martes, 15 abril 2025 - 20:27

Opiniones sobre el fin del mundo. ¿El principio de un ocaso? Milei y otra vuelta al FMI

Opiniones sobre el fin del mundo es una columna que busca dar cuenta de lo que reflejan algunas de las notas de opinión dominicales de los medios masivos de comunicación y otras nuevas plataformas. Obviamente, por el medio donde se publica esta pieza, busca entender la realidad y a la vez proponer ideas para transformarla mediante políticas socialistas.

Un domingo especial, ríos de tinta y caracteres hablando sobre el nuevo momento del gobierno de Milei. Zygmunt Bauman propuso la categoría “realidad líquida” para describir los fenómenos de un mundo volátil y fluido. Definición que cabría para explicar al fenómeno libertario, que hace medio año atrás se quería mostrar como el nuevo hegemón de la política argentina y, hoy, atraviesa su peor momento. Tal vez pueda navegar en estas aguas turbulentas, aunque la experiencia diría que no. A la realidad líquida hay que explicarla, centralmente, por el modelo económico. Porque la realidad material retroalimenta a la política y viceversa. Una vez más se vuelve al Fondo y el presidente se abraza a burócratas de ese organismo para que digiten las riendas del país. Por más que lo oculten su plan económico fracaso. Nueva devaluación, salida del cepo y otros packs de reformas en el horizonte. Después del paro general, en un año electoral, la calle tiene la última palabra.

Comunicando el Fracaso

El pasado viernes, luego de darse a conocer la medición mensual de la inflación, el 3,7 que mostró un repunte en el aumento de precios, que pareciera no tener idea dónde puede escalar, el gobierno salió a comunicar el fin de su programa, su fracaso, con una “salida” del cepo, una nueva devaluación, con la decorosa flotación en bandas y la confirmación del nuevo acuerdo con el FMI.

Jorge Fontevecchia, desde el titular de su columna, juega a comparar esta nueva situación de Milei con la de Mauricio Macri en 2017 o 2018. Para él los anuncios del encargado de Hacienda significaron lo siguiente: “El ministro Luis Caputo anunció el viernes con pompa que se comenzaba la fase tres del plan económico cuando, en realidad, se está tratando de consolidar la fase uno bastante cascoteada por el aumento de la inflación de marzo y la muy significativa venta de dólares del Banco Central en el mismo mes y lo que va de abril, ambos también parte del mismo problema, siempre el mismo y aún no definitivamente solucionado y del tomo uno”. El editorialista de Perfil, además de resaltar las penurias de los últimos meses, afirma que el modelo de Milei carece de las herramientas, “tomos” para la solución de la economía argentina.

Esta perspectiva es compartida por diferentes analistas. También Jorge Liotti, en referencia al día de la presentación de Caputo y la cadena nacional del presidente, define: “Hay tres realidades que terminaron por converger en esa tarde-noche de súper acción. Por un lado la necesidad forzosa de cerrar con el FMI para calmar la inestabilidad de los mercados, aunque el precio fuera enfrentar la incertidumbre de la salida del cepo y aceptar una amplitud de las bandas de flotación más anchas que la que hubiesen deseado”. Las otras realidades para el columnista de La Nación son la necesidad de encontrar: “(…) un punto de apoyo desde el cual relanzar una gestión que sufrió una erosión visible en los últimos dos meses y medio. La inflación, el dinamizador de la narrativa transformadora de los libertarios sufrió ese mismo viernes un retroceso grave, al instalarse en el 3,7%. Más allá de las explicaciones técnicas, sectores de consumo clave retomaron una dinámica alcista y eso amenazaba con quitarle brillo al principal logro de la gestión”. Y, por último, encontrar un horizonte ante la nueva estabilidad mundial abierta por las medidas de Trump. Para Liotti, ese horizonte es abrazarse al presidente norteamericano, agregamos nosotros, aceptando las reglas de ese bilateralismo desigual en esencial por la relación de un país imperial y otro semicolonial. Desde la usina de los Mitre este columnista también se pregunta, con dudas sobre esta estrategia: “¿es momento de seguir bajando barreras cuando el mundo se parapeta frente a la ofensiva de Washington?”.

La comunicación del fracaso, obviamente envuelta en una narrativa de gloria para el gobierno de La Libertad Avanza, alimenta más contradicciones a futuro por lo que significa en sí lo acordado con el FMI y lo que puede traer como epifenómeno el nuevo esquema cambiario, sumado al nuevo proceso inflacionario en marcha.

El recetario del Fondo y los dolores de cabeza para Milei

Siendo concretos, Diego Cabot e Ignacio Grimaldi, enumeraron de la siguiente forma la hoja de ruta que impusieron los burócratas de Washington para cerrar el acuerdo número 23 con Argentina. Los periodistas de La Nación, destacando la tarea que hizo el ejecutivo para las consideraciones del equipo del FMI, escriben: “Para decodificar el asunto: vale mucho lo que se hizo y eso valió unos cuantos miles de millones de dólares en efectivo. Ahora, falta mucho más. Y ese camino, que ya es conocido por los negociadores argentinos, no sale de los puntos que siempre se colocan en cada uno de los acuerdos. En este caso, ese listado está compuesto por reformas impositiva, laboral y previsional; mantener la baja de subsidios a la energía; apuntalar el gasto social; quitar el cepo definitivamente; acelerar las privatizaciones; consolidar la desregulación de la economía; sancionar una ley de ética pública y, finalmente, mantener la motosierra encendida”.

Este mapa político, sin embargo, para Leandro Renou, periodista económico de Página 12, se logró tras una negociación que, claramente, perdió al explicar que: “Según detallaron a Página I12 fuentes de la negociación, el equipo económico quería un techo de las bandas de flotación mucho más bajo, pero el FMI le torció la mano y lo puso entre la espada y la pared: “es 1400 pesos o no está la plata, si no es ése el número se van a quemar todas las reservas que les damos para parar corridas”. Es que, en realidad, como relatan los que negociaron, la banda de flotación es un espejismo: lo que el Fondo pidió imponiendo el techo de 1400 es una devaluación a ese precio. No hay segundas lecturas si se conocen los acontecimientos como realmente ocurrieron”. Es el precio de la divisa lo que destaca Horacio Verbitsky, entre tantos otros, el que va a fogonear la inflación. Por eso, según el creador del Cohete a la Luna, Milei buscará, de manera muy dificultosa, a través de su relación con Estados Unidos, tratar de aminorar las consecuencias. Por las reuniones con Scott Bessent, concluye: “En esas conversaciones explorarán “las maneras en que nuestras naciones pueden profundizar aún más nuestra vital relación económica”. Esas últimas líneas son inquietantes, porque aluden a las condiciones que Estados Unidos podría imponer a cambio de su apoyo y con qué argumento disimular que el primer paso es una nueva devaluación, con su inevitable reflejo inflacionario y el posible efecto electoral”.

A esta contradicción, también hay que sumarle las que destacó Eduardo Van Der Kooy. En su panorama político resalta, haciendo un parangón con la gestión de Cambiemos, que: “Valen las salvedades. Aquel gobierno tenía una desacople fiscal que no muestra en este tiempo el de Milei. Entre el aporte del organismo (US$ 15 mil millones en el primer semestre de un total de US$ 20 mil millones) y el de bancos internacionales, el Central dispondría en lo inmediato de alrededor de US$ 18 mil millones para fortalecer las reservas. La contabilidad presente registra US$ 10 mil millones negativos. Es decir, quedarían cerca de US$ 8 mil millones disponibles para hacer frente a la posible demanda de la moneda estadounidense. No se trata de un poder de fuego despreciable. Tampoco en esta Argentina de ninguna garantía”. Y también agrega: “La ayuda del FMI multiplicará el endeudamiento de la Argentina”. Pareciera que, por lo dicho por el periodista de Clarín, la “fase 3” del plan no difiere a las anteriores. Entendiendo que el ajuste de la motosierra lo pagó la población que dejó de consumir, durante los últimos 5 meses, alimentos necesarios para una vida saludable, ahora tendrá que costear las consecuencias de las reformas propuestas por el FMI. En síntesis, Milei, con el nuevo préstamo, acrecentó las penurias argentinas potencialmente sin dejar de pensar que, en la brevedad pueda, si no se encuentra con un lunes negro, tener un puente que, con suerte, lo haga llegar a octubre con una paz ruidosa.

La fase 3 y la calle

En El Destape, Diego Genoud escribió: “La fase 3 que promociona el gobierno es en realidad el fin del esquema que le permitía a Milei alinear el ánimo de especuladores y asalariados. Desde ahora y como nunca, la polarización será entre sectores sociales”. Y sumó: “Aunque el oficialismo y sus satélites pretendan ignorarlo, el paro sintonizó con el estado de ánimo de las víctimas del modelo y significó algo muy concreto en un momento en la antesala de un nuevo ciclo de endeudamiento externo. Tuvo apoyo en los sectores bajos frente a un gobierno de explícita orientación empresaria. Hay un sujeto social en busca de representación, casi huérfano”.

Es la dinámica más prístina que se puede pronosticar por la esencia del programa que el Fondo tiene para Argentina. La polarización social, en este momento de Milei, probablemente tenga un camino ascendente. El paro general mostró la adhesión de los trabajadores, más allá de que, como se denunció desde este medio durante la semana, los dirigentes sindicales, en muchos casos, jugaron a boicotear la medida. La UTA fue el caso testigo, pero sobran otros en donde tardaban en dar anuncio de la medida de fuerza.

Son estos elementos, junto con la orfandad política, en un proceso de desintegración del peronismo, ocupado en sus disputas de aparato, los que encuentran una gran masa social dispuesta a pelear pero sin dirección. Es, a la vez, oportunidad a variantes como las que propone el MST en el FIT-Unidad, para avanzar en la conformación de una fuerza que se contraponga al modelo mileista con una alternativa anticapitalista y socialista.Seguramente, con el correr del tiempo, veremos los resultados del nuevo acuerdo y la dinámica social que despertará. No hay que descartar que Argentina pueda, al igual que Trump, poner en jaque al mundo viejo. Es probable que las instituciones que surgieron al calor de la conferencia de Bretton Woods y el viejo globalismo sean impugnadas. Centralmente el FMI. Pero no por la adhesión de Milei a Trump, sino por la bronca general que puede despertar hundir en peores condiciones de vida a sectores de trabajadores. No hay más fondo que se pueda aceptar y para eso hay que expulsar al FMI.

  1. ¿Milei 2025 es Macri 2017 o 2018?. Jorge Fontevecchia – Perfil (13-4-2025)
  2. A todo o nada, la apuesta inevitable de Milei. Jorge Liotti – La Nación (13-4-2025)
  3. Ídem
  4. Ídem
  5. Reservas, privatizaciones y reformas: el FMI y una hoja de ruta a pedido de Milei. Diego Cabot e Ignacio Grimaldi – La Nación (13-4-2025)
  6. Cómo el FMI obligó a Milei y Caputo a devaluar. Leandro Renou – Página 12 (13-4-2025)
  7. LA RESACA. Horacio Verbitsky – El Cohete a la Luna (13-4-2025)
  8. La urgencia de Milei por reinventarse. Eduardo Van Der Kooy – Clarín (13-4-2025)
  9. La segunda devaluación de Milei y el loop de la fiesta para pocos. Diego Genoud – El Destape (13-4-2025)
  10. Ídem

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