viernes, 20 diciembre 2024 - 15:04

23 años del Argentinazo. Puentes y contradicciones en el régimen político

Pasadas más de dos décadas de la revolución de las cacerolas1, pasó mucha agua debajo del puente y continúa una crisis que la burguesía no termina de resolver.

Puentes

Aquellos 19 y 20 de diciembre del año 2001 terminaron de expresar un proceso donde se venía acumulando bronca y contradicciones que culminaron con De la Rúa escapando de la Casa Rosada en helicóptero, y posteriormente una serie de presidentes interinos que duraron lo mismo que fusible conectado a alta tensión.

Rebrotan intentos de similitudes con el momento actual de nuestro país, donde se repiten rostros que ocupaban sillones importantes en ese momento, entre ellos la ministra Bullrich, quien ocupaba la cartera de Seguridad Social y desde ese lugar también golpeaba a los jubilados como ahora.

Otra cara conocida es la del ministro Sturzenegger, quien era secretario de Política Económica en el 2001 y hoy es el encargado de la desregulación y transformación del Estado. Ante la pregunta, en una reciente entrevista, de un posible resultado de su gestión, el ministro sostenía: Yo vengo de dos gobiernos que fracasaron, el de De la Rúa y Macri, entonces sería un irresponsable o poco profesional no estar evaluando todas las alternativas”.

Las relaciones carnales con el imperialismo están mas a la vista que en cualquier otro momento de los últimos 20 años. En aquel momento el blindaje y posteriormente el fallido megacanje constituyeron uno de los mayores endeudamientos de la historia de nuestro país, con el FMI garantizando su negocio tras bambalinas.

Hoy en día, Milei apuesta fuerte a que Trump sea la llave que le garantice nuevos desembolsos del FMI que sean claves para lograr sus objetivos de bimonetarismo, liberación del cepo cambiario y apertura a los mercados internacionales, sin reventar el país en el intento. En esa dirección el presidente declaró con entusiasmo que “Estados Unidos descubrió que somos un socio digno de confianza”2.

El presidente dejó de lado su plan original de dolarización, pero busca otros engendros económicos para avanzar por ese camino, y deposita sus esperanzas para retener la devaluación en los fondos que le pueda girar el amo del norte.

En diciembre del 2001 surgió como germen la organización popular mediante asambleas y cacerolazos. No es casual que ante las primeras medidas reaccionarias del gobierno, en los grandes centros urbanos hayan surgido reflejos de la memoria colectiva en forma de asambleas y cacerolazos barriales.

Un intento de salida del régimen

Pese a las similitudes de un momento que caló en la historia reciente de nuestro país, lo cierto es que aquel estallido social reconfiguró elementos del régimen que siguen pesando en la actualidad y que el gobierno de Milei lucha por cambiar, hacia uno más autoritario.

Uno de los aspectos centrales que modificó el 2001 es el ordenamiento del bipartidismo en el poder, la hegemonía de peronistas y radicales se derrumbó, y se recicló en un modelo de coaliciones donde el PRO y el kirchnerismo tomaron la batuta para generar alternabilidad en la presidencia.

En las elecciones PASO del 2019 entre Cambiemos y el Frente de Todos sacaron el 80% de los votos totales, llegando a las generales de ese año concentrando el 90% de los mismos.

En cambio, en las PASO del 2023 y con cambio de sellos de por medio (Juntos por el Cambio y Unión por la Patria) apenas llegaron a poco mas del 50% de los votos, alcanzando el 60% para las generales. Una debacle producida por un tendal de decepcionados que supo aprovechar Milei y en la cual monta a su espacio político.

Del mismo modo, la misma templanza que enfrentó el Estado de sitio de De la Rúa y posteriormente la represión de Duhalde, conquistó un estadio de baja represión. Uno de los elementos que Milei, apoyado en Bullrich, quiere hacer pesar es la constante represión a la lucha de los trabajadores y sectores populares que se vivió a lo largo de este año.

No es casualidad que este gobierno haya enfocado gran parte de su ataque político-mediático-represivo a los movimientos sociales que surgieron ante la crisis de finales de los 90’ y tuvieron un rol en las luchas de los 2000.

Inauguraron un protocolo contra las manifestaciones y no dejaron a ningún sector de lucha sin reprimir durante este periodo. Además de la reestructuración de la SIDE, la persecución judicial y política a los luchadores populares, el avance en legislación contra los bloqueos de fabrica y otras medidas de lucha, complementan un combo autoritario y represivo.

Por otro lado, intenta avanzar en un reseteo de los poderes del Estado, concentrando mayor poder en el sillón de Rivadavia. Durante el año tenso las relaciones institucionales, gobernando entre péndulos de DNU’s y vetos, y la complicidad del Congreso que homenajeó la Ley Banelco, con la votación de Ley Bases.

El mayor signo de este intento de cambio de régimen es la reforma electoral con la que sueña Milei. La misma busca avanzar con obstáculos proscriptivos contra la izquierda y las fuerzas emergentes, del mismo modo, validar el lobby y los sucios negocios empresarios mediante los aportes privados, y restringir aún más la presencia y visibilidad en los medios.

Por una Argentina socialista

Una de las mayores lecciones que dejaron el estallido del 2001, es la fuerza que tiene el pueblo para transformar la realidad, que cuando esta movilizado logra que el miedo pase de bando y que los que tengan que transpirar para llegar a fin de mes (en este caso de gestión) sean quienes elaboran los macabros planes de ajuste contra las y los trabajadores.

Ese recuerdo de helicópteros y cacerolas es el que todavía invade de pánico a quienes tienen el poder en nuestro país, y es el que desea liquidar Milei con un cambio integral del régimen político. Pero sus deseos no están servidos en bandeja, como ha pasado cada vez que tocó fibras sensibles en la sociedad durante este año de gestión, franjas de la sociedad se movilizan en su contra.

Por tal motivo, el 20 de diciembre del 2023 fue la fecha que desafío por primera vez el protocolo de Bullrich y este 20 estaremos nuevamente en Plaza de Mayo denunciando el plan de guerra de Milei.

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Sobre aquella base hay que construir la alternativa que hace falta, para lograr una vez de todas, un gobierno de y para los trabajadores. En ese sentido, el Frente de Izquierda tiene la responsabilidad de construir sobre la base de su programa socialista y anticapitalista, una herramienta que incluya y convoque a intelectuales, nuestros votantes y simpatizantes, a los trabajadores y estudiantes descontentos, a las organizaciones y personalidades que nos apoyan y con quienes compartimos decenas de luchas. Es decir, hacer un gran movimiento político que pueda organizar a miles. Estamos convencidos de la posibilidad de este salto político para construir la alternativa que hace falta.

Al igual que hace 23 años, sostenemos las banderas de la lucha por una Argentina y un mundo más justos, una Argentina y un mundo socialistas.

1Alejandro Bodart, Correspondencia Internacional 17, enero de 2002.

2Entrevista en Wall Street Journal, 18 de diciembre del 2024

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