Opiniones sobre el fin del mundo es una columna que busca dar cuenta de lo que reflejan algunas de las notas de opinión dominicales de los medios masivos de comunicación y otras nuevas plataformas. Obviamente, por el medio donde se publica esta pieza, busca entender la realidad y a la vez proponer ideas para transformarla mediante políticas socialistas.
Esta edición de la columna sale unos días más tarde, pero la discusión política sigue en los márgenes que discutieron las notas del pasado domingo. Se ve un cambio en el comportamiento del gobierno, ubicando a Milei, nuevamente, como una figura en campaña. Las contradicciones afloran, pareciera que no es lo mismo para la ultraderecha las elecciones cuando están al mando del gobierno. La imagen del presidente está en baja y como maniobra costrarrestante, vuelve el autoritarismo del presidente en las redes y medios, ahora especialmente contra periodistas. En el fondo, la economía con mala perspectiva, pero maquillada por el sector financiero que aprovecha otra ronda de carry trade.
Ningún invento: odiar la libertad de prensa
Diferentes experiencias históricas de la derecha o extrema derecha han dejado en el recuerdo de las poblaciones el comportamiento de estos armados políticos. El autoritarismo y centralmente, el ataque a la libertad de expresión, es una de las armas preferidas. Milei, volviendo a su faceta de outsider, retoma las armas contra la prensa y apunta a periodistas con nombre y apellido.
Martín Rodríguez Yebra, en La Nación, resaltó que en el retorno a su performance electoral el presidente intenta recuperar: “La frescura y el desparpajo que le brotaba natural en 2021 o 2023 (que) hoy requiere dosis adicionales de ingeniería comunicacional. La fragilidad de sus rivales políticos y el apoyo que le profesan amplios sectores del poder económico debilita el relato del luchador acosado por “la casta”. De esa necesidad surge la renovada batalla contra el periodismo profesional, al que el gobierno libertario enfocó como un adversario a vencer en el umbral de las elecciones porteñas, escala decisiva del calendario de votaciones de 2025”[i].
Milei y su séquito no admiten ningún tipo de escrutinio y disidencia contra las políticas aplicadas y sus resultados. Además, las críticas contra los periodistas, desde el gobierno, en la mayoría de los casos carece de argumentos. En este sentido, La Libertad Avanza, para polemizar con estas miradas críticas, tomando el comportamiento de la extremaderecha internacional, replica mentiras como forma de hacer política. Para Steven Forti, citando a Maurizio Ferraris, este es un aspecto central de estas formaciones. El antes mencionado explica en palabras de Maurizio Ferraris que son la representación de la corriente que se conoce como posverdad, donde se une la corriente filosófica del posmodernismo, una época histórica marcada por el documentalismo y una innovación tecnológica signada a fuego por internet. Con estas armas la ultraderecha dispara mentiras que Forti las explica como “la verdad alternativa (que) se presenta como la crítica (en nombre de la libertad) hacia algún tipo de autoridad dotada de un valor veritativo y, en concreto, de la ciencia o de los expertos en general”[ii].
Con estos fundamentos, desde el gobierno, contra los periodistas económicos que levantan la voz por las contradicciones que presenta el nuevo plan que ata al país con el FMI, disponen sus cañones para ocultar las debilidades. Pero no todo son palabras, el asistente estrella de Milei se animó a ir contra un fotoperiodista en medio del debate electoral de CABA. Eduardo Van Der Kooy resaltó: “El episodio sirvió para activar el coro libertario. Milei respaldó a Caputo juniors haciendo un retuit del intelectual de ultra derecha Agustín Laje. ¿Los periodistas te pueden meter una cámara en la cara y acosarte mientras estás tratando de conversar, pero uno no puede sacarle una foto al periodista?, preguntó. “Estos tipos se creen verdaderamente que están por encima de todos y de todo”, remató. Su lenguaje ilustra, en parte, la forma de valorar las cosas y las personas. Su pensamiento ha sido expuesto de manera reiterada. Laje descree de la asimetría del poder. Sería lo mismo el Presidente y un ministro que un empleado bancario o un comerciante. La prédica de una horizontalidad inexistente”[iii].
Desde estas líneas, obviamente, presentamos toda solidaridad al fotoperiodista que Caputo quiso intimidar. Y, también defendemos el derecho a la libertad de expresión, pero estos episodios son para sacar conclusiones. En Síndrome 1933, Siegmund Ginzberg juega a hacer un espejo con las ultraderechas y el fascismo y el nazismo. Cuando se refiere al comportamiento que aquellos movimientos totalitarios tuvieron con la prensa, destaca: “La prensa, toda la prensa, les prestaba un valioso servicio desde mucho antes de caer en sus manos o de recibir una patada. La prensa había fomentado año tras año la aversión a la política y a los políticos (…)”[iv]. Está demás decir que los grandes jugadores de los medios masivos de comunicación, como algunos periodistas que trabajan de operadores de los empresarios mediáticos, fueron quienes, en parte, dieron vida a este fenómeno antidemocrático de Milei. El prime time del odiador de la libertad de expresión, tiene responsables.
Un acting para tapar problemas en campaña
La pose del gobierno que describimos arriba, tiene que ver con mostrar algo que no deje visualizar qué pasa puertas adentro. Jorge Liotti describió detenidamente una interna libertaria que tiene bloques contrapuestos. Por un lado, la hermana de Milei y, por el otro, Santiago Caputo. Sus disputas fueron por el accionar de una oficina de Pami y, también, por el resultado electoral de Santa Fe, donde la fuerza de gobierno nacional quedó tercera en la categoría de constituyentes. Para el periodista de La Nación estas diferencias intestinas produjeron: “una secuencia de reuniones tensas de Caputo con Karina, y también con Pareja. Allí se expusieron las diferencias con frontalidad, pero no hubo una resolución clara. Después del episodio de Junín Milei admitió en alguna conversación reservada cuánto lo irritan estas rencillas. “Me sale el monstruo de adentro”, graficó con su lenguaje bestial”[v].
Más allá de lo cierto de estas discusiones intragobierno, la esencia del problema no viene por cuestiones subjetivas de la banda libertaria. Tiene que ver con lo que Carlos Pagni describió en su editorial de Odisea: “Existe un problema. Hay una caída en la confianza pública del Gobierno que algunos encuestadores, como por ejemplo la encuestadora AtlasIntel —que es brasileña y no está mezclada con los intereses locales— dicen que desde febrero hasta ahora la imagen del presidente cayó un 10%. Otras encuestas hablan de un 12%”[vi].
El problema de los problemas
El fenómeno de los fenómenos que afecta a la imagen del gobierno y insta la nueva campaña feroz contra la prensa que se anima a criticar a Milei, tiene que ver con la economía. Hay aspectos que, más allá del blindaje del FMI, no se recuperaron.
Diego Genoud remarcó: “A casi 17 meses de gobierno, Milei no logró atenuar la caída de consumo y se prepara para una nueva temporada de aumentos. Según un informe del centro de estudios IDESA, los salarios reales cayeron 25% en 10 años y se consolida la crisis de empleo. El trabajo del instituto que preside el consultor de empresas Jorge Colina sostiene que el empleo tuvo una muy modesta expansión en un contexto de caída de la producción y “la clave para que no hubiera destrucción de empleos formales fue la enorme caída del salario real”. Sin embargo, dice, se generaron muy pocos empleos formales y la inserción fue precaria, con 40 % de monotributistas y 60% de asalariados o cuentapropistas no registrados. Colina es docente en la UCA y en la Universidad Austral. El informe de su instituto advierte que la baja la inflación impide sostener la licuación hacia adelante y considera que, de mediar cambios en la economía, el ajuste que viene será sobre el empleo, con más desocupación”[vii]. La crisis del empleo sigue, una institución que el capitalismo argentino y mundial degrada diariamente, produciendo incertidumbre, pero, sobre todas las cosas, precariedad en la vida de la gente.
En este marco, más allá de los procesos electorales en curso, donde se muestran astilladas todas las fuerzas del régimen, con el PRO tratando de sobrevivir como fuerza en las elecciones de la legislatura porteña y el PJ sigue con fricciones propias en Provincia de Buenos Aires, la bronca de los trabajadores se manifiesta por otras vías.
Centralmente este 6 de mayo, hubo un paro de UTA con una dirección sindical poco acostumbrada a la lucha. Un reflejo de la bronca y presión de los asalariados que ven disminuir sus ingresos en la economía que lleva adelante la experiencia libertaria.
La ultraderecha en el poder espera las elecciones, mientras la calle habla. Quedará por ver si los resultados de los comicios no son el primer indicio del que sentimiento anticasta puede comenzar a golpear a Milei.
[i] Trucos para revivir al Milei original. Martín Rodríguez Yebra – La Nación (4-5-2025)
[ii] Extrema derecha 2.0 Qué es y cómo combatirla. Steven Forti – Siglo XXI España (2021)
[iii] Milei y otro inquietante pico de euforia. Eduardo Van Der Kooy – Clarín (4-5-2025)
[iv] Síndrome 1933. Siegmund Ginzberg – Gatopardo ensayo (2024)
[v] El día en el que la interna hizo crujir al Gobierno. Jorge Liotti – La Nación (4-5-2025)
[vi] TMAP: la campaña del odio, relanzada. Carlos Pagni – La Nación (5-5-2025)
[vii] Trump en el Atlántico Sur, el modelo que no cierra y el circo de la libertad. Diego Genoud – El Destape (4-5-2025)