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Ante la inestabilidad de los mercados, el ministro intentó dar tranquilidad a través de sus medios afines.
La tranquilidad no llega
Previo a la apertura de los mercados del lunes, Luis Caputo, ministro de Economía, quiso dar señales para frenar la volatilidad y la pérdida de reservas, que se ha acentuado desde la semana pasada. Para ello, participó en una entrevista con Luis Majul, periodista afín al gobierno de la Nación+.
En sus declaraciones, sostuvo: “Este es un esquema monetario tan robusto que puede haber volatilidad, pero no cimbronazos. Es más, en un momento te dije en una entrevista que el dólar iba a converger con el Contado con Liqui”, explicó, mientras su plan económico se dirige, como el Titanic, al iceberg. “Acá no hay posibilidad de cimbronazo”, repitió.
Excusó la situación económica atribuyéndola a los movimientos de la oposición: “Nosotros, como funcionarios, no podemos decir nada, y la oposición aprovecha para generar incertidumbre en la gente en un tema sensible”, por lo que “eso provoca que haya sectores que, por especulación, importen y no exporten. Las reservas que se van a perder hoy se recuperarán en los próximos días”, sostuvo, impávido, el ministro.
Jerarquizó en su discurso el rol de las importaciones y exportaciones, ya que los exportadores están a la expectativa de la oficialización o no del acuerdo con el Fondo Monetario Internacional.
“No estamos mirando el día a día porque sabemos que diseñamos algo sólido, que va a durar y es de largo plazo. La inflación en Argentina va a terminar colapsando y el dólar no va a ser un problema. La gente lo va a ver en la práctica”, se jacta el mesadinerista Caputo, mientras vemos cómo la solidez de su programa se basa en liquidar las reservas para sostener el dólar. A modo de ilustración, las redes del Banco Central informaron el 2 de enero de este año que las reservas tenían un valor de 31.705 millones de dólares, cifra que descendió en menos de tres meses al valor compartido el último viernes: 25.775 millones de dólares. Es decir, una pérdida cercana a los 2.000 millones de dólares mensuales. Eso, para el ministro, “no es un problema”.


En relación con el acuerdo con el Fondo, detalló: “No estamos tomando deuda nueva, estamos reemplazando lo que hizo el kirchnerismo. Reemplazamos los papelitos de colores por dólares”, manifestó y comentó: “Veníamos con un acuerdo que estaba completamente caído porque no habían cumplido. No fuimos a uno nuevo, porque si le decíamos al Fondo lo que queríamos hacer, iban a dudar y no los íbamos a convencer para recapitalizar al Central”.
Caputo evade la realidad y responsabiliza al kirchnerismo, que, por supuesto, tiene responsabilidad, pero principalmente por validar la deuda ilegítima que él mismo tomó durante el gobierno de Macri. Hasta el presidente sostenía antes, en campaña, a Caputo como el gran arquitecto de aquella fuga y estafa.
El ministro volvió a insistir en que “el total del paquete será de US$20.000 millones, pero habrá que definir cómo se va a ir desembolsando”. A priori, se estima que 14.000 millones serían para repagar deuda y que solo los 6.000 millones restantes serían fondos disponibles. Con el ritmo actual de pérdida de reservas, estamos hablando de un monto que soportaría solo tres meses.
Comparando con programas económicos anteriores, mencionó: “Algunos me decían que esto es como una neoconvertibilidad, pero no es así. Si uno toma el tipo de cambio equivalente a la cantidad de dólares que va a haber versus la base monetaria, el tipo de cambio de cobertura es de $600”, dijo, y agregó: “Nunca hubo tanta cobertura de la deuda en pesos como la que va a haber ahora en el Banco Central, con el agregado de que no hay emisión ni déficit. Esto último es la gran diferencia con la convertibilidad, que cayó porque hubo déficit. Si no, la convertibilidad podría durar hasta el infinito”.
Continuó Caputo: “Creo que el crecimiento de la economía se siente mucho en autos, motos, alimentos, inmobiliario, ni hablar de minería, agro y energía. Son muchos menos los sectores en los que no se siente, como la construcción y la industria pesquera”.
Parece ser que el ministro vive en una realidad paralela donde las fantasías le hacen creer que “los salarios en términos reales subieron casi un 6% desde noviembre. Si uno dice que la gente está mal, parece que uno tiene la culpa de que la gente esté mal, pero venían de estar peor y el presidente no ganó porque la gente estaba bien. Hoy la gente está mejor. No somos Suiza, pero la mejoría la reflejan los números. Las jubilaciones están un 9% arriba en términos reales, sin tener en cuenta el bono, y la pobreza cayó al 30%. Sacamos a 10 millones de personas de la pobreza”.
El ministro hace números en el aire y vende una Argentina que dista mucho de la realidad, donde las jubilaciones y el SMVyM no alcanzan para cubrir las necesidades básicas estipuladas por el propio INDEC.
El plan económico de la motosierra solo trae hambre y pobreza. Hay que llenar las calles hasta que Milei, Caputo y todo su ajuste se vayan.