21 de agosto. Día de la Futbolista Argentina

Desde 2019, cada 21 de agosto se celebra en Argentina el Día de la Futbolista, una fecha conquistada por las Pioneras del Fútbol Femenino en nuestro país, para recuperar una historia que había quedado en el olvido.

Memoria de una hazaña

El día elegido no es casual: recuerda la gesta de la Selección Argentina en el Mundial no oficial de 1971 en México, cuando, en un Estadio Azteca, un grupo de 16 jugadoras sin entrenador ni apoyo institucional derrotaron a Inglaterra por 4 a 1.

Para dimensionar la importancia de esta hazaña, también es necesario mirar hacia atrás. En 1971, las llamadas Pioneras viajaron a México a disputar un Mundial que ni siquiera contaba con el aval de la FIFA. Sin entrenador, con apenas un puñado de camisetas y sin respaldo institucional, jugadoras que se animaron a representar al país en condiciones que hoy parecen impensadas. Aquella gesta, nacida del esfuerzo y la pasión, marcó un antecedente fundamental: mostró que, aun sin apoyo, las mujeres podían plantarse en la cancha y dejar huella. Ese recorrido histórico de luchas y obstáculos es el que sostiene, hasta hoy, cada paso del fútbol femenino argentino.

El Mundial de fútbol femenino de México de 1971 fue el segundo de la historia. El primero había transcurrido en Italia un año antes y Dinamarca había salido campeón. En México participaron seis países: además del organizador, competían Argentina, Italia, Francia, Inglaterra y Dinamarca.

La gran protagonista de aquella jornada fue Elba Selva, autora de los cuatro goles, acompañada por referentes como la arquera Marta Soler o Betty García. Sin recursos, con camisetas prestadas y estrenando por primera vez un par de botines, escribieron una página imborrable en la historia del deporte argentino. El equipo lo completaba: María Ponce, Ofelia Feito, Susana Lopreito, Maria Fiorelli, Marta Soler, Angélica Cardozo, Zunilda Troncoso, María Cáceres, Virginia Andrade, Eva Lembessi, Blanca Bruccoli, Virginia Cataneo, Marta Andrada, Zulma Gómez y Teresa Suárez.

El camino hacia el reconocimiento

El hito de 1971 marcó un antes y un después, aunque pasaron casi cinco décadas hasta que esa hazaña fuera reconocida oficialmente. Recién en 2010, gracias al impulso de las Pioneras, se instauró el Día de la Futbolista Nacional mediante la ley 27.596. Ese mismo año también se produjo otro hecho histórico: la firma de los primeros contratos profesionales en el fútbol femenino argentino, tras la lucha encabezada por Macarena Sánchez, que forzó a la AFA a reconocer lo que hasta entonces se negaba.

La profesionalización parcial garantizó apenas ocho contratos por club de Primera División, un avance simbólico pero insuficiente. Muchas jugadoras continúan trabajando en condiciones de precariedad, con sueldos que no alcanzan, sin obra social ni la infraestructura necesaria para entrenar en alto rendimiento.

Mucho más que un día

El fútbol femenino no deja de crecer. Fue gracias a la lucha incansable de generaciones anteriores la que abrió el camino para transformar su pasión en un deporte profesional. Gracias a ellas, cada torneo, cada gol y cada título tienen un valor especial y se celebran como conquistas colectivas en la historia del fútbol femenino argentino.

El Día de la Futbolista no es solo un homenaje a las pioneras de 1971. Es también un recordatorio de las desigualdades que persisten: salarios bajos, falta de inversión, centralismo deportivo y recortes que siempre afectan primero a las mujeres. Mientras los equipos masculinos reciben millones en patrocinios y recursos, las futbolistas siguen peleando por lo más básico: canchas dignas, contratos reales, cuerpos médicos especializados y estructuras de formación desde la infancia.

El fútbol femenino en Argentina está atravesado por una contradicción: cada vez más pibas sueñan con jugar al fútbol y cada vez más clubes suman divisiones formativas, pero la mayoría de las jugadoras aún no puede vivir de este deporte. Si bien el desarrollo y crecimiento de la disciplina es real, también lo es la desigualdad estructural que atraviesa.

Si bien la historia del fútbol femenino argentino muestra con crudeza las desigualdades, también demuestra que, gracias al ímpetu de las jugadoras, se conquistaron espacios impensados décadas atrás. Son ellas quienes pusieron a la disciplina en un lugar que antes no tenía dentro del deporte nacional y quienes, con su ejemplo, logran que cada vez más pibas quieran calzarse los botines y salir a la cancha.

Este 21 de agosto no alcanza con celebrar. Es necesario que la igualdad deje de ser un discurso vacío y se convierta en políticas concretas que reconozcan plenamente a las protagonistas de esta historia. Desde Periodismo de Izquierda vamos a seguir acompañando y peleando por un fútbol femenino con profesionalización plena, salarios dignos, condiciones de trabajo reales e igualdad efectiva, para que cada vez más pibas puedan jugar y desarrollarse en condiciones verdaderamente dignas en el deporte más popular del mundo.

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