martes, 29 abril 2025 - 15:40

Primero Bessent, ahora Holsey. Milei y el jefe del Comando Sur

El gobierno de Milei, en las últimas semanas, a partir de firmar un nuevo programa con el Fondo Monetario, ha aumentado la cantidad de guiños hacia el gobierno estadounidense. A pocos días de haberse concretado la visita del secretario del Tesoro del país del norte, ahora le toca el turno al nuevo jefe del Comando Sur. Otro gesto libertario para ponerse a disposición de las políticas de sometimiento de Trump.

Alrededor de las 18 horas de este lunes, según el itinerario publicado por la embajada estadounidense, aterriza en el país el nuevo jefe del Comando Sur de los Estados Unidos, Alvin Holsey. Como indica la agenda de la embajada, el almirante norteamericano tendrá reuniones con el presidente, ministros y funcionarios del gobierno, pero el eje central del viaje se centrará en una visita hacia la Base Naval de Ushuaia, un punto estratégico que es visto como la entrada a la Antártida.

El Almirante Holsey, sucesor de la ya conocida General, Laura Richardson, según el comunicado de la Embajada de los EEUU, llega al país para: “Reforzar la colaboración militar de larga data entre ambas naciones, con el objetivo de fortalecer la seguridad regional y avanzar en intereses compartidos”. En medio de un panorama mundial regado de tensiones entre las principales potencias imperialistas, Javier Milei, se juega otro pleno para fijar posiciones con el gobierno de Trump.

La estancia del Almirante en el país se extenderá por tres días. El encargado del escenario militar en América Latina y el Caribe, a partir del martes 29, ya tiene programada una reunión con el presidente, pero además se encontrará con el ministro de Defensa Luis Petri. Ese mismo día, también se verá con el jefe del Estado Mayor Conjunto de las Fuerzas Armadas, el Brigadier Xavier Julián Isaac.

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Luego de un martes repleto de reuniones con funcionarios del gobierno, el enviado de Trump realizará una visita en Tierra del Fuego, más precisamente en Ushuaia. El motivo: la construcción de una base naval integrada, un puerto logístico que funcione como puerta de entrada al continente blanco, la Antártida. Este proyecto viene de larga data. Fue pensado durante la última gestión del peronismo, el cuál había causado simpatía en los intereses de Rusia y China. Actualmente, con el Gobierno de Milei, el proyecto persiste, pero se pinta de color estadounidense.

En la última visita que Laura Richardson realizó al país, fue en el mismo punto geográfico. Y en esa ocasión, el mandatario argentino se encargó de recibirla con bombos y platillos, además de declarar lo siguiente: “El mejor recurso para defender la soberanía argentina es la alianza con EEUU”. Con la visita del Almirante estadounidense, las políticas de entrega continúan apuntando en la misma dirección.

La justificación del viaje hacia fin del mundo de este personaje, según la agenda norteamericana es la de reunirse con personal militar local e “interiorizarse sobre sus misiones y el papel clave que desempeñan en la protección de las rutas marítimas vitales para el comercio global”. Esas palabras, ya casi sin ningún tipo de disimulo, terminan aclarando que el objeto de la visita es una especie de inspección sobre las actividades nacionales realizadas en este punto estratégico del planeta.

El último programa firmado con el FMI tiene un costo. Además del capital y los intereses a pagar al organismo, las políticas de sometimiento hacia el imperialismo estadounidense también se anotan en la columna del debe. La visita de Scott Bessent hace pocos días, sus declaraciones en las Sesiones de Primavera del FMI, realizadas en Washington DC, o las palabras de Kristalina Georgieva, se encargan de demostrar la hoja de ruta acordada por el gobierno.

Haber recibido un desembolso para que la gestión libertaria pueda conseguir aire, hasta por lo menos las próximas elecciones legislativas, empiezan a mostrar sus consecuencias. La visita de estos personajes y sus declaraciones demuestran de manera muy clara el nivel de intromisión que tendrán en el próximo periodo de gobierno. Con este escenario, hay que repudiar y rechazar cualquier tipo de intrusión militar, política o económica por parte de estas potencias. Sea el Almirante Holsey, el secretario Bessent o cualquier enviado de Trump hay que echarlos del país, al igual que al FMI y todas sus políticas de ajuste, en donde los principales perjudicados terminan siendo los trabajadores y los sectores populares.

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