Newell’s Old Boys se consagró campeón del Torneo de Primera División 2025 del fútbol femenino tras vencer 1 a 0 a Rosario Central en el clásico rosarino. El golazo de tiro libre de Mariana Larroquette le dio al club su primer título de la era profesional. Una victoria histórica que marca un hito: es la primera vez que un equipo del interior del país se queda con el campeonato de Primera.
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— Newell's Femenino (@NewellsFem) May 16, 2025
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Una final histórica
Este título no solo representa el primer campeonato de liga para Newell’s en la era profesional, sino que también marca un hito al ser el primer equipo del interior del país en coronarse en la máxima categoría del fútbol femenino argentino.
El equipo dirigido por Leandro “Toti” Iglesias alcanzó los 40 puntos en 15 partidos, con 13 victorias, 1 empate y solo 1 derrota, superando ampliamente a sus competidores. Este logro se suma a la reciente conquista de la Copa Federal, donde Newell’s venció a Boca Juniors en la final.
La destacada actuación de Mariana Larroquette, con experiencia internacional y en la Selección Argentina, fue fundamental para este éxito.
Este campeonato de Newell’s desafía el centralismo histórico del fútbol argentino, dominado por clubes porteños, y resalta la necesidad de una distribución más equitativa de recursos y apoyo institucional para el desarrollo del fútbol femenino en todo el país.
Las contradicciones del Fútbol Femenino
El título de Newell’s no solo es un logro deportivo, sino también un llamado de atención sobre las desigualdades estructurales que persisten en el fútbol femenino argentino.
El mérito deportivo de este triunfo es incuestionable. Sin embargo, detrás de los festejos hay otra historia: la de la precariedad, el ajuste y el desfinanciamiento que atraviesan las jugadoras incluso en los equipos que logran la gloria.
El mismo Newell’s, por ejemplo, llegó a la final de la Copa Federal sin entrenador, sin cuerpo médico y con serias falencias logísticas. Las propias futbolistas tuvieron que resolver problemas que deberían cubrir mínimamente las instituciones. Larroquette, la referente del plantel, lo dejó claro al terminar la Copa Federal: “Cuando se logran cosas, aparece todo el mundo a sacarse fotos. Pero cuando hay que estar, muchas veces no están.”
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El caso de Newell’s, entonces, no es una excepción luminosa sino un reflejo de las contradicciones del presente del fútbol femenino: una disciplina que crece a fuerza de talento, esfuerzo y voluntad, pero que sigue siendo empujada al abandono por parte de muchos clubes y organismos. El título llegó en un año donde equipos como Excursionistas, Estudiantes de Caseros y UAI Urquiza decidieron bajarse de la competencia por falta de presupuesto.
El centralismo porteño, la falta de inversión real, los entrenamientos en horarios y espacios indignos, los contratos compartidos o inexistentes, y la ausencia de estructuras profesionales siguen siendo moneda corriente. Y si eso ocurre en los clubes más exitosos del interior, ¿qué queda para el resto?
Newell’s es campeón, sí. Pero también es prueba de que las jugadoras logran lo imposible a pesar de las condiciones que les imponen. Que la pelota siga rodando depende de ellas. Y de que, de una vez por todas, se decida invertir en serio.