domingo, 28 abril 2024 - 06:04

Plenario del Sindicalismo Combativo. El 8 de febrero, movilicémonos a Plaza de Mayo y a todas las plazas de país

¡Basta de ajuste contra los trabajadores!

La deuda es con la clase obrera

¡No al pacto Gobierno- FMI!

Las estafas no se pagan

El acuerdo del Gobierno con el FMI implica un ataque generalizado contra todos los trabajadores y ha abierto una crisis política.

La reducción drástica del déficit estatal que se impone para reunir los dólares de la deuda, solamente podrá lograse achicando el gasto social, los salarios, las jubilaciones, los subsidios a la energía (tarifazos), las partidas destinadas a Salud, Educación, vivienda y profundizando el extractivismo y la precarización. Es decir que este pacto con el FMI intenta descargar un mayor ajuste sobre las espaldas de los trabajadores, que nada tuvimos que ver con los negociados, fraudes y fugas de capitales que realizaron los gobiernos y la clase capitalista en estos años.

Por lo pronto, enero arrancó con una inflación enorme del 4% y febrero con un aumento de combustibles del 9 al 11%, entre otros aumentos que se siguen anunciando.

El acuerdo profundizará de manera brutal el ajuste del gobierno de Alberto Fernández y de todas las alas del Frente de Todos, que vienen ejecutando para cumplir con el pago de los vencimientos de deuda externa durante estos dos últimos años. Los que prometieron terminar con el ajuste macrista siguieron la política económica para pagar una deuda externa fraudulenta que solo benefició a los capitalistas.

Los mismos capitalistas que contrajeron la deuda con Macri y con todos los gobiernos anteriores, luego fugaron los dólares al exterior, vaciaron las reservas del país especulando en la timba financiera o mediante beneficios directos para inversiones que nunca llegaron ni llegarán.

El apoyo de Juntos por el Cambio y todas las cámaras empresarias al acuerdo con el FMI, es muy clarificador. Cuando se pretende trasladar la factura del enorme negociado de la deuda al pueblo trabajador, entre ellos no hay grietas.

Lejos de despejar el camino para un crecimiento, como quiere hacernos creer el gobierno, el acuerdo agravará toda la crisis económica y social: el desastre sanitario que costó 150 mil vidas; la pobreza que alcanza a la mitad de la población; el descalabro de la industria; la desocupación y la precarización crecientes; la inflación imparable que pulveriza salarios y jubilaciones.

La CGT, incluido Moyano, apoya el pacto, al igual que las CTAs, con algunas críticas menores. ¿Quién los mandató? Las bases trabajadoras son completamente ajenas a semejante entrega. Más que nunca necesitamos la autonomía y la democracia de los sindicatos y terminar con las direcciones que actúan contra los intereses de los trabajadores.

El papel de la burocracia sindical ha sido y es aislar las luchas. Han pactado paritarias por debajo de la inflación junto con rebajas en las cargas patronales. Dichas paritarias fueron  una carta que Guzmán mostró y que el FMI valoró debidamente.

Los burócratas dicen que no habrá “vulneración de derechos”, cuando todos ellos ya han firmado convenios flexibles, como en Toyota. Esa línea de Reforma Laboral, sector por sector, cobrará más fuerza, como reclama el FMI.

Además, millones de compañeros, especialmente jóvenes, son víctimas de la más brutal precarización laboral mediante el trabajo en negro, el monotributo y los contratos basura.

Este acuerdo también implica un nuevo avance en el sometimiento del país al FMI. Es inconcebible que las organizaciones obreras acepten un pacto colonial, donde el FMI controlará las cuentas públicas y la política económica cada tres meses, condicionando los desembolsos a la aplicación de un mayor ajuste anti popular.

Las llamadas “reformas estructurales” no están afuera de este acuerdo nefasto porque todos los “créditos de facilidades extendidas” del FMI las tienen y eso es lo que seguirá dentro de dos años.

Para enfrentar este pacto ajustador es fundamental la intervención de la clase obrera, sus sindicatos, sus organizaciones de base, del movimiento piquetero combativo. Hay que quebrar la parálisis que impone la burocracia sindical a nuestras organizaciones. Los sindicatos no son del gobierno sino de los trabajadores, exigimos su total autonomía y por eso luchamos por una nueva dirección clasista del movimiento obrero.

Así lo estamos impulsando desde el Plenario del Sindicalismo Combativo, los sindicatos, delegados y agrupaciones que lo integramos. Enfrentando las políticas de ajuste salarial y laboral. Impulsando la lucha y los reclamos en los lugares de trabajo contra el desentendimiento que el gobierno y las patronales quieren implementar ante la pandemia del Covid, que no ha terminado. Exigiendo tener las vacunas para todos los trabajadores y jóvenes, testeos masivos y gratuitos, licencias y aislamiento por contagios y contactos estrechos, sosteniendo los protocolos en los lugares de trabajo que la patronal quiere eliminar, a costa de que sigan los contagios masivos entre los trabajadores y nuestras familias.

Porque la deuda externa es ilegítima, fraudulenta, no la hicimos trabajadores, no somos los que debemos pagarla. Necesitamos que los recursos nacionales estén colocados en la salud, la educación, el salario, la vivienda y todas las necesidades populares. Hay que derrotar el acuerdo con el FMI mediante una lucha decidida. El pueblo colombiano, que reaccionó con una rebelión popular y la huelga general ante un impuestazo del FMI, marca el camino, como Ecuador, Perú y otros pueblos de América Latina.

Como parte de esta lucha, el PSC se suma y convoca a todos los trabajadores, sindicatos, comisiones internas y delegados combativos a una gran acción de lucha junto con decenas de organizaciones de lucha, de derechos humanos, sindicales, piqueteras, políticas, estudiantiles y de la lucha de la mujer trabajadora contra el pacto con el FMI el martes 8 de febrero. Llamamos a las organizaciones obreras y populares a sumarse a la lucha en las calles para derrotar el pacto del gobierno con el FMI.

Por el no pago de la deuda y la ruptura con el FMI.

Por un plan económico integral desde el campo de los trabajadores, mediante una banca pública única y el monopolio del comercio exterior bajo control de los trabajadores, para terminar con la fuga de capitales y volcar el ahorro nacional en viviendas e inversión productiva;  que sea parte  de un plan alternativo obrero y popular.

Por un plan de obras públicas y construcción de vivienda populares que, junto al reparto de horas de trabajo sin pérdida salarial, garantice trabajo genuino a millones de desocupados.

Por un aumento del salario real de los trabajadores y jubilaciones mínimas, equivalentes a la canasta familiar. Por el fin de la precarización laboral y de los despidos. Apoyo a todas las luchas en curso.

Plenario del Sindicalismo Combativo

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