martes, 30 abril 2024 - 17:55

Rosario. Historia del 1° de Mayo de 1890

Ni una hora para pensar/ Queremos sentir el calor del sol/ Queremos oler las flores/ Vamos a conseguir las ocho horas/ Ocho horas para lo que nos dé la gana”.

(“La canción de las ocho horas” entonada hace más de un siglo por los obreros rosarinos)

La conmemoración del 1 de mayo de 1890, tuvo importantes repercusiones en nuestro país, que marcaron la historia del naciente movimiento obrero. Aquel día, se realizaron actos en Buenos Aires, Chivilcoy, Bahía Blanca y Rosario. En nuestra ciudad, la marcha fue una de las más masivas y en el acto, una mujer sindicalista, anarquista y feminista arengó a los obreros con un enérgico discurso.

Quién mejor ha trabajado la historia de aquel primer acto, es el historiador local Leónidas «Noni» Ceruti. En su libro Historia del 1° de Mayo en Rosario: 1890-2000, de Ediciones La Comuna, aborda extensamente las características tanto de ese día como el desarrollo de las conmemoraciones del Día Internacional de los Trabajadores, a través de los distintos momentos de la lucha de clases en el país, el desarrollo del movimiento obrero y los gobiernos. Lo que sigue está basado principalmente en su investigación.

Banderas rojas, banderas negras…

Rosario en 1890 era una ciudad que estaba atravesando un rápido crecimiento demográfico. Hacia la última década del siglo XIX duplicó su población, convirtiéndose en una importante concentración obrera, epicentro del movimiento anarquista argentino. Confluían en su seno ladrilleros, ebanistas, estibadores, alpargateros, mosaistas, talabarteros, panaderos, albañiles, pintores, carpinteros, sastres, constructores de carruajes y cocheros. La mayoría se organizaba en gremios o mutuales.

Los anarquistas y socialistas hacían sus reuniones en el café “La Bastilla” en calle Rioja, entre Libertad (actual Sarmiento) y Progreso (hoy Mitre). Allí tenía lugar la Asamblea de Internacionalistas, compuesta por franceses, italianos, alemanes y españoles. Estos, reciben la invitación del grupo de obreros alemanes Verein Vorwärts para participar de su convocatoria denominada “fiesta internacional de los obreros”, bajo la consigna “ocho horas de trabajo, ocho horas de descanso, ocho horas de esparcimiento”. En ese momento, fueron elegidos como representante Virginia Bolten y el obrero anarquista Rómulo Ovidi.   

Un día antes de la convocatoria, Bolten fue detenida por repartir el Manifiesto del Comité Internacional de Buenos Aires. Apunta el historiador, que el sumario policial destacó que había sido “demorada” por distribuir propaganda anarquistaentre los trabajadores de Refinería Argentina de Azúcar.

Seguimos la descripción de Ceruti: la cita se dio a las 11 hs en la Plaza López para concentrar. De a poco iban llegando manifestantes con carteles “negros con letras rojas”, uno de los cuales decía “1° de Mayo de 1890 – Fraternidad Obrera Universal”. Una columna de alrededor de mil personas (un buen número para la época) comenzó a movilizarse por las calles céntricas, custodiada por bomberos que cargaban escopetas Remington. El recorrido culminó con un acto en la esquina de Entre Ríos y Urquiza, en la entonces Quinta Hutteiman, un sitio que era usado como espacio para instalación de circos. Misma esquina en que años más tarde se construiría un edificio con viviendas, donde Ernesto “Che” Guevara viviría sus primeros días.  

En el acto tomaron la palabra Domingo Lodi, Juan Ibaldi, Guillermo Schutlze, Alfonso Jullen, Rafael Torrent, Paulino Pallas y Virginia Bolten. “Ella subió al escenario vestida de negro portando la bandera del anarquismo y denunciando la explotación laboral de las mujeres. Era una mujer tan fogosa que la llamaban la ´Luisa Michel´, en honor a la heroína de la Comuna de París”. Cuenta la historiadora Usenky en Telam. Todos expresaron las demandas del proletariado en distintos idiomas.  

A continuación se leyó el Manifiesto aprobado en Buenos Aires, el cual analizaba la situación política del país y de la clase obrera. En unos de sus párrafos decía: “unámonos al fin, levantemos en masa nuestra voz, manifestemos que estamos arrastrando grillos y cadenas que las sentimos. Hagamos evidente ante todo el mundo que estamos oprimidos, explotados, sin amparo y sin protección de las leyes. Liguémonos como hombres, pidiendo nuestros derechos y como tales veréis, como al fin, tarde o temprano, nos oirán bien, dándonos los debidos respetos.”

También se leyó un petitorio que se presentó en el Congreso Nacional. Algunas de sus demandas eran: limitación de la jornada de trabajo a 8 horas para los adultos. Prohibición del trabajo de los niños menores de 14 años y reducción de la jornada a 6 horas para los jóvenes de ambos sexos de 14 a 18 años. Abolición del trabajo de noche. Prohibición del trabajo de la mujer en todos los ramos de industria que afecten con particularidad al organismo femenino. Inspección minuciosa de talleres y fábricas por delegados remunerados por el Estado: elegidos, al menos la mitad, por los mismos trabajadores. Obligación de todos los trabajadores de declarar y admitir a las obreras como a compañeras, con los mismos derechos, entera libertad de coalición y conciliación.

En las crónicas de la época, citadas por la investigación mencionada al comienzo, se puede leer: “los oradores se expresaron en varios idiomas, y la responsabilidad y el buen criterio de los mismos llamando al orden y la moderación permitieron que el acto transcurra en un ambiente pacífico”.

La Capital, en su editorial decía: “el día de ayer era el elegido por los obreros de todos los países para hacer una manifestación internacional. Este bello ejército que defiende el bello ideal de la democracia sublevándola contra el antiguo y feudal orden de cosas, conseguirá a fuerza de la lucha pacífica y perseverancia, el triunfo de su causa, cimentando las bases de una nueva era de paz y prosperidad. No es el socialismo brutal que pretende oponerse con la fuerza, el que ayer se reunía bajo el pabellón negro de la «Fraternidad Universal”, no, era en su mayoría el gremio obrero, que tranquilo y sereno festejaban el día 1º de Mayo, adhiriéndose al programa lanzado por sus hermanos de la vieja Europa, constituyéndose en comité, justos pedidos, que responden todos, a la instrucción y mejoramiento de la situación de la clase obrera”.

Para terminar, se dirigieron al café “La Bastilla” para festejar por ese enorme e histórico primer acto del Dia Internacional de la clase obrera, la marcha de las banderas rojas y negras que pedían por la Fraternidad Universal.

Una historia de actos ligados a las luchas del momento

Como lo fue a nivel mundial y en el país, una característica general en el desarrollo de los actos del 1 de mayo en la ciudad desde 1890, es su ligazón a las luchas sindicales y políticas del momento. Claro está también, que la conmemoración ha ido variando en su forma y contenido, según el devenir del movimiento obrero, la lucha de clases y los distintos gobiernos. Como sea, queremos repasar brevemente algunos puntos elevados de esas conmemoraciones, que se dieron en diferentes momentos, y dan cuenta de lo dicho arriba.

Para el año 1919, los actos crecían en convocatoria y repercusión. Citando a la prensa de la época Ceruti dice: “cuando por calle Córdoba se vio a gran cantidad de gente, las calles colmadas, con gran entusiasmo. Los comercios que abrieron fueron visitados por una comisión de los empleados e invitados a cerrar. Los bancos estuvieron abiertos, mientras la Bolsa de Comercio permaneció cerrada. La lluvia que cayó luego del medio día no dispersó a la muchedumbre. Entre la gente que transitaba se notaba la presencia de numerosos elementos obreros que hablaban de la trascendencia y la significación de la fecha”.

En 1947, los socialistas en Plaza San Martín, con Alfredo Palacios como principal orador convocaron a 4000 personas. Los sindicatos con la CGT 1300. Al acto del Partido Comunista fueron 1000 militantes y al de los anarquistas de la FORA 400.

En 1951,  una agrupación de obreros metalúrgicos conducida por miembros del Partido Comunista, dio a conocer un volante que cerraba diciendo:

(…) En este 1º de Mayo los obreros metalúrgicos reclamamos:
Un convenio por un año de duración sin quita de
ninguna especie (siempre que el costo de la vida no aumente)
Aumento inmediato de $ 300 mensuales
Rebaja de la carne, pan, leche, de buena calidad, en un 50%
Reposición de los despedidos, Oscar González y Rafael Villarruel y otros.
Libertad de todos los presos ferroviarios y de otros gremios
Reposición de los cesantes ferroviarios
Por la expulsión de los jerarcas traidores de nuestra organización
Ni un solo obrero a la concentración de la CGT
¡¡Viva la unidad de la clase obrera!! ¡Por la paz, contra la guerra!!
¡Por la democracia e independencia sindical!!
¡Viva el 1º de mayo!
Obreros metalúrgicos de Rosario

En 1968 bajo el gobierno dictatorial del general Onganía, en Rosario fueron detenidos y reprimidos una cantidad importante de dirigentes. El acto fue suspendido antes de empezar y se trasladó de Plaza Pringles al local de la CGT. 

Entre 1973 y los meses anteriores al 1 de Mayo de 1974, los obreros protagonizaron numerosos conflictos en la zona industrial de Rosario. Luego del golpe de 1976, naturalmente las celebraciones se vieron impedidas por la dictadura militar.

Desde el año 1983, después de la revolución democrática que tiró abajo a la dictadura, pudo verse una explosión de actos en el país y nuestra ciudad. En 1985 Rosario fue sede del acto central del país, contó con la presencia del dirigente sindical Saúl Ubaldini y asistieron más de 30 mil personas.

El primero de mayo de 1991, en pleno gobierno de Menem, se quiere meter a la fuerza la política de flexibilización laboral en Acindar de Villa Constitución. Anuncian 500 despidos, los obreros resisten y la patronal realiza un lock out, desatando un conflicto con piquetes en la puerta. Aquel día se realizó un acto en los piquetes,  del cual el MAS –partido antecesor del MST- fue partícipe, y luego viajaron con una delegación del conflicto al acto en Capital Federal.  

El primero de mayo de 2009, uno de los actos se llevó a cabo en las puertas de la autopartista Mahle, en Avenida Perón al 5600, donde una semana antes más de 500 trabajadores se habían quedado en la calle y estaban tomando la empresa.

Acto en las puertas de Mahle en el 2009.

Como puede observarse en todo este rápido recorrido, los actos del 1° de Mayo y sus demandas, siempre tuvieron relación con lo que se estaba viviendo en la ciudad, en el país y en el mundo. Con las luchas del momento más sentidas por la clase obrera. Por las 8 horas de trabajo, por aumento salarial, contra los despidos, por las condiciones laborales y la derogación de todas las leyes represivas. Es por eso que esta conmemoración y su historia, no son piezas de museo sino un día de lucha internacionalista de la clase trabajadora.     

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