Este 29 de mayo se cumplieron 55 años del Cordobazo, la gesta obrera, estudiantil y popular que, junto con otros “azos” de la época, hicieron temblar a la Argentina y pusieron en jaque a la dictadura de Onganía, que terminaría cayendo meses después. Las llamas y la rebeldía de aquellos días siguen presentes en gran parte del pueblo cordobés, por eso en su aniversario se realizan un sinfín de actividades en sindicatos, museos y la universidad. Este año no fue diferente y además contó con la publicación que da sentido a esta nota: Rebelión: Historias del Cordobazo, una novela gráfica escrita e ilustrada por Ian Debiase que realizó un exhaustivo trabajo de investigación y entrevistas, recolección de archivos y reconstrucción visual de la época.
¿Está el pasado tan muerto como creemos?
Un primer comentario que se puede realizar según uno va avanzando en esta obra, es que demuestra gran fidelidad al paisaje urbano cordobés: la avenida Vélez Sarsfield, la casa de la CGT, el cine Gran Rex, el río Suquía, el sindicato de Luz y Fuerza y otros lugares significativos.
La narrativa avanza de forma que uno se adentra en la historia, deja que lo consuma y se siente un estudiante más, un obrero más, corriendo por esas calles, tirando piedras y bombas molotov, y siente en la garganta la comezón que genera el gas lacrimógeno de la represión.
En cuanto a la historia en sí, se desarrolla en pequeñas narrativas que cuentan datos anecdóticos. El autor se deja llevar por la libertad creativa de saber que esto no es un libro de historia, sino una ficción, no es una crónica en la que narra los hechos más importantes ni sus protagonistas son los dirigentes sindicales (aunque sí hacen sus respectivas apariciones), sino que son los obreros, los estudiantes, el pueblo cordobés, aquellos comerciantes o vecinos que dan refugio a los manifestantes frente a la represión. No se centra en la narración histórica de los hechos más destacados del Cordobazo en sí, sino que se enfoca en pequeños hechos y gestos que lo rodearon y dieron valor.
Los valores y aspectos humanos son los grandes protagonistas de la historia. El autor se enfoca en mostrar el lado humano de los personajes como individuos. Se ven tentados a hacer cosas que se pueden considerar “malas” (que a veces hacen y otras no), sufren, se divierten, están llenos de contradicciones. Mientras tanto la música se cuela no sólo como ambientación histórica, sino como una integrante que llena de vida las viñetas.
En las primeras páginas del cómic se puede leer la frase “¿está el pasado tan muerto como creemos?”pronunciada por Ezra Winston, personaje de Mort Cinder (1962-1964), la obra del guionista de historieta argentino Hector German Oesterheld, desaparecido por la última dictadura cívico-militar-eclesiástica y el ilustrador Alberto Breccia. Esa pregunta adquiere otro sentido si la pensamos hoy, a 6 meses del gobierno de Milei, que ha descargado sobre la clase trabajadora un brutal ajuste, declarado la guerra a la universidad y a todo lo público. Y que junto con su ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, ha recrudecido la represión, por ejemplo en Córdoba el pasado 25 de mayo donde la policía tiró balas de goma, gases lacrimógenos y se llevó detenidas a una docente jubilada y a su hija. O la violenta represión llevada a cabo el miércoles 29 de mayo hacia trabajadores del neumático en la Secretaría de Trabajo en CABA. También nos invita a pensar esa pregunta mientras sucede el Misionerazo, que tiene a la provincia de misiones en llamas con docentes y trabajadores estatales a la cabeza y con conflictos crecientes en otras provincias. Nos invita a pensar que el ejemplo del Cordobazo sigue más vivo que nunca y que obras como esta oxigenan la memoria y mantienen un hilo de continuidad entre el ayer y el hoy.
Francisco Pardo