jueves, 18 abril 2024 - 21:01

Política, sexualidad y psicología de masas. Desde las preguntas de Wilhelm Reich a los vacíos actuales

¿Quién fue Wilhelm Reich?

Nació en Dobrzanica, Ucrania, un 24 de marzo de 1897, pero estudió y se formó en Austria. Médico, psiquiatra y psicoanalista de origen judío, realizó importantes contribuciones a la sexología y a la bioenergética, además de ser militante por la liberación sexual en tiempos de dominio moral victoriano y luego, de auge del fascismo. Reich, fue miembro de la Sociedad Psicoanalítica de Viena hasta 1933, primero como discípulo de Freud y luego de forma independiente. Su alejamiento de Freud se debió a la atribución de factores sociales como casuales de la neurosis. Al respecto, escribió: “Freud y la mayoría de sus alumnos rechazan las consecuencias sociológicas del psicoanálisis y se emplean activamente en no sobrepasar el marco de la sociedad burguesa”. Sin embrago, Reich siempre se referenció en conceptos psicoanalíticos tales como el Inconsciente, la Pulsión y la Represión. Su inclusión del rol de lo corporal en los procesos psicosociales, hoy lo acercan más a autores como Henry Laborit o Antonio Damasio, que rescatan y resignifican el legado de Baruch Spinoza. En el plano filosófico, Reich trató de lograr una síntesis entre el marxismo y el psicoanálisis, lo que desde ya constituyó un intento bastante ambicioso. Abrazó la revolución rusa y viajó a la URSS para trabajar en cursos con las juventudes. En 1920 fundó en Austria el grupo Sexpol, en su intento de articular la política con la sexualidad; a la par que mantenía correspondencia epistolar con León Trotsky.

Años más tarde, Reich fue expulsado de los círculos comunistas y de la escuela psicoanalítica. Se mudó a Nueva York, en parte para escapar del nazismo y en parte por su exilio intelectual. Existen quienes lo califican como uno de los pensadores más «lúcidos y revolucionarios» del siglo XX; otros aseguran que sus ideas y teorías bien podrían catalogarse como verdaderos delirios. Algunos de sus inventos han sido muy cuestionados, aunque el mismísimo Albert Einstein lo recibió en su casa para conocer su “máquina generadora de orgón”, un invento que según Reich podía llegar a trabajar sobre la energía sexual y curar enfermedades. El gobierno de EE.UU prohibió su venta y luego lo encarceló acusándolo de estafa. En 1957 murió en la cárcel de un ataque al corazón, unos días antes de pedir su libertad condicional.

Reich fue perseguido, sus libros fueron quemados y muchos de sus intentos fueron considerados caducos. Sin embargo, su obra resultaría clave para el movimiento contracultural de los años 60 y muchas voces lo consideran el inspirador de la revolución sexual -término que él mismo acuñó y de las protestas del Mayo Francés. Su nombre sigue resonando en busca de algunas respuestas, justamente, porque son sus preguntas las que no han perdido su valor teórico, filosófico y político.

Debate: Neurosis y Revolución

Un debate interesante en ciencias sociales ha sido aquel que se empeñó en hallar los puntos de encuentro posibles entre la teoría psicoanalítica y el materialismo dialéctico. Entre la gran cantidad de estudiosos que se dedicaron a intentarlo, Wilhelm Reich, en pleno auge fascista, escribió “Psicología de masas del fascismo” (1932) libro que constituyó un trabajo sexológico y políticode las masas alemanas en un contexto tan novedoso como aterrador. En cierto punto, fue auspicioso pensar que con este tipo de desarrollos se asistía a uno de los primeros encuentros entre el pensamiento psicoanalítico y concepciones social-políticas ligadas al marxismo, dadas a partir del descubrimiento freudiano de la relación entre neurosis y represión, en el marco de una teoría que no veía tan tajante el límite entre la salud y la enfermedad, entre los social y lo individual, entre la normalidad y la perversión.

Si Freud en sus comienzos se introdujo en la sexualidad a través del psicoanálisis, Reich, en cambio, se introdujo en éste a consecuencia de sus desarrollos en el campo sexológico: en 1928 le dedica a Freud su ensayo “La función del orgasmo”, habiendo escrito tiempo antes “El coito y los sexos”, “La genitalidad desde el punto de vista pronóstico y la terapéutica psicoanalítica”, “Dos tipos narcisísticos” y “Sobre la genitalidad”, entre otros textos y ensayos. En ese marco, Freud desde sus inicios le agradecía a Reich el interés que – al igual que él – le otorgaba al tema de la sexualidad, porque al fin de cuentas, “de eso no se hablaba”.

En Europa y Norteamérica, corrían los tiempos de la producción en cadena, tan bien satirizados en “Tiempos Modernos” de Chaplin, donde la marca del siglo estaría dada por los grandes cambios en la división del trabajo y en el modo de producción. Pero el auge del capitalismo sería también un escenario para el despliegue de luchas obreras, y Reich no tardaría en incorporarse al partido comunista austríaco, donde intentará tomar contacto con “las masas” que luego retrataría en sus ensayos. En ese entonces, Reich se preguntaba cómo los hombres podían disparar ciegamente, con muda obediencia y ser serviles a los ejércitos, a la par que su memoria contemplaba su pasado en la guerra, con tan sólo diecisiete años.

En esta suerte de “segunda etapa” en la vida de Reich, él señalaba un vínculo intrínseco entre las “patologías mentales” y las condiciones de vida, fuertemente signadas por la represión sexual. Reich considera que el dominio de una clase social sobre otra necesita que la mayor parte de la población sufra una atrofia en su vida sexual, pues eso garantiza a las clases dominantes la existencia de individuos pasivos que acaten la autoridad sin cuestionamientos. De esta manera, Reich concluye que el capitalismo es incompatible con la salud mental, y que ésta solo sería posible con la abolición de la sociedad de clases, es decir, a través de la revolución socialista. Esto llevó a Reich a criticar a Freud, por considerar que había colocado al principio de realidad en un lugar privilegiado de la cura psicoanalítica. En ese marco, más que la primacía del principio de realidad, los postulados de Reich implicaban necesariamente que la superación de la neurosis estaría estrechamente ligada a la transformación de la realidad. Esta conclusión entroncaba con la lectura de Reich sobre el pensamiento marxista.

En uno de sus libros, afirma sobre Marx: “encontró (que) el dominio de la clase oprimida por los propietarios de los medios de producción no utiliza más que raramente los medios de la violencia brutal; su arma más importante la constituye su poder ideológico sobre ellos”. No obstante, la condición subjetiva por la cual los hombres soportaban desde hace siglos la explotación, la humillación moral y la esclavitud, permanecía, a su entender, inexplorada. En opinión de Reich, los revolucionarios europeos habían desechado la lucha sexo-económica, y el marxismo “vulgar” no tuvo en cuenta ni la estructura caracterológica de las masas ni el efecto del misticismo, pues éste se basaba en fórmulas vacías y esquemas rígidos donde únicamente lo económico determina la ideología. Al renunciar el marxismo vulgar a una visión dialéctica de la sexualidad, la desechaba al plano de lo metafísico, renunciando a la pregunta acerca de ¿cómo la clase que puede realizar la transformación llega a absorber la ideología conservadora? Según Reich, era necesario introducir el elemento irracional, la mística, lo que no tiene explicación socio económica directa. Reich, arriesga como hipótesis, que la moral sexual se desliza hacia el honor y el deber. El fascismo supone la unión entre familia, nación y religión y sus fuentes se encuentran en la posición autoritaria del padre, que se reproduce en los superiores jerárquicos determinando una actitud pasiva y servil. En ese punto, para Reich, el complejo de Edipo es consecuencia y no causa – como pensaba Freud- de las estructuras sociales jerárquicas. La exigencia impuesta a los sujetos, es la represión sexual, principalmente para niños y mujeres. La “mística” extrae de la represión de la vida sexual sus energías y sus contenidos. Los hábitos cotidianos ayudan a mantener la sumisión e identificación con la clase dominante.

En esta etapa, los psicoanalistas freudianos rechazaron las elaboraciones de Reich por considerarlas ‘politizadas’. En el marxismo, la recepción tampoco fue unánime. Algunos marxistas recibieron con aprobación su obra y otros la consideraron teñida de idealismo. Y si bien se trata de un debate complejo, que no cierra en estas líneas y aun recorre las militancias actuales, quizá se trate de dimensionar a fondo las ideas de Marx y de Lenin, para quienes el sujeto es sujeto de la historia.

Política y sexualidad, inclusión sin reduccionismos

A partir de su trabajo en el Partido Comunista, Reich creó organizaciones (centros de orientación y consejería sexual) de la juventud obrera por una política sexual (SEXPOL), las cuales tuvieron un importante desarrollo. 1934 fue un año decisivo en Europa. Se había consolidado el fascismo italiano, ya gobernaba Hitler en Alemania y en la URSS se desintegraban los avances sociales y también la revolución sexual: se restablecía el ideal de “la familia”, se prohibía el aborto y la homosexualidad, se burocratizaba el estado, la iglesia recuperaba poder sobre las masas y se había prohibido el psicoanálisis. En efecto, se había instalado y consolidado el Stalinismo. En Asia se daba la expansión del imperialismo japonés. La voz de Reich quedó prohibida casi en todo el mundo. Ya a partir de 1932, el partido dejó de publicar el libro de Reich difundido por ese movimiento, La lucha sexual de los jóvenes, y un año después los nazis en el poder lo prohibieron. Al tiempo que en Psicología de Masas del Fascismo y Conciencia de Clase analizó las causas psicológicas y culturales de la derrota que para la clase obrera alemana supuso el ascenso del hitlerismo, Reich enfrentó con su trabajo La lucha por la nueva forma de vida en la Unión Soviética, la expulsión de las filas del partido.

Tras el auge del fascismo y su exilio a EE. UU, muchos dirán que Reich enloqueció. Pero quizá, aquello que se lee como “locura” sea, en verdad, signo de una exclusión; de eso que ocurre cuando el pensamiento propio rompe con el consenso que entendemos como la realidad, porque “la realidad”, en términos metapsicológicos, es, ante todo, un consenso. Tal como escribe Izaguirre en un artículo para la Revista Topia (abril, 2019): “Muertos León Trotski, Walter Benjamin y Antonio Gramsci, así como Sigmund Freud, Sandor Ferenczi y Sabina Spielrein ¿Qué oídos había en el mundo para escucharlo?

Su enfoque encontrará nuevas dificultades, ya que lo que a menudo ocurre es que la polémica ante la facticidad de articular materialismo y psicoanálisis suele rondar en torno a un lugar común: que tarde o temprano se corra el riesgo de una sociologización del psicoanálisis o una psicologización de lo social. Evidentemente, ambas posturas constituirían nuevos reduccionismos. Atendiendo este último punto, Reich nos muestra una posición positiva en ello, ya que nos dice: “la problemática de la economía sexual que toma su punto de partida en estos descubrimientos, no constituye una tentativa de reemplazar a Marx por Freud, o a Freud por Marx. (…) Incorporando los conocimientos del psicoanálisis, la sociología accede a un nivel más alto, está en condiciones de dominar mucho mejor la realidad porque por fin el hombre es aprehendido en su propia naturaleza.  (…) Esta aprehensión de la sexualidad, será reconocida por el marxista auténtico como un hecho científico revolucionario”. Como crítica, como construcción, es verdaderamente interesante. Pero no habría que dejar de lado la consideración de que Reich, en un sentido, parece no haber logrado tamaña conciliación, ya que su intento se encontrará con que Marx y Freud constituyen cuerpos teóricos irreductibles. O bien sus epistemologías parten de interrogantes y problemas diferentes; porque lo son, quizá, irreconciliables. Y justamente, a partir de esta no-conciliación, es que se pueden ir atravesando algunos diálogos, encuentros y desencuentros, signados por el devenir de las luchas que hacen mover la historia. 

Bibliografía:

  • Reich, Wilhelm. “Psicología de masas del fascismo”. Buenos Aires, Editora Latina, 1974.
  • Izaguirre, Guillermo: “Un hereje del psicoanálisis. Wilhelm Reich”. Revistas Topia. Abril 2019
  • 1. Marx, Carlos, en Reich, Wilhelm, op. cit., p. 52.
  • 2. Lenin, Vladimir Ilich, Ibid., op. cit., p. 54.

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