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Artículo extraído del sitio web de la Liga Internacional Socialista.
Medio Oriente sólo obtendrá paz, derechos democráticos y sociales, con la revolución socialista de los trabajadores y los pueblos de la región.
Nuevas autoridades
A finales de marzo de 2025, casi cuatro meses después del derrocamiento del dictador Bashar al Ásad, el actual presidente sirio, Ahmed al Sharaa, anunció la formación del nuevo gobierno de transición. Desde el Palacio Presidencial de Damasco, Al Sharaa presentó a veintitrés ministros,
cuatro de ellos provenientes de la administración saliente y el resto mayoritariamente nuevos, entre los cuales se encuentra una mujer de la comunidad cristiana y una representación simbólica de cada una de las comunidades religiosas drusa, kurda y alauita.
Agresiones israelíes
Durante abril, las fuerzas armadas israelíes llevan a cabo ataques en territorio sirio. En la provincia de Daraa asesinaron a nueve civiles y lanzaron bombardeos aéreos sobre infraestructuras en Damasco, Hama y Homs. Uno de los blancos fue el aeropuerto T-4 en Homs, un punto estratégico
observado por Turquía para instalar una de las bases militares que habría pactado concretar con la nueva administración siria.
Israel declaró que su Ejército permanecerá en las zonas del Golán ocupadas desde diciembre de 2024 y advirtió al gobierno sirio con represalias si permite la entrada de tropas de Turquía, país al que considera una amenaza como a todo aquel en que no ondee las banderas israelí o yanqui. Las fuerzas de HTS (Organización para la Liberación del Levante) no han actuado, acatando la directiva del presidente Al Sharaa, quien reiteró que “desde el primer momento hemos anunciado que Siria no supondrá una amenaza para ningún estado de la región ni del mundo”, lo cual evidentemente incluye al Estado genocida de Israel.

Más tensiones regionales
Desde la caída de Bachar al Asad y el ascenso al poder de HTS al amparo de Turquía, se ha incrementado la tensión entre esta potencia regional e Israel. Este hecho no ha implicado un mayor distanciamiento con EE. UU. país con el cual Turquía mantiene conversaciones, entre otras, para levantar las sanciones impuestas por la compra del sistema de defensa antimisiles ruso S-400. El “líder supremo” iraní, Alí Jamenei, también permitió iniciar conversaciones con el imperialismo norteamericano en Omán, como respuesta al ultimátum lanzado por Donald Trump para negociar durante dos meses y neutralizar el programa nuclear de Irán o bombardear el país. El reaccionario régimen de los ayatolás quiere estabilizar la situación interna como sea ante el temor a nuevos estallidos sociales por la grave crisis económica. Washington calificó las primeras rondas de diálogo como “positivas y constructivas”, mientras que el ministro de Exteriores iraní, Abbas Araqchi, destacó el clima de respeto mutuo en los encuentros.

El socialismo como solución estratégica
La continuidad del genocidio y la limpieza étnica perpetrados por Israel contra Palestina -con el respaldo de EE. UU.-, los ataques y la política expansionista hacia Líbano y Siria, la creciente tensión con Turquía e Irán, y la aún presente aunque debilitada influencia rusa, conforman el
complejo escenario que enfrenta Siria.
Con un pueblo herido por años de guerra civil, dictadura y conflictos sectarios, el país se encuentra fragmentado, tironeado por los intereses de las potencias regionales y mundiales y con destino incierto. En este contexto, la única salida para alcanzar la paz pasa por la derrota del Estado de Israel para instaurar una Palestina única, laica, democrática, no racista y socialista, por terminar con toda injerencia imperialista y construir nuevas alternativas políticas desde abajo. Ni los regímenes burgueses ni los fundamentalismos reaccionarios podrán garantizar transformaciones profundas para satisfacer los derechos democráticos y sociales pendientes y la autodeterminación de los pueblos. Solo la organización independiente de los trabajadores y los pueblos de la región, en el marco de una revolución regional, podrá abrir paso a una Siria Socialista y a una libre Federación de Estados Socialistas del Medio Oriente.
Por Rubén Tzanoff