lunes, 2 diciembre 2024 - 19:56

Opiniones sobre el fin del mundo. Milei cierra el año con fortalezas, pero sin despejar contradicciones

Opiniones sobre el fin del mundo es una columna que busca dar cuenta de lo que reflejan algunas de las notas de opinión dominicales de los medios masivos de comunicación y otras nuevas plataformas. Obviamente, por el medio donde se publica esta pieza, busca entender la realidad y a la vez proponer ideas para transformarla mediante políticas socialistas.

El año se encuentra cerca de su cierre y con él llegan los balances. Pareciera, según lo indica el presente, que la tribu libertaria va a concluir su primer año de gestión con un signo positivo por diferentes indicadores. A esto hay que sumar las internas infinitas e interminables de la oposición clásica, que no encuentra sutura ni proyecto futuro. Toda una alfombra roja de cara a la próxima estación que espera Milei para terminar de afianzar su dispositivo de gobierno: las elecciones 2025. Pero, la realidad es más compleja. Más allá de todas las buenas que cuentan desde La Libertad Avanza, hay contradicciones que no se terminan de despejar. ¿Qué hacer? Pregunta y propuesta desde la izquierda.

El cierre de año libertario: entre fortalezas y ofensivas

La situación final de este 2024, para Milei, se puede resumir en el inicio de la columna que publicó Santiago Fioriti en Clarín: “El dólar blue está en calma desde agosto. La brecha entre el oficial y los financieros, que el 10 de diciembre de 2023 alcanzaba el 157%, se redujo hoy a menos del 10%. La inflación perforó el 3% en octubre y 2024 terminará con una suba inferior a la prevista por la mayoría de los economistas. El riesgo país cayó de los 1.930 puntos básicos del final de la era Alberto Fernández-Cristina-Massa a 746. Javier Milei viajó a Estados Unidos y Donald Trump lo recibió a los abrazos en su primer encuentro con un jefe de Estado después de su victoria. Una semana más tarde, Emmanuel Macron visitó Buenos Aires y salió con él a saludar desde los balcones de la Casa Rosada. A las pocas horas, Milei voló a Río de Janeiro para el G-20 y consiguió una cita con Xi Jinping. El círculo se cerró con elogios de Kristalina Georgieva, la jefa del FMI, que pronostica un crecimiento de la Argentina en 2025 y que abrió la puerta para un nuevo acuerdo que le daría herramientas al Gobierno para eliminar el cepo cambiario”[i]. Oficialismo, oposición o lo que fuese, todos, coinciden que, en estos principales puntos, que conjugan datos financieros, política internacional y, sumamos, la crisis de los partidos y frentes más antiguos, son los que dan las nuevas buenas para el gobierno libertario. La bocanada de aire para el convulso experimento que, por ahora, parece caminar más allá del recorrido espinoso que transitó y parece seguir recorriendo.

Es esta musculatura la que permite darse algunos lujos al par de hermanos Milei. Entre ellos, la polémica con la vicepresidenta Villarruel. Afín a otro espacio ultraderechista, más emparentado con el aparato militar, la vice fue víctima de un ataque directo del presidente al emparentarla con la “casta” o al menos sugerir la cercanía que tiene con ella. Todo un cálculo para el año que viene, año electoral en donde Javier y Karina, pareciera, no quieren que haya contaminación sobre su nuevo armado de LLA. Además, entre otros de los motivos de la polémica entre ultra derechistas, son los siguientes según Morales Solá: “Funcionarios del Gobierno deslizan que a Milei le molesta la impotencia del oficialismo en la Cámara alta del cuerpo. El Presidente nunca se detiene para ver qué errores cometieron los suyos antes de culpar a otros. ¿Por qué Villarruel pudo reunir 39 senadores hace un año y ahora queda solo un puñado insignificante de miembros de esa cámara en condiciones de acompañar al Gobierno? No es, desde ya, consecuencia de que al Gobierno le vaya mal. Al contrario, Milei aprovechó su mejor semana, si bien se miran los datos de la economía, de las encuestas y sus encuentros internacionales (Donald Trump, Emmanuel Macron y la italiana Giorgia Meloni en menos de una semana), para despacharse contra los periodistas y, lo que es peor, contra su vicepresidenta. También le hizo a Villarruel una crítica pública por su reunión con Isabel Perón en Madrid, un encuentro cuya justificación, es cierto, le complicó la existencia a la vicepresidenta”[ii]. Además de sumar otro elemento, como el confrontamiento de Villarruel con el postulado Lijo para la Corte Suprema, el editorialista de La Nación pone como eje de su tesis central para esta pelea interna otra cuestión central de cara al año electoral. Y es que sostiene que para los Milei es más rentable una polarización con CFK, antes que una competencia que se pueda dar con otros elementos de la derecha.

Volviendo a la idea central de esta columna, también habría que anotar, al menos en este momento, la fortaleza del gobierno con otras cuestiones. Por ejemplo, la forma de primar en las relaciones de toma y daca con los gobernadores. Más allá de las maniobras de los Ejecutivos de las provincias, Milei ha podido dominar en estas negociaciones. Eduardo van der Kooy lo ilustra del siguiente modo: “Los gobernadores aliados del PRO y los peronistas que se acercaron a la administración libertaria (Raúl Jalil, de Catamarca y Osvaldo Jaldo, de Tucumán) llegaron a este fin de semana sin ninguna garantía que sus pedidos serán contemplados en el Presupuesto 2025. La realidad puso en marcha un operativo que ya fracasó una vez: la posibilidad de que el martes que viene se intente otra sesión para modificar la reglamentación que concede validez a los Decretos de Necesidad y Urgencia (DNU)”[iii]. Por el momento, los habitantes de la Rosada imponen su fuerza. A tal punto que, según todo indica, los pedidos de los gobernadores no irán contemplados en ningún presupuesto si es que se aplica la idea del presidente de que no se vote nada, se extienda el vigente este año y se comience 2025 con la posibilidad de utilizar partidas discrecionales.

Por último, dentro de las ofensivas, el gobierno, además de contar con la chequera, busca terminar de diagramar un nuevo régimen del país donde hasta imaginan para las elecciones una fotocopia de un modelo similar al de Estados Unidos. Un sistema electoral plagado de elementos antidemocráticos, que sería restrictivo para las fuerzas que no cuentan con la caja de la casta empresarial, que luego, obviamente, es la que dictamina la política. Entre algunos de esos puntos, Jorge Liotti remarca los siguiente: “Al mismo tiempo, al exigirles a los partidos un piso más alto para poder competir, demandando un mínimo del 3% de los votos en dos comicios consecutivos, habrá un angostamiento de la oferta electoral. Es algo comprensible para un sistema que hoy cuenta con 719 partidos registrados en todos los distritos -según un relevamiento del politólogo Pablo Salinas- y que ha hecho de la titularidad de los sellos partidarios un negocio. Pero tendrá efectos concretos en términos de despejar de fuerzas minoritarias las boletas”[iv]. Habría que sumar otros elementos de esta reforma antidemocrática, como la desaparición de los aportes de campaña, el espacio en los medios de comunicación, entre otros elementos. Sin embargo, más allá de la fortaleza relativa de este momento de Milei, para 2025 los libertarios no llegarían con los votos en el Congreso. Será una idea para las elecciones presidenciales de 2027.

¿Todas buenas para los libertarios?

Si bien el presente se tiñe con los elementos expuestos, también se asienta sobre algunas preguntas que manifiestan contradicciones que la nueva fuerza de gobierno tendrá que resolver. Por supuesto puede que estas contradicciones no alteren el veranito de Milei por ahora y hasta puede llegar a las próximas elecciones con aire suficiente, mucho mas frente a una oposición con grietas, y sin renovación.

Volviendo al último columnista citado, vale exponer la siguiente extensa cita que contempla algunos de los interrogantes sobre el gobierno: “Detrás de la domesticación del sistema político emergen dos interrogantes de tremenda relevancia para evaluar la sustentabilidad de ese objetivo. El primero gira en torno de la proyección del plan económico. Así como hace algunos meses la preocupación de los mercados apuntaba a la fecha de la salida del cepo, hoy las luces amarillas aparecen en el tablero de los sectores productivos anclados en el mercado local, que ven una triple amenaza: tipo de cambio alto, apertura de importaciones y ausencia de señales en materia de baja de impuestos. Surgen inevitables las comparaciones con los 90 y una pregunta de fondo: ¿puede el equilibrio fiscal salvar el programa económico del destino que sufrió el ciclo de reformas del menemismo? ¿Acaso la Argentina atraviesa un 1991 de estabilización macro, derrota de la inflación y privatizaciones, que si no puede brindar condiciones para el desarrollo interno termine en un 2001 de desinversión industrial, recesión y desempleo?”[v].

En un mismo sentido, el de las contradicciones económicas, Alfredo Zaiat analiza las posibilidades del actual diagrama oficialista. Además de afirmar que el último blanqueo fue exitoso y reconoce el ingreso de una fuente importante de dólares para el gobierno, a sabiendas de que estos dólares sólo vienen para formar parte de un nuevo ciclo del carry trade (bicicleta financiera), el periodista de Página 12 también agrega: “En este marco general, el objetivo del Gobierno es mantener la artificial pax cambiaria (atraso del tipo de cambio con “cepo”) hasta las elecciones de octubre de 2025, pese a que esta estrategia profundizará los problemas estructurales de la economía real y del frente externo (…) ¿Es necesario recordar cuáles fueron los desenlaces de experimentos especulativos similares (la tablita de Martínez de Hoz, la ficción de la convertibilidad de Cavallo y la orgía de endeudamiento de Macri)? Sí, es necesario: cada una de estas burbujas especulativas estalló provocando inmensos costos económicos y sociales”[vi]. Como hemos repasado en otras oportunidades, más allá del oxígeno que encontró en el blanqueo la gestión libertaria, hay que ver si la próxima devaluación no viene por presión del FMI o, tal vez, por los resultados de las nuevas políticas implementadas por su aliado Trump.

Para seguir haciendo algunos señalamientos al plan económico, también se puede repasar lo escrito por Horacio Rovelli, quien describe los efectos del mismo, en caso de continuar, de la siguiente manera: “Al atrasar sistemáticamente el precio del dólar en el país y mediante una severa reducción de la demanda interna, que conlleva pérdida de empleos y reducción de salarios, se reduce la inflación, generando un problema económico y social mucho mayor, la depresión económica. La reducción del índice inflacionario solo se explica a través del aumento de la pobreza y la indigencia que genera la depresión del nivel de actividad”[vii]. La pregunta que surge de esto, es saber si hay más aguante al plan motosierra en caso de que los indicadores sigan empeorando. El mismo periodista del Cohete a la luna, sostiene que, en caso de admitirse semejante crimen social, en parte, sería por: “(…) la cobardía y sumisión de la mayor parte de la dirigencia política, social y sindical del país, sin coraje para enfrentar al modelo de valorización financiera del capital y extractivista de nuestros recursos naturales”[viii].

Internas del PJ, serviles al modelo libertario

Toda la fortaleza de Milei, como dice Rovelli y coincidimos en ese sentido en estas líneas, se sirve de la claudicación de las diferentes direcciones, sean política o sindicales. Para el caso de las segundas está el reciente ejemplo de la dirección de la CGT. La misma que, en vez de enfrentar al presidente y su gobierno, ha decidido establecer una nueva mesa de dialogo para asegurar sus privilegios de casta, que no se establecen más que por el sacrificio de los trabajadores que están siendo diezmados por la motosierra del gobierno nacional.

Esta decisión, la del diálogo de la cúpula de la CGT con el Ejecutivo, fue lo que produjo la separación de Pablo Moyano de la cúpula dirigencial y un nuevo conflicto familiar con su padre. La definición de esta separación, según Horacio Verbitsky, es la siguiente: “La renuncia de Pablo Moyano a la conducción de la CGT y el realineamiento en ciernes con Mario Manrique, Ricardo Pignagelli, Abel Furlán, Sergio Palazzo, Hugo Yasky, con todo lo que cada uno representa, sugiere que igual que en 1845, “los argentinos no son empanadas que se comen sin más trabajo que el de abrir la boca”, según la insuperable metáfora de San Martín”[ix]. Mientras la nueva escisión no recobre un valor en la calle, el signo que le coloca Verbitsky es el que primará. Pablo Moyano, hasta el momento, con quienes lo acompañan en la nueva corriente sindical que lo acompaña y se enfrenta a los gordos, no ha convocado ninguna acción o plan de lucha por el que, supuestamente, rompió con la dirección de la central sindical. Por ahora, todo maniobra de contención con los descontentos del ajuste que dejan pasar los burócratas sindicales.

En el plano político, con CFK prácticamente en campaña, ayer estuvo en la facultad de psicología de la UNR, no hay nada nuevo que se promueva. Sebastián Cazón, remarca en un artículo publicado en Página 12 que la disputa dentro del aparato pejotista no se despeja. El periodista afirma: “Por el momento, tampoco se cerraron las heridas con Ricardo Quintela. CFK lo llamó en tres oportunidades para negociar y el gobernador de La Rioja las desestimó. No hubo encuentro ni gestos de unidad. Es más, “el Gitano” está preparando un acto para lanzar en los pŕoximos días un espacio disidente denominado “Federales”, que intentará disputarle el poder partidario a la exmandataria. En tanto, el vínculo con Axel Kicillof quedó resentido después de que el gobernador bonaerense no se pronunciara a su favor en la pulseada con Quintela y el conflicto no fue abordado. En suma, son muchas las cuentas pendientes que el peronismo tiene aún por resolver”[x]. De todas formas, de darse un cierre a esta interna, la unión de CFK con los gobernadores, centralmente con Kicillof y los intendentes de Provincia de Buenos Aires, sin un plan de ruptura con las políticas neoliberales, algo en lo que las últimas cartas de la vicepresidenta no aparece, lejos se estará de lo que propuso en el último acto: terminar con el desfinanciamiento de lo público. Las recetas propuestas por esta oposición, parecen ser reeditar el camino de los mariscales de la derrota, que le abrieron la puerta al ultraderechista de Milei.

¿Qué hacer? En momento de indefinición como estos, el activismo o los sectores que buscan enfrentar el gobierno de Milei, viendo el rol de las direcciones entreguistas, surge la pregunta de qué hacer. Para no hacer más extensa esta entrega, te invitamos a leer la carta que el MST en el FIT-Unidad dirigió a las y los trabajadores, a la juventud, a los demás partidos del FIT-U, a otras organizaciones aliadas, a referentes sociales e intelectuales. Con las propuestas que tiene el partido frente al proyecto ultraderechista de Milei y los desafíos que en la izquierda hay que asumir. Allí, se sintetizan un par de ejes ordenadores, que entendemos necesarios para las tareas que están a la orden del día. Para acceder a la lectura de la misma te dejamos el link acá


[i] El brazo armado de Javier Milei y los motivos inconfesables de la guerra con Victoria Villarruel. Santiago Fioriti – Clarín (24-11-2024)

[ii] ¿Es mejor Cristina que Victoria Villarruel?. Joaquín Morales Solá – La Nación (24-11-2024)

[iii] Los riesgos del apogeo de Milei. Eduardo van der Kooy – Clarín (24-11-2024)

[iv] Los zigzags del domador de la casta. Jorge Liotti –  La Nación (24-11-2024)

[v] Ídem.

[vi] Golpe de suerte. Alfredo Zaiat – Página 12 (24-11-2024)

[vii] A quien le sirve el atraso cambiario. Horacio Rovelli – El cohete a la luna (24-11-2024)

[viii] Ídem.

[ix] Cuando el río suena. Horacio Verbitsky – El cohete a la luna (24-11-2024)

[x] Rosario: dardos a Milei, chicana por prepagas y el pulso del peronismo. Sebastián Cazón – Página 12 (24-11-2024)

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