestra tarea buscar la forma de desarmar este dispositivo diseñado para mantenernos colonizados y bajo una miseria cada vez más opresora. Este 23 y 24 de Marzo desplegamos la fuerza heredada de nuestros compañeres desaparecides, con la claridad de todos estos hechos hilados, y el impulso de todas las luchas; la clave está en la organización como herramienta emancipadora y de construcción de pensamiento colectivo.

Previo al conversatorio, tuve el enorme regalo de conversar con una compañera, Majo Rondan, quien entre tema y tema dijo la frase “La conciencia no retrocede” con una convicción tan fuerte que resultó contagiosa. Fue una frase tan simple y a la vez tan reveladora que espero no cansarme de repetirla como si fuera un mantra. Seamos agentes de esa conciencia que no retrocede.

Tomás Batista

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