viernes, 29 marzo 2024 - 11:35

Trotsky. Y el desarrollo desigual y combinado

Dejamos este trabajo referido a uno de los aportes más importantes de León Trotsky, la Ley del Desarrollo Desigual y Combinado, que aún cobra plena vigencia e importancia científica, para el estudio, el análisis y la política de las y los revolucionarios.

Se cumplieron 80 años del asesinato de León Trotsky, quien fuera junto a Lenin, uno de los máximos dirigentes de la revolución rusa, primera experiencia socialista del siglo XX. Un agente stalinista acabó a traición con su vida. Tenía la orden de la burocracia soviética de liquidar al viejo líder bolchevique, para evitar que sus ideas y su peso dirigente siguieran actuando en la vida política, tras haber fundado dos años antes la Cuarta Internacional. Lograron acabar con su vida, pero 80 años después está muy claro que no frenaron el avance de sus ideas ni de la causa que signó su vida.

Como hemos expresado en otros artículos y videos publicados días atrás en nuestra web, el legado del líder revolucionario mantiene plena vigencia y no casualmente, incluso hasta nuestros días, a lo largo del mundo diversas corrientes burocráticas, reformistas y posibilistas lo atacan y difaman. Y se preocupan al ver que terminando ya la segunda década del siglo XXI, en cada rebelión y revolución que sucede, jóvenes obreros y estudiantes se interesan por las ideas trotskistas, se leen sus obras, se nuclean miles en torno a organizaciones que reivindicamos su legado histórico.

La experiencia práctica y militante a lo largo de toda su vida y el peso notable de sus ideas, ha sido y es un arma de grueso calibre contra quienes pretenden frenar la lucha contra el capitalismo en todas sus formas. No es casual que todas las alas de la burocracia y de funcionarios de gobierno de diversa índole, cuando hay procesos de lucha genuinos y surgen activistas y vanguardias que no quieren frenar la lucha y van por todo, se las intenta descalificar con frases del tipo: “parecen trotskos”, como si eso  fuera un insulto. La sola comparación, tan solo hace más visible la fuerza del trotskismo, y agreguemos del leninismo y el marxismo como tal, que no cede ni capitula y busca siempre llevar hasta el final las luchas sociales y la lucha política anti sistémica. Aunque en su ignorancia crean que la acusación de “trotskos” es un agravio, en realidad es una constatación científica y práctica; las nuevas generaciones que a lo largo del mundo luchan por causas justas y genuinas hasta el final y buscan un camino anticapitalista, reafirman la vigencia del legado del viejo León, sean conscientes o no, de este hecho.

Trotsky y sus aportes teóricos

Además de su larga y revolucionaria actividad por más de cuatro décadas, León fue un gran teórico, escritor y divulgador del marxismo, al cual le hizo, a lo largo de su vida, aportes específicos de notable importancia. Tantos que sería imposible condensarlos en un solo trabajo. Como ya nos hemos referido en artículos recientes, la teoría de la revolución permanente y el Programa de Transición son obras esenciales que reflejan su pensamiento y contribuyeron muy positivamente al movimiento revolucionario.

En el mismo sentido nos queremos referir ahora a otro aporte trascendente de Trotsky, que contribuyó a comprender más integral y científicamente, los procesos sociales y revolucionarios del siglo XX, y aún hoy es una herramienta imprescindible para comprender el proceso de crisis capitalista que vivimos y la combinación, desigual, de diversos procesos económicos y sociales. Nos referimos a su Ley del Desarrollo Desigual y Combinado. La misma fue durante décadas ignorada conscientemente por diferentes ámbitos intelectuales, académicos y políticos, afines al stalinismo del siglo XX. Sucede que esta ley, entre muchas otras cosas, ayudaba a interpretar las relaciones desiguales y combinaciones del desarrollo social, las relaciones de países adelantados y atrasados, y también las distintas tareas encadenadas que tenían la clase obrera y los revolucionarios en su lucha por el poder, partiendo de la real experiencia histórica de la Rusia revolucionaria. Y este enfoque científico molestaba al stalinismo, que inducía por entonces teorías etapistas y de colaboración de clases, nocivas para la revolución.

Contra la corriente, el trotskismo fue intentando divulgar esta ley y su relación con la teoría de la revolución permanente. En medio de estos intentos, durante décadas la ley fue desconocida por muchos sectores, aunque jugaba un rol esencial para comprender el devenir del desarrollo capitalista, sus crisis, desarrollos diferentes, las revoluciones que lo enfrentan y la relación entre las clases en pugna.

No tenemos la pretensión en este trabajo de abarcar la totalidad del tema, pero sí al menos hacer un recorrido sobre el mismo, y generar interés en nuestras y nuestros lectores, en adentrarse más a fondo apelando a otros materiales respectivos.

Sobre la importancia de analizar el desarrollo de una sociedad y las relaciones con las ideas, clases y partidos, para sacar de allí conclusiones políticas útiles para los revolucionarios, Trotsky ya había anticipado en parte estudios importantes tras la revolución de 1905, en un trabajo de 1906, donde entre muchas otras cuestiones analizaba las desigualdades del desarrollo en Rusia y su relación con países europeos más avanzados, y afirmaba: ““El pensamiento ruso se desarrolló, como la economía rusa, bajo la presión directa del pensamiento y de la economía -más avanzados- de occidente. Como a consecuencia del carácter económico natural de la economía, es decir como a consecuencia del comercio exterior muy poco desarrollado, las relaciones con los otros países tenían un carácter principalmente estatal, la influencia que Rusia debía sentir de estos países, antes de poder adoptar la forma de competencia económica directa, se manifestó más bien como una lucha encarnizada por la existencia estatal misma. La economía occidental influenció sobre la rusa por mediación del Estado. Para poder sobrevivir mejor en medio de Estados enemigos y mejor armados, Rusia estaba obligada a introducir fábricas, escuelas de navegación, libros instructivos sobre la construcción de instalaciones de fortificación, etc. Pero si el movimiento general de la economía interior no se hubiera dirigido en este sentido, si la evolución de esta economía no hubiese creado una necesidad de aplicación y generalización de los conocimientos, entonces todos los esfuerzos del Estado hubieran sido infructuosos: la economía nacional, que evolucionaba de una manera normal de la forma de economía natural a la forma de economía dinero-mercancías, solamente reaccionó a las medidas del gobierno que se correspondían con esta evolución, y solamente en la medida en que estaban de acuerdo con ella. La historia de la fábrica rusa, del sistema monetario ruso y del crédito estatal es una prueba contundente de esta interpretación de los hechos que acabamos de exponer” (1)De esta elaboración fue avanzando mucho más tras el triunfo de la revolución de 1917 y terminó condensando más claramente su visión en su gran obra “Historia de la Revolución Rusa” a inicios de la década del treinta.

Un poco de historia sobre el tema

Podemos decir que como fenómeno de estudio, el análisis de las relaciones desiguales de avance de las sociedades tiene sus antecedentes desde mucho tiempo antes. Desde muchos siglos previos se debatía sobre la desigualdad de los procesos en el desarrollo social, ya en la antigua Grecia existieron las primeras observaciones al respecto. Mucho tiempo después, Hegel se adentrará en parte en estos temas; y en el siglo XIX en sus estudios Marx y Engels fueron avanzando más profundamente. El marxista Plejanov aportaría al tema, también Parvus indagó sobre el tema e intercambio con Trotsky. También Lenin hizo referencias importantes y definiciones en igual sentido sin nunca formular, ninguno de ellos, una explicación general o una ley respectiva.  De ahí que tengamos que tomar todo el desarrollo histórico del estudio de estos conceptos pero a la vez reivindicar que fue Trotsky quien avanzó mediante la experiencia de las revoluciones rusas y la sistematización de sus análisis y conclusiones, a desarrollar una explicación profunda e integral sobre el tema como nueva ley y aporte marxista.

Volviendo sobre los antecedentes de esta temática, el propio Marx en sus escritos y estudios sobre el desarrollo de la sociedad y nuevos modos de producción, sin llegar nunca a formular una ley al respecto orillaba conclusiones en sentido similar, en su esfuerzo espectacular por comprender las desigualdades del desarrollo capitalista del siglo XVIII y XIX. En su momento analizaba a los países más avanzados y sus variadas formas productivas, su relación con modos de producción anteriores y con países de desarrollo menos avanzados. Y por dar un ejemplo, en relación a las conquistas hacía notar las desigualdades de su resultado, una nueva “fusión” y afirmaba: “Todas las conquistas suponen tres posibilidades: el pueblo conquistador somete al pueblo conquistado a su propio modo de producción (es lo que los ingleses hacen en este siglo en Irlanda y parcialmente en la India); o bien deja subsistir el antiguo modo de producción y se limita a obtener un tributo (por ejemplo, los turcos y los romanos); o bien se produce una interacción de la que nace una forma nueva, una síntesis (particularmente en las conquistas romanas). En todos los casos, el modo de producción, sea el del pueblo conquistador como el del pueblo sometido, o el que resulte de la fusión de los dos, es determinante para la nueva producción que se establece”. (2)

Por otra parte, el propio Lenin se metía en tema de manera parcial y acertada, en función de comprender las etapas de la revolución rusa y las conclusiones para poder prever lo que vendría y las tareas y perspectivas de los bolcheviques. En este sentido decía en el año 1917: “El hecho de que la revolución (de febrero) haya ocurrido tan rápidamente… es debido a una coyuntura histórica inusual donde estaban combinados, de una manera “altamente favorable”, movimientos absolutamente distintos, intereses de clases absolutamente diferentes y tendencias políticas y sociales absolutamente opuestas” (3)

Tras esta larga serie de ensayos y aproximaciones, como parte de un estudio científico y marxista de todo el proceso de la revolución rusa, de la combinación de tareas, formas de producción, desarrollo social, clases e intereses de clases, Trotsky finalmente le da su definición más precisa a esta ley, en su “Historia de la revolución rusa” donde escribe: “Las leyes de la historia no tienen nada en común con el esquematismo pedantesco. El desarrollo desigual, que es la ley más general del proceso histórico, no se nos revela, en parte alguna, con la evidencia y la complejidad con que lo patentiza el destino de los países atrasados. Azotados por el látigo de las necesidades materiales, los países atrasados vénse obligados a avanzar a saltos. De esta ley universal del desarrollo desigual se deriva otra que, a falta de nombre más adecuado, calificaremos de ley del desarrollo combinado, aludiendo a la aproximación de las distintas etapas del camino y a la combinación de distintas fases, a la amalgama de formas arcaicas y modernas. Sin acudir a esta ley, enfocada, naturalmente, en la integridad de su contenido material, sería imposible comprender la historia de Rusia ni de ningún otro país de avance cultural rezagado, cualquiera sea su grado”.  (4)

Sobre la base de esta explicación científica se comprendía cabalmente por que, un país atrasado, con resabios feudales y con mayoría campesina, que a la vez desarrolló una moderna clase obrera trayendo los avances de la producción capitalista de otros países avanzados a sus propias ciudades, pudo condensar distintas tareas y objetivos en forma encadenada hasta el triunfo de la revolución socialista. Triunfo para el cual fue decisivo el partido bolchevique, forjado en su solidez en el enfrentamiento al zarismo y sus bárbaros métodos represivos. También en este terreno se vio una desigualdad y combinación; la monarquía zarista y un país reflejo del atraso, jugó el rol, sin quererlo, de obligar a templar al partido que con esa experiencia a cuestas, finalmente ganó  el apoyo de las masas en 1917 abriendo paso a un salto colosal hacia adelante del desarrollo de la sociedad rusa, creando el primer Estado socialista.

Agregaría Trotsky también, explicando el alto desarrollo de la organización militante en Rusia, lo siguiente: ““El retraso histórico no significa seguir simplemente las huellas de los países avanzados a una distancia  de cien o doscientos años. Más bien da lugar a una formación social combinada de muy distinto modo, y en la que los adelantos más recientes de la técnica capitalista y de su estructura están integrados en las relaciones sociales de la barbarie feudal y prefeudal, transformándolas, dominándolas y moldeando una singular relación entre las clases. Igual sucede con las ideas. Precisamente por su retraso histórico, Rusia resultó ser el único país europeo en que el marxismo como doctrina y la socialdemocracia como partido, disfrutaron de un poderoso desarrollo aún antes de la revolución burguesa; y es natural, porque el problema de la relación entre la lucha por la democracia y la lucha por el socialismo se sometió en Rusia al más profundo examen teórico”. (5)

Otras voces

Reivindicando a fondo este aporte de Trotsky, Nahuel Moreno toma en uno de sus trabajos este tema, como parte de un debate general y muy educativo sobre lógica y ciencia marxista en la década del setenta. Allí, reivindicando el descubrimiento de Trotsky diría: “para nosotros la ley del desarrollo desigual y combinado es la más importante descubierta por el marxismo y la ciencia moderna, como la teoría que unifica las leyes genéticas y estructurales. Ella nos permite darnos una nueva ley del surgimiento de lo nuevo, mucho más rica y correcta que la del salto de cantidad en cualidad. Por último, que esta ley no sólo es objetiva, sino lógica, da unidad a la lógica marxista al permitirnos estructurar las leyes genéticas con las estructurales. Por razones históricas hemos respetado el nombre que el formulador le dio a esta teoría. Es por eso que comúnmente decimos ley y no teoría como corresponde. Efectivamente, debido a que combina y unifica distintas leyes en una estructura es una teoría y no una ley. Es así como explica, entre otras, las leyes de la desaparición de lo viejo, del surgimiento de lo nuevo, las transformaciones y contradicciones internas de una estructura, la forma de ésta, etc”. (6)

Por esos mismos años, otro importante intelectual marxista, el estadounidense George Novack, escribiría un ensayo que por entonces cobraría mucha importancia, ya que contribuiría a comprender mucho mejor el tema y socializarlo entre la militancia trotskista y marxista en general, colaborando en su formación. El propio Nahuel Moreno lo reconocía así diciendo sobre el texto: “Novack ha escrito un folleto o “ensayo” de popularización de la ley del desarrollo desigual y combinado que supera largamente los modestos marcos que él mismo le impuso. “Este ensayo —comienza diciendo— tiene por objeto dar una explicación coherente y comprensiva de una de las fundamentales leyes de la historia humana”. “Esta es la primera oportunidad, que yo sepa, que se ha intentado esto”. (idem)

En ese ensayo, que recomendamos leer en su totalidad, Novack explicaría todo el recorrido de estudios y aportes parciales de diversas personalidades durante siglos y décadas, hasta llegar a la ley final de Trotsky de desarrollo desigual y combinado, y colaborando con su escrito, dando una explicación seria sobre la misma.

En su trabajo, entre muchas otras cosas Novack escribió: “la ley del desarrollo desigual y combinado es una ley científica de la más amplia aplicación en el proceso histórico. Tiene un carácter dual o, mejor dicho, es una fusión de dos leyes íntimamente relacionadas. Su primer aspecto se refiere a las distintas proporciones en el crecimiento de la vida social. El segundo, a la correlación concreta de estos factores desigualmente desarrollados en el proceso histórico…

…Cada síntesis única, que ha surgido del desarrollo desigual y combinado engendra en si misma posteriores crecimientos y cambios, los que a su vez pueden llevar a una eventual desintegración y destrucción de la síntesis. Una formación combinada amalgama elementos derivados de diferentes niveles del desarrollo social. Su estructura interna es, por lo tanto, altamente contradictoria. La oposición de sus polos constituyentes no solamente imparte inestabilidad a la formación, sino que lleva directamente a posteriores desarrollos. Más claramente que a cualquier otra formación, la lucha de los opuestos caracteriza el curso de vida de una formación combinada…

…La reciente historia de Rusia da el ejemplo más extraordinario de esta conversión de un castigo histórico en un privilegio. Al comienzo del siglo XX, Rusia era entre las grandes naciones de Europa la más atrasada. Este atraso abrazaba todos los estratos, desde el campesino abajo hasta la dinastía absolutista de los Romanov arriba. El pueblo ruso y sus nacionalidades oprimidas sufrían ambos las miserias del feudalismo decadente y del retraso del desarrollo burgués en Rusia. Sin embargo, cuando llegó el momento de la solución revolucionaria de estos problemas acumulados, este retraso demostró sus ventajas en muchos terrenos. Primero, el zarismo estaba totalmente alienado de las masas. Segundo, la burguesía era muy débil para tomar el poder en su propio nombre y mantenerlo. Tercero, el campesinado, al no recibir satisfacción de la burguesía, fue obligado a replegarse sobre la clase obrera en busca de dirección. Cuarto, la clase obrera no tenía formas de actividad petrificadas o sindicatos frenadores y burocracias políticas que la hicieran retroceder. Fue más fácil para esta joven y enérgica clase que tenía muy poco que perder y mucho que ganar, adoptar rápidamente la más avanzada teoría, el más claro programa de acción y el más alto tipo de organización partidaria. La revuelta campesina contra el feudalismo, un movimiento que en el occidente de Europa ha caracterizado el surgimiento de las revoluciones democrático-burguesas, se mezcló con la revolución proletaria contra el capitalismo, exclusiva del siglo XX. Como Trotsky señaló en la Historia de la Revolución Rusa, fue la conjunción de estas dos revoluciones diferentes lo que dio su poder expansivo al alzamiento del pueblo ruso y lo que explica la extraordinaria rapidez de su triunfo”. (7)

Novack, también correctamente destacaba la relación de los aportes de Trotsky entre la teoría de la revolución permanente y la ley del desarrollo desigual y combinado, y por eso agregaba lo siguiente: “Trotsky, el teórico, es mas celebrado por la formulación de la teoría de la Revolución Permanente. Sin embargo, su exposición de la Ley del desarrollo desigual y combinado podría ser aparejada a aquella en cuanto a su valor. No solo puso nombre a esta ley sino que también fue el primero que la expuso en su pleno significado y le dio una expresión redondeada. Estas dos contribuciones a la comprensión científica de los movimientos sociales están, de hecho, íntimamente ligadas. La concepción de Trotsky de la Revolución Permanente resultó de su estudio de las peculiaridades del desarrollo histórico ruso, a la luz de los nuevos problemas que se le presentaban al socialismo mundial en la época del imperialismo. Estos problemas eran particularmente agudos y complejos en países atrasados donde la revolución democrático-burguesa no se había dado, y planteaban la solución de sus tareas más elementales en un momento en que estaba planteada la revolución proletaria. Los frutos de sus ideas sobre esta cuestión, confirmados por el desarrollo actual de la Revolución Rusa, prepararon y estimularon su subsecuente elaboración de la ley del desarrollo desigual y combinado. Por cierto la teoría de Trotsky de la Revolución Permanente es la aplicación más fructífera de esta verdadera ley a los problemas claves de la lucha de clases internacional de nuestro tiempo-época de transición de la dominación capitalista al mundo socialista-y ofrece el más alto ejemplo de su penetrante poder”. (idem)

La vigencia de un aporte teórico

Cuando todos los días vemos la pandemia que azota a la humanidad y la crisis integral de un sistema capitalista que se venía incubando mucho antes que el Covid-19 entrara en escena, tenemos la ley del desarrollo desigual y combinado, como una herramienta que cobra plena validez y enorme magnitud, para comprender científicamente el momento que vivimos y sus perspectivas.

Puede suceder que en medio de una crisis global y con el avance de herramientas tecnológicas y audiovisuales que hacen correr las imágenes y las noticias por todo el mundo en cuestión de minutos, se tienda a naturalizar lo que vemos como supuesta realidad inmodificable. Pero lejos de esa naturalización muchas veces inducida por los grandes medios masivos de comunicación y sus gobiernos afines, o las justificaciones provenientes de corrientes reformistas y posibilistas, lo que estamos presenciando es una crisis capitalista de magnitud gigante, que condensa nuevas desigualdades y nuevas combinaciones sociales, productivas y económicas.

Las mismas solo pueden comprenderse correctamente apelando a la ley descubierta por Trotsky. O cómo entender si no que los EEUU, el país más avanzado tecnológicamente de la tierra, tenga hoy los peores niveles de contagio y muerte frente al coronavirus, y que a la vez se haya dado allí una de las mayores rebeliones sociales de los últimos tiempos.

Por otra parte, como no ver, analizando las últimas décadas, que del fracaso de un modelo burocrático stalinista, antisocialista por donde se lo mire, se hayan revertido modelos económicos sociales y restaurado el capitalismo en diversos países, lo cual fue presentado en su momento como el triunfo del capitalismo imperante y el fin de las ideas. Pero a la vez el desarrollo desigual y en tensión permanente de esos cambios, lejos de originar un triunfo y una nueva época de avance reformista, generó la combinación de la extensión del capitalismo a casi todo el mundo, con el advenimiento de un nuevo desorden mundial, el debilitamiento más extremo de la principal hegemonía imperialista y el surgimiento de nuevas capas obreras en países periféricos, más la irrupción del movimiento de mujeres con sus paros mundiales, del movimiento ambiental con acciones globales y, ahora también, de la juventud precarizada con sus paros internacionales. Es notorio este desarrollo de luchas sociales de nuevo tipo, combinadas con procesos de crisis económicas desiguales en su magnitud, entre una China ascendente y una UE en decadencia, por dar solo un ejemplo de actualidad.

Cómo no buscar un análisis más profundo utilizando esta ley, si queremos comprender los avances de China en el escenario mundial, tras integrar en su propio territorio nuevas formas de producción y tecnologías capitalistas, combinadas con altos niveles de masiva mano de obra explotada, lo cual anticipa avances de luchas sociales a futuro. La actual guerra comercial entre EEUU y China, los roces interimperialistas, los intentos de Alemania y la UE por recuperar terreno son consecuencias de los cambios desiguales en curso y, lucha de clases mediante, podrán dar lugar a nuevas combinaciones de poder.

Con la ley de Trotsky podemos comprender mejor y no sorprendernos,  cuando las masas del mundo vuelan en segundos a través de las redes sociales en comunicaciones de continente a continente, y ver que esos mismos avances hayan jugado, en forma combinada, un rol clave para desatar movilizaciones, rebeliones y revoluciones, contra gobiernos y regímenes políticos que no garantizan ni la comida elemental, ni el trabajo, ni el futuro de la juventud. Y esa juventud y una nueva generación de obreros precarizados y despojados, ponen contra las cuerdas en los lugares más dispares del mundo cada día a los capitalistas. En el desarrollo desigual del capitalismo imperialista en su etapa decadente, se puede tener una red social activa y morirse de hambre a la vez. Y la combinación de esas dos situaciones diferentes origina un salto en las luchas sociales que preanuncia nuevos cambios y fenómenos políticos y sociales.

Frente a todo esto, la construcción de organizaciones revolucionarias internacionales y nacionales adquieren plena vigencia y una nueva dimensión. También nuevas combinaciones desiguales en su experiencia y construcción. La internacionalización de la crisis capitalista y la apertura de nuevos procesos, trae aparejada nuevas relaciones entre socialistas y anticapitalistas del mundo, que antes no teníamos lazos ni una experiencia común. En este plano también es muy útil recurrir a esta ley, aunque hay sectores del propio trotskismo que no lo hacen, y creen en construcciones solo evolutivas, en copias de país en país, en desarrollos lineales.

En realidad, también para construir organizaciones revolucionarias hay que apelar y valerse de la rica realidad, que hoy, bajo un programa socialista, se pueden originar combinaciones positivas de diferentes experiencias y desarrollos. La dinámica construcción de la Liga Internacional Socialista de la cual el MST es parte, es un ejemplo positivo de este fenómeno, ya que interviniendo en los procesos más avanzados de la lucha de clases, desde diferentes países y continentes, está condensando en una organización común, experiencias y desarrollos desiguales, combinando saberes y prácticas, construyendo en común internacionalismo militante, frente a una crisis capitalista que combina grandes oportunidades a izquierda como elemento central, con una polarización social que no se detiene.

En el mundo de la pandemia y más adelante de la pospandemia, habrá nuevas combinaciones y desigualdades. El desafío es interpretarlas, comprenderlas, darnos una política y una estrategia revolucionaria, trotskista, para intervenir en esos fenómenos. En los tiempos de las revoluciones rusas, el marxismo tuvo que comprender sobre la marcha la relación entre países atrasados y adelantados, entre tareas democráticas y sociales, entre clase obrera y campesina. Y superar todo dogmatismo y reformismo, para tomar el cielo por asalto. Ellas y ellos hicieron su gran aporte desde el bolchevismo. No tendremos ahora, en medio de una crisis capitalista, menos desafíos que esos y tal vez sí, nuevas oportunidades y dificultades. Tenemos por suerte, la teoría de Trotsky que hoy nos seguirá ayudando a interpretar mejor el mundo. Y a luchar por nuestros objetivos con nuevas desigualdades y combinaciones a cuestas, con la convicción firme de creer en la revolución y el socialismo y el saber que no hay ninguna ley de la historia que diga que es imposible lograrlo.

(1) Resultados y perspectivas, León Trotsky

(2) Karl Marx   

(3) Cartas desde lejos, Lenin

(4) Historia de la revolución rusa, León Trotsky

(5) Tres concepciones de la revolución rusa, León Trotsky

(6) Lógica marxista y ciencias modernas, Nahuel Moreno

(7) La ley del desarrollo desigual y combinado de la sociedad, George Novack

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