miércoles, 1 mayo 2024 - 21:06

Sin reservas. Massa le paga U$S 2700 millones al FMI

Este viernes 30 de junio el gobierno le pagará al Fondo vencimientos por U$S 2.700 millones. La novedad, mientras se sigue demorando un nuevo acuerdo con el organismo, es que se hará sin acudir a las reservas netas que estarían “negativas” en U$S 2.000 millones; sino que parte de ese pago se realizará en yuanes. El precandidato Massa se mueve sobre la cornisa de una crisis de falta de divisas, enfrentando además una inflación galopante, mientras que el INDEC informa que sobran dólares en blanco y en negro en las manos de los grandes empresarios y ricachones.

Hace unos pocos días el viceministro de Economía Gabriel Rubinstein anunció que esta semana se conocerían grandes avances en las negociaciones con el Fondo Monetario. El lunes pasado el mismo Massa anunció ante los empresarios de la construcción que en pocas horas se conocería el nuevo acuerdo con el organismo. De esta negociación depende la posible llegada de dólares frescos para evitar el peligro de una nueva corrida cambiaria en medio del proceso electoral. Pero las negociaciones que comenzaron hace más de dos meses siguen aletargándose mostrando las duras exigencias que la Secretaría del Tesoro y el FMI requieren para remitir dólares a la Argentina.

Durante este mes de junio deberían haber ingresado U$S 4.000 millones del organismo para facilitar el repago de los vencimientos del fraudulento Stand By contraído por Macri por U$S 44.000 millones. Pero aún no lo hicieron, dependen del curso de la actual negociación entre los funcionarios del Ministerio de Economía y los responsables de seguir nuestro país del FMI. Los mensajes, llamados a la madrugada y nervios en ascenso serían moneda cotidiana, dado el apuro del ahora candidato y ministro por contar con los fondos que requiere.

Eso es lo que ha llevado a que este vencimiento, cancelado el último día posible antes de entrar en mora, se haga en parte con U$S 1.700 millones en DEG (la moneda del FMI) y el resto utilizando yuanes de libre disponibilidad que existen en el swap de monedas del Banco Central, autorizados por el gobierno chino para esta operación.

En su viaje a la potencia asiática, Massa había logrado que parte del swap de yuanes que están en las reservas -unos U$S 10.000 sobre un total de U$S 19.000- pudieran ser utilizados para la compra de la divisa norteamericana y también para cubrir importaciones desde China, aunque no se conoce el costo de la operación, siempre más oneroso que los abultados intereses que ya nos cobra el Fondo.

La actual cancelación de deuda entonces baja las reservas brutas del BCRA en una cifra que rondaría los U$S 30.000 millones, tanto por la utilización de los DEG como de los yuanes. Limita además los márgenes para usar los yuanes de libre disponibilidad para cubrir las tan necesarias y en retroceso importaciones que demanda el funcionamiento de la economía.

Una negociación demorada

La sequía privó a la economía del país de alrededor de U$S 20.000 millones de exportaciones y de la parte de recaudación que esa enorme cifra significa. Por eso pese a los enormes esfuerzos de nuestro superministro por bajar el gasto fiscal -que ya redujo en un 27%- no se pudieron cumplir las metas pautadas de acumulación de reservas (U$S 9.000 millones) ni la pauta de reducción del déficit al 1,9% del PBI. Además, Massa le estaría solicitando al Fondo que le adelante todos los desembolsos de este año por U$S 10.600 millones, pretendiendo que una parte importante –empezó pidiendo el 60% del total- pueda ser utilizado en el control de la especulación con el dólar en el mercado cambiario.

Según informan los periodistas especializados, los pedidos del ministro chocaron contra la intransigencia de Washington. No solo de no facilitar dólares para que se los utilice para parar la especulación financiera en la medida que están destinados de acuerdo al Acuerdo de Facilidades Extendidas para repagar los vencimientos de deuda, sino incluso ha demorado el pago del desembolso de junio en la búsqueda de mayores medidas de ajuste por parte del país.

Es que pese a que los acuerdos con el Fondo contemplarían flexibilización de sus exigencias en caso de crisis graves o catástrofes naturales como la sequía que vivió la Argentina, la realidad es que los acreedores imperialistas solo leen los acuerdos o estatutos de acuerdo a su conveniencia y necesidades políticas y financieras. En este marco la mayor exigencia del Fondo junto a recortes importantes en las partidas jubilatorias y de asistencia social, es una importante devaluación que cierre y/o achique la brecha entre el dólar oficial y los financieros.

Esta medida que todos los economistas del establishment descuentan para luego del proceso electoral, de aplicarse durante el mismo significaría no solo otro fuerte sacudón para los bolsillos de la población trabajadora; sino que hundiría las posibilidades del actual ministro de competir con alguna chance.

Esa es la esencia del tironeo actual: el ministro ajusta con todo, pero como las divisas no le alcanzan pide que el ajuste grueso sea post elecciones y que le tiren, a costa de mayor endeudamiento –ahora se habla de posibles U$S 1.800 millones de fondos frescos extras- una soga para llegar a fin de año sin que estalle todo. Los yanquis no lo dejarían caer, pero exigen más “esfuerzos” de la contraparte, o sea más ajuste del que ya sufrimos todos.

Con todo, el reloj electoral y financiero está corriendo y en julio hay nuevos vencimientos que pagar entre los que debemos cancelar al FMI y unos U$S 1.000 millones a bonistas privados. Por lo que los márgenes de negociación entre estas partes se estrechan.

Mientras Massa sigue rompiendo el chanchito y sacando los últimos conejos de la galera que le quedan, ahora dicen que sus funcionarios estarían reflotando de conseguir financiamiento privado, aprovechando el rebote de los títulos argentinos en el exterior, préstamos que son carísimos por las altas tasas de interés que cobran. También se habla de que para cubrir en parte las exigencias del Fondo se aplicarían fuertes impuestos a las importaciones -una suerte de devaluación parcial-, con lo que los precios de los productos consumidos en el país aumentarían y además se seguiría ralentizando el nivel de actividad.

En este marco, las otras variables de la economía, como la inflación, no bajarían de los altos niveles actuales, el endeudamiento del Banco Central registra niveles records, los pasivos remunerados (Leliqs y pases) ya suman 16,5 billones de pesos y la economía se enfría paulatinamente con números recesivos y de baja del PBI, calculada en un -1,6% entre las cifras más “optimistas”.

La contracara de la crisis

Mientras el gobierno le plantea a la población que las tremendas dificultades actuales son culpa de otros, del fraude de deuda contraído por Macri que pese a que lo denunciaron terminaron reconociéndolo en el nuevo acuerdo con el FMI; de la pandemia, la guerra y al final de la sequía, lo cierto es que la concentración de la riqueza en pocas manos en nuestro país no deja de crecer y en manos de empresarios privados sobran los dólares que necesita la economía.

Así pudo conocerse en estos días en varios informes. Según datos de la Encuesta Permanente de Hogares que releva el INDEC, del primer trimestre de este año “el 10% de la población de mayores ingresos acaparó el 33,8% de la ‘torta’ versus un 31,9% de un año atrás”. La mitad de nuevo empleo es de trabajadores informales, que ya suman 5.600.000 en todo el país. Los salarios quedaron retrasados con respecto a la inflación y además registran cifras por debajo de las líneas de pobreza e indigencia. Los que están en blanco tienen un promedio de $ 151.773 y los ingresos informales promedian los $ 65.657, apenas 79,2% de aumento interanual. La diferencia entre el decil de la población más rico y el decil más pobre ya trepo a 18,5 veces entre uno y otro.[i]

El otro dato publicado muestra donde están gran parte de los dólares que nos faltan para relanzar un plan económico al servicio de las necesidades de nuestro pueblo, sin contar las millonadas que se llevaron los estafadores buitres acreedores de la deuda.

En el último año “los dólares, euros y otras monedas y las inversiones financieras y directas en manos de empresas y personas argentinas, en su mayoría no declaradas, crecieron U$S 7.961 millones. Y en total alcanzaron el récord de U$S 389.575 millones”. De esta cifra gigantesca, equivalente a casi un PBI de la Argentina, “los billetes de monedas extranjeras y depósitos, primordialmente en dólares, en cuentas en el exterior, en cajas de seguridad o ‘bajo el colchón’ suman U$S 246.296 millones”. Si algún dato faltara para tener idea de la magnitud de estas cifras, en este año de grave falta de divisas, en el primer trimestre el “déficit de cuenta corriente de la balanza de pagos”, “por el menor saldo obtenido en el intercambio de bienes” fue de “U$S 5.641 millones”[ii].

No hay salida sin dejar de pagar la fraudulenta deuda y nacionalizar el sistema bancario

Mientras Massa negocia y los economistas de Juntos por el Cambio o Milei, discuten cuanto nos van a super ajustar para pagar esta estafa monumental que es la deuda externa, la única salida para la inmensa mayoría de la población, para los que trabajamos y vivimos de nuestros salarios es romper con el FMI y los acreedores buitres de la deuda. Nacionalizar el sistema bancario y descargar grandes impuestos sobre los empresarios y ricachones, investigando sus fortunas y obligándolos a devolver el dinero que fugaron o no declararon.

Justamente porque no hay márgenes son ellos o nosotros, tenés que apoyar estas propuestas de los que integramos la lista “Unidad de los luchadores y la izquierda” (MST-PO) en la PASO del Frente de Izquierda Unidad.


[i] Datos de “Empeoró la distribución del ingreso en la economía”, por Ismael Bermudez, publicado en Clarín 30/06/2023 y de “Aumentó la desigualdad en la distribución del ingreso en el primer trimestre del año”, por Carlos Manzoni, publicado en La Nación 30/06/2023.

[ii] “Los dólares de los argentinos son récord: U$S 389.575 millones”, por Ismael Bermudez, Clarín 30/06/2023.

Noticias Relacionadas