lunes, 14 octubre 2024 - 14:10

Radicalismo. Se rompe, se dobla y se vende

Durante la votación por la ratificación del veto al aumento jubilatorio en el Congreso, hubo oferta en diputados radicales y el oficialismo aprovecho. Otro capitulo en la historia de vergüenza del partido centenario.

Escándalo en el Congreso

Un proyecto elaborado por la UCR, defendido por la UCR, votado por la UCR, también es vetado por miembros de la UCR. Eso es lo que ocurrió con la votación por el veto de la movilidad jubilatoria y mostró al partido centenario en su máxima expresión.

La oposición “light” ya había sido clave para que se apruebe la Ley Bases, de hecho, el radicalismo fue el que más insistió para profundizar aún más la reforma laboral contra las conquistas obreras.

Todavía podemos recordar las lágrimas de cocodrilo que actuó De Loredo, presidente de su bloque de diputados, cuando no pudo aprobar la ley ómnibus. Su discurso sigue la óptica de darle las herramientas al gobierno, y es el mismo argumento que esgrimieron los diputados que votaron para que se ratifique el veto.

Escandalosamente y sin descaro se reunieron para pactar con Milei, se fotografiaron y le dieron 5 votos para que se sostenga el veto, también un par de ausencias y como si fuera poco, la renuncia de uno de los diputados, Pedro Galimberti, que fue seducido con un cargo en la comisión técnica mixta de Salto Grande, donde cobraría en dólares.

Una muestra de pleitesía admirable, y demostración que los intereses pueden más que los principios. Esto sería anecdótico, si de por medio, no estuvieran millones de jubilados cobrando jubilaciones de miseria.

Quienes se encuentran en el ojo de la tormenta por votar a favor del veto son Martín Arjol (Misiones), Mariano Campero (Tucumán), Mario Cervi (Neuquén), Luis Picat (Córdoba) y José Tournier (Corrientes).

Mientras defendía su posición en el Congreso, el diputado Mariano Campero exclamó: “Este veto lo que hacía era generar que el gobierno emita o siga endeudándose. Yo llegué a esta banca de la mano de Patricia Bullrich y Luis Petri (ahora ministros libertarios). En este recinto hay que dejar gobernar y no meter palos en la rueda”.

En respuesta, Facundo Manes junto a otros diez diputados le envió una misiva al jefe del bloque, sosteniendo: “Los/las diputados y diputadas del bloque de la Unión Cívica Radical expresamos nuestro malestar y repudio con la actitud adoptada por cinco diputados integrantes de nuestro bloque que rompieron un acuerdo unánime y cambiaron su voto para acompañar el veto total del gobierno a la Ley Previsional, causando así un daño sobre la credibilidad y ética de sus posiciones del radicalismo frente a la ciudadanía”.

Del lado de De Loredo respondieron: No hacemos macartismo”, mientras festeja que solo fueron cinco, cuando en vísperas de la votación se especulaba que podían ser muchos más los ‘conversos’ ”.

Retruca Manes, planteando: “La posición es que acá nosotros no estamos echando a nadie, sino que ellos se han ido solos del bloque en el momento que tomaron la decisión de ir a sacarse la foto con Milei y actuar en contra de la estrategia del bloque”.

Otros sectores, como la Organización de Trabajadores Radicales (OTR), directamente solicitaron la expulsión “por haber incurrido en inconducta partidaria y traición a los más elementales principios de la UCR. Estos personajes, que solo nos dejan en ridículo solo persiguen beneficios personales. Sin pensar que a los que dañan, en este caso, es a sus propios padres, madres y abuelos. Si a ellos nos les importa nuestros mayores, a nosotros si nos importan”.

Desde la Convención, su secretario general Hernán Rossi dio su opinión a través de X: “De acuerdo a los Art. 8, 29 y 53 de la Carta Orgánica de la UCR, vamos a impulsar la suspensión preventiva de la afiliación de aquellos diputados que no apoyaron la decisión del partido de rechazar el veto presidencial a la Ley de Movilidad Jubilatoria, hasta tanto el Tribunal Nacional de Ética de la UCR juzgue su conducta”.

Cría cuervos…

Este no es un caso aislado, las traiciones y los “panquequeos” dentro de los partidos tradicionales y en particular en el radicalismo tiene larga data, de igual modo, su ajuste a los jubilados.

En el 2001 con la Alianza, le recortaron el 13% a las jubilaciones. Detrás de aquel decreto no estaba solo De la Rúa, sino que también Bullrich, Cavallo y todo el séquito de estafadores que conformaron aquel gobierno.

Después del estallido en el que culminó ese año, con la aparición del helicóptero para la retirada de De la Rúa, el radicalismo ya no pudo recomponerse. Tuvieron que disfrazarse detrás de coaliciones para poder conservar algunos resquicios de poder.

Volvieron a recuperar protagonismo en el 2015, cuando dentro del frente Cambiemos le dieron a Macri la extensión territorial que necesitaba para ser presidente. En ese gobierno también se aplicó una dura reforma previsional contra los jubilados.

Hoy día están muy lejos de ser esos jóvenes radicales de la Revolución del Parque. Durante todo el gobierno de Milei fueron garantes del ajuste que implica su plan económico, como así también fueron quienes trasladaron el mismo en las provincias que gobiernan.

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De hecho, sin ir más lejos, su gobernador estrella, Maximiliano Pullaro de Santa Fe, está impulsando una reforma jubilatoria que restringe derechos a los maestros, respondiendo con represión ante la movilización popular.

Vertebralmente descompuesto

En este caso no es solo la corteza la que está podrida, todo el “árbol” radical está putrefacto, garantizando el ajuste de los sucesivos gobiernos e implementándolo en donde guardan poder.

No es ninguna novedad que sus diputados siquiera puedan sostener un mísero proyecto para aumentar menos de 20 mil pesos a la jubilación mínima, si a lo largo de los años se encargaron de convertirse en enemigos de los jubilados.

Al contrario de lo que sostienen algunos, los ”valores” con los que actuó el radicalismo desde hace muchos años, están asociados al escándalo que vimos el miércoles en el Congreso.

No hay ningún proyecto de país distinto, con estructuras políticas que defienden los intereses de quienes siempre gobernaron el país. Con el radicalismo ahora quebrado, doblado y vendido, solo hay garantía de más entrega y ajuste.

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